Traducido para Rebelión por Germán Leyens
«ADORO MI TRABAJO.»
Associated Press informó que el general de división Richard Natonski, comandante de la 1ª División de Marines en Faluya, «describió una pequeña pieza sin ventanas y con sólo una puerta. Dentro había dos colchones delgados, esteras de paja cubiertas de sangre. También había un ordenador, discos de ordenador, y una silla de ruedas en «la que creemos que [cautivos] eran atados y movidos». También dijo que «las fuerzas de EE.UU. encontraron y liberaron a un iraquí que había estado encadenado a una pared y golpeado por sus captores». Horrible.
Igual que en la bahía de Guantánamo y Abu Ghraib y en incontables otras cámaras de tortura en todo el mundo dirigidas por salvajes anónimos en nombre de la libertad de Bush.
Y una revelación más: «Unos 600 insurgentes han sido matados desde el comienzo de la batalla de Faluya el lunes por la noche, dijo el ejército de EE.UU. el jueves… El ejército no poseía información sobre la cantidad de civiles muertos o heridos». (AP, 11 de noviembre.) ¿Por qué diablos no lo saben? ¿No basta ya de esta basura de los militares cuando dicen «No contamos las víctimas»? Alardean de cuántos matan, pero no incluyen, claro, a los civiles. Pero hay un motivo más por el que no cuentan las víctimas civiles:
«Contempló horrorizado cuando una familia de cinco fue matada a tiros [por la tripulación de un helicóptero artillado] mientras trataban de cruzar [el río para escapar de Faluya].»
Sin duda la madre, el padre y los niños que fueron asesinados en el río fueron incluidos en la cantidad de guerrilleros matados en Faluya. Pero la descripción de primera mano desde el lugar provino de un aterrorizado fotógrafo de AP que estaba a orillas del río. No provino de un reportero empotrado, incapaz de expresar una palabra sin que sea examinada por los censores del ejército (no porque él o ella pudieran traicionar vitales secretos militares, sino porque podrían revelar la verdad – aunque ocurre que la verdad termina por aparecer).
El periodista de AP vio los asesinatos, la atrocidad, porque él mismo iba a tratar de nadar a través del río para escapar del infierno creado por la guerra relámpago de EE.UU. que destruyó la ciudad de Faluya. Entonces vio los resultados de los tranquilos, serenos, desquiciados, francotiradores militares de EE.UU. y dijo: «Todavía pude ver a algunos francotiradores de EE.UU. listos para dispararle a todo el que tratara de nadar».
Ahora bien, eso es, a TODO, a todo el/la «que tratara de nadar», que estuviera desesperado/a por escapar de la destrucción de su casa por los gallardos jugadores de vídeo aéreo que lanzan bombas como si se tratara de confeti explosivo. Esos francotiradores que apoyan la libertad de Bush dispararán y matarán a cualquiera – no importa si es viejo o joven, apto o inválido, hombre o mujer. Esa gente mata a todo el que se mueve.
Hay un ítem en el periódico británico Daily Telegraph del martes, un diario que apoya fervientemente a Bush y a la guerra de Bush y Blair contra Irak, pero que tiene la decencia de publicar informaciones de su corresponsal que ve la destrucción de Faluya:
«El capitán Kirk Mayfield, comandante de los Phantom, pidió fuego del equipo de morteros de su destacamento. Pero el sargento Anyett no quería esperar. «Óyeme, dame el rifle de precisión. Yo los liquido – Soy de Alabama.»
Pasan dos minutos. «Se están enterrando», gritó el sargento Anyett desilusionado. Una docena de fuertes estruendos hacen vibrar el cielo y sale humo cuando los morteros dan en las coordenadas mencionadas por el sargento.
«Bravo», grita. «Evaluación del daño en la batalla – nada. Se acabó el edificio. Tengo mis muertos. Voy bajando. ¡Adoro este trabajo!»
¿Adora su trabajo? ¿»Tengo mis muertos»? ¿Adora matar gente? ¿Puede ser verdad? ¿Es una persona real? ¿Puede ser un ser humano?
Yo porté uniforme militar durante 36 años y serví en tres sitios en los que hubo algunos disturbios e incluso una modesta cantidad de disparos en ambas direcciones: Chipre, durante la «Emergencia», Borneo en Malaisia cuando Indonesia estaba tratando de invadirlo; y Vietnam, donde patriotas nacionalistas trataban de unificar su país. Y durante todo mi servicio jamás escuché a un soldado diciendo que adoraba matar gente. Además de todo lo demás (quiero decir cosas extrañas como moralidad, dignidad y decencia), habría sido considerado extraño que alguien llegara a pensar algo semejante. Si alguien hubiese dicho que adoraba matar gente habría terminado muy pronto en manos de los psiquíatras, el equipo psicológico, que habrían garantizado que se le sacara del ejército y que le aplicaran un tratamiento intensivo en un hospital tranquilo y benévolo hasta que recuperara su sanidad y estuviera listo para volver a la raza humana.
El propósito de los soldados (y de los que sirven en las fuerzas aéreas y navales) es defender a su país. Para hacerlo, a veces tienen que matar a enemigos identificables de su país, y los valores y actitudes militares requieren que esto sea hecho eficiente y desapasionadamente y de acuerdo con las Convenciones y Protocolos de Ginebra. Matar a otro ser humano es contrario a todos los principios de la civilización, así que los soldados se ven, hasta cierto punto, desgarrados entre su tendencia a la compasión natural y el ejercicio legal de la brutalidad terminal. Es esencial que un soldado no vacile en su deber – y, en todo caso, si alguien te dispara es normal que devuelvas el tiro. Pero esto se hace sólo en circunstancias de crisis extraordinaria y extrema y cuando ocurre no es causa de placer o júbilo. El único júbilo viene después, cuando te das cuenta de que sigues vivo. (Entonces, si eres normal, se emborrachas a fondo y te portas como un idiota feliz durante un rato.) Pero que un soldado se frote las manos regocijado por haber matado a alguien es obsceno. Los terroristas están felices cuando matan gente: mientras más gente matan, más se extasían. Y adoran su trabajo. Pero son terroristas, no soldados de la mayor democracia del mundo.
¿»ADORO MI TRABAJO»? – ¿Qué clase de robots asesinos está produciendo el sistema militar de EE.UU. en sus Marines y en su ejército?
El informe del Daily Telegraph continuó: «El teniente Jack Farley, oficial de los marines de EE.UU. llegó rápidamente a comparar los resultados con los Phantom. «A ustedes, muchachos, les toca todo lo divertido», dijo. «Es como un juego de vídeo».»
2ADORO MI TRABAJO»
«A USTEDES LES TOCA TODO LO DIVERTIDO»
«ES COMO UN JUEGO DE VÍDEO»
Son individuos en un estado de demencia inquietante. Necesitan tratamiento de urgencia. No son soldados genuinos, porque los soldados auténticos tienen un espíritu orgulloso que incluye la compasión. Estos cretinos son fanáticos sedientos de sangre cuyo comandante-en-jefe, un despreciable cobarde que eludió su servicio militar, que evitó el combate cuando su país estaba en guerra, alienta a cometer crímenes de guerra.
El teniente Farley dice que todo es «como un juego de vídeo». Tal vez, así lo sea en su caso.
Sólo unas pocas de las atrocidades de EE.UU. en Faluya han sido registradas de primera mano. Esta descripción proviene de una secuencia del pool de vídeo de ABC. No ha sido amañada; no podría haber sido inventada. «Un poco de color vívido sobresalía en una de las calles grises de la ciudad, cubiertas de escombros – un vestido rosa sobre el cuerpo de una pequeña doblada al lado del bordillo de la acera». Desde luego era sólo una niñita. Así que valía la destrucción de una ciudad. Pero Rumsfeld y todos los generales nos dijeron que no se dañaría a los civiles. Seguro que no. A las familias se les dijo que salieran de la ciudad – como si lo hubieran podido hacer, cuando las fuerzas de EE.UU. no permitían que cualquier padre entre veinte y cuarenta pudiese salir. Pero sonaba bien para la gente que mira Fox News.
* * *
El 16 de noviembre el Washington Post señaló que «en el vídeo, mientras la cámara entraba en la mezquita [en Faluya] se podía oír a un Marine gritando obscenidades en el fondo, gritando que uno de los hombres sólo pretendía estar muerto. El vídeo pasó entonces a mostrar a un Marine levantando su rifle hacia un prisionero tirado en el suelo de la mezquita. El vídeo transmitido por NBC y suministrado al pool de la cadena fue borrado en ese instante y no mostró cuando la bala dio en el hombre. Pero se escuchó el tiro. La porción borrada de la banda de vídeo, suministrada posteriormente a Associated Press Television News y a otros miembros del pool de la cadena, mostró la bala dando en la parte superior del cuerpo del hombre, probablemente su cabeza. Su sangre salpica el muro y su cuerpo se relaja».
«ADORO MI TRABAJO».
En Irak están ocurriendo cosas horribles en nombre de la ‘libertad’ de Bush y de la ‘liberación’ de Bush y de la ‘democracia’ de Bush. De algunas sabemos porque alguien con conciencia estuvo presente cuando se cometieron algunas atrocidades. Son crímenes de guerra, pero jamás serán castigados, porque los conquistadores siempre escapan a la justicia. Lo aterrador, pero extremadamente verosímil, es la actitud de marines que justifican la acción del animal que asesinó al iraquí herido. Nadie se avergüenza y no hay la menor evidencia de un indicio de humanidad. Al contrario, Michael Gregory de Reuters informó sobre las palabras del sargento de Marines, Nicholas Graham, de 24 años, de Pittsburgh, Pensilvania: «Yo también hubiese matado al insurgente. Dos tiros a la cabeza. No se puede confiar en esta gente. Él [el asesino] no debería ser investigado. No hizo nada malo».
No puede sorprender que los militares de EE.UU. sean detestados, temidos y despreciados en todo Irak y en gran parte del resto del mundo.
Y cuando oímos hablar del próximo iraquí que es asesinado podemos encogernos de hombros y decir del criminal lunático que lo mató: «Oh, bueno, adora su trabajo. Es como un juego de vídeo».
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Brian Cloughley escribe sobre asuntos militares y políticos. Su contacto es a través de su sitio en la red: www.briancloughley.com
http://www.counterpunch.org/cloughley11182004.html