Recomiendo:
0

La guerra sucia de los EE.UU. en el origen del Estado Islámico

Fuentes: Rebelión

Desde el momento en que los EE.UU. dieron por finalizada la guerra de Irak y este país pasó a ser un protectorado, las decisiones que se tomaron desde Washington respecto a las políticas a seguir en el país árabe tuvieron como uno de sus ejes principales la separación y el enfrentamiento entre las principales comunidades […]

Desde el momento en que los EE.UU. dieron por finalizada la guerra de Irak y este país pasó a ser un protectorado, las decisiones que se tomaron desde Washington respecto a las políticas a seguir en el país árabe tuvieron como uno de sus ejes principales la separación y el enfrentamiento entre las principales comunidades que formaban el estado iraquí. Los 3 grupos étnico-religiosos más importantes eran los formados por los chiíes, los suníes y los kurdos.

El «cónsul» Paul Bremer, jefe ejecutivo de la Autoridad Provisional de la Coalición sería el encargado de poner en marcha estas políticas [1]. La «des-Baathificación», o eliminación de todo rastro que pudiese quedar del partido del derrocado Saddam Hussein, se convirtió en la piedra angular de su administración y condujo a la exclusión de la comunidad suní. Así, la nueva administración se formó casi exclusivamente con integrantes de la comunidad chií y se procedió a la disolución del ejército y las fuerzas de seguridad que, en su mayor parte, estaban formados por suníes. Una de las primeras consecuencias de esta disolución fue que, de la noche a la mañana, miles de suníes con formación militar quedaron sin empleo. Muchos de ellos pasarían mas tarde a formar parte de la resistencia o de distintas células yihadistas precursoras de Al Qaeda-Irak y del Estado Islámico.

El ejército y la policía fueron sustituidos por distintas milicias sectarias chiíes. Y aquí entraría en escena el sustituto de Bremen, John Negroponte [2]. Nombrado en 2004 embajador de los EE.UU. en Irak había ocupado el mismo cargo en Honduras entre 1981 y 1985 donde fue el principal responsable de la organización de la Contra nicaragüense y de los «escuadrones de la muerte» que asolaron Centroamérica esa década [3].

Junto a Negroponte fue enviado uno de sus antiguos colaboradores en Centroamérica, el coronel James Steele, ya retirado, que entre 1984 y 1986 había estado al mando del MilGroup de las fuerzas especiales de los EE.UU. [4]. Este grupo de 55 asesores entrenó a batallones del ejército salvadoreño acusados de «violaciones extremas de derechos humanos» en la guerra sucia que desataron contra la insurgencia y, sobre todo, contra la población civil salvadoreña [5].

Steele llegó a Baghdad como enviado especial del Secretario de Defensa Donald Rumsfeld a quien remitía personalmente sus informes. En la capital iraquí se encargaría de la selección y el entrenamiento de miembros de las dos milicias chiíes más importantes, las Brigadas Badr y el Ejército Mahdi [6], para conformar unidades especiales contrainsurgentes. Estas unidades comenzaron una «guerra sucia» contra la resistencia que se estaba formando y contra la población suní en general y entre ellas destacaron los Comandos Especiales de la Policía formados por unos 5.000 hombres bajo la supervisión directa del ex-coronel Steele [7].

Como elemento indispensable en toda guerra sucia, crearon una red de centros de detención ilegales formada por unos 15 de estos agujeros negros a lo largo de todo el país [8] y a donde fueron llevados miles de iraquíes acusados de pertenecer a la resistencia suní, muchos de ellos entregados por el propio ejército de los EE.UU.

No se preocuparon de ocultar lo que allí ocurría sino que lo hicieron público y visible. Crearon un reality-show para la televisión con las grabaciones que en estos centros se hacía de los detenidos y que emitían en horario de máxima audiencia. Un hecho insólito. Una de las pocas explicaciones posibles es que no se trataba tanto de generar terror por la desaparición y el asesinato de miembros de la comunidad en centros fuera de cualquier control, como hicieron en Centroamérica, sino de generar odio por la humillación pública de las víctimas, la gran mayoría suníes.

El programa que emitía la cadena de televisión Al Iraquiya, financiada por los EE.UU., lo titularon «El terrorismo, presa de la justicia» y en él se veía a los detenidos «temblando ante la cámara, tartamudeando y mirando al suelo mientras confesaban todo tipo de cosas desde asesinatos por encargo hasta sodomía». En uno de los programas «un antiguo policía con los dos ojos morados confesaba haber matado a otros dos oficiales de policía en Samarra; unos días después de la emisión, su familia declaró a la prensa que les había sido entregado su cuerpo» [9].

El propio ex-coronel Steele concedió una entrevista en uno de estos centros de detención, el establecido en la antigua biblioteca de Samarra. El fotógrafo y el reportero del New York Times que lo entrevistaron declararían después:

«Estábamos en una habitación de la biblioteca cuando miro alrededor y veo sangre por todas partes».

«Durante la entrevista se empezaron a escuchar gritos terribles, alguien gritaba: ¡Alá, Alá, Alá! Pero no era como en éxtasis religioso, esos gritos eran de dolor y terror» [10].

La violencia y los abusos de derechos humanos cometidos en estos centros y, en general, por las unidades contrainsurgentes dieron un salto cualitativo cuando en mayo de 2005 se informó por primera vez de la aparición de decenas de cuerpos en descampados de los alrededores de Baghdad, la mayoría con las manos atadas a la espalda y con signos de haber sufrido terribles torturas y mutilaciones [11]. A partir de esa fecha, prácticamente a diario fueron apareciendo cadáveres llegando a contabilizarse unos 3.000 cuerpos al mes en los momentos de mayor actividad de estas unidades contrainsurgentes creadas al amparo de la ocupación estadounidense [12].

Esta violencia inusitada en contra de la comunidad suní y que se sumaba a las torturas generalizadas que en cárceles como la de Abu-Ghraib infringía el propio ejército estadounidense, generaron el caldo de cultivo perfecto para que con el asesoramiento y la financiación de Arabia Saudí surgiesen numerosas células terroristas. Arabia Saudí, el mayor aliado de los EE.UU. entre los países árabes, estuvo además reclutando combatientes para ellas por los distintos países musulmanes [13]. Estas células, que posteriormente confluirían en Al Qaeda, ya no tenían únicamente como objetivo la resistencia contra el ejército ocupante sino que enfocaron su actividad en contra de la población chií con atentados en mezquitas y lugares públicos donde se congregaban los miembros de esta comunidad. Así, tras una serie de más de una docena de atentados llevados a cabo en un solo día, el 14 de septiembre de 2005, y que dejaron un balance de más de 160 muertos, el entonces líder de Al Qaeda-Irak declaraba la guerra total a la comunidad chií [14].

5 meses después, el atentado contra la mezquita Al Askari, de gran significado para los chiíes, que destruyó su cúpula dorada pero que, curiosamente, no produjo víctimas mortales, marcaría lo que muchos analistas consideran el inicio de la guerra civil iraquí [15]. A partir de ese momento el enfrentamiento sectario entre las dos comunidades religiosas entró en una espiral de violencia imposible de frenar.

Los EE.UU. propiciaron, por un lado, el empoderamiento de las milicias chiíes y su instrucción en técnicas de guerra sucia mientras, por el otro, sus aliados apoyaban y financiaban el surgimiento de Al Qaeda-Irak proporcionándole armas y combatientes hasta convertirla en la fuerza predominante de la oposición suni. Convirtieron una lucha contra la ocupación estadounidense en una guerra civil entre suníes y chiitas que supuso la partición de facto del país.

Unos años más tarde Al Qaeda-Irak pasó a actuar en Siria donde, tras una escisión, dio origen al Estado Islámico y al Frente Al-Nusra. El enfrentamiento entre sí de estas dos fracciones así como con el Gobierno sirio y las milicias kurdas ha llevado a la división de Siria. Esta política de apoyar a distintas facciones que controlan una parte del territorio para enfrentarlas entre sí hasta conseguir la división del país en enclaves más pequeños ha sido aplicada no solo en Siria y en Irak sino también en Afganistán, Libia y Sudán.

Es lo que la Secretaria de Estado norteamericana Condoleeza Rice definió como «caos creativo» encaminado al establecimiento de un «nuevo Oriente Medio» [18]. Se trata de conseguir redibujar el mapa y las fronteras de la zona más rica en recursos energéticos del planeta conforme a los intereses de la potencia hegemónica mundial aunque para ello haya que hundir a los países de la zona y sus poblaciones en una guerra atroz y permanente.

Notas

1.  De hecho, Paul Bremer sustituyó al primer jefe de la Autoridad provisional de la Coalición, Jay Gardner, por las reticencias de éste último a aplicar la «des-Baathificación». https://es.wikipedia.org/wiki/Autoridad_Provisional_de_la_Coalici%C3%B3n

2. https://en.wikipedia.org/wiki/John_Negroponte

3. Existen innumerables evidencias de la implicación de John Negroponte en la guerra sucia desatada en Centroamérica durante los años 80.

En 1995 a petición del Baltimore Sun se desclasificaron numerosos documentos que describen la implicación del Batallón 316 del ejército hondureño entrenado por la CIA en el secuestro, tortura y asesinato de cientos de hondureños y el conocimiento que de ello tenían las autoridades norteamericanas. http://www.baltimoresun.com/news/maryland/bal-negroponte5-story.html

Este y otros episodios en los que se detalla la actuación de John Negroponte en Honduras en: Stephen Kinzer , «Our man in Honduras», The New York Review of Books, 20-Sep-2001. http://www.nybooks.com/articles/2001/09/20/our-man-in-honduras/

4.  Su descripción en Wikipedia comienza con la frase:

«El coronel James Steele es un veterano de las «guerras sucias» en Centroamérica, durante las cuales entrenó comandos contra-insurgentes que cometieron abusos extremos de Derechos Humanos.» https://en.wikipedia.org/wiki/James_Steele_%28US_Colonel%29

5. Mohna Mahmood, Maggie O’Kane, Chavala Madlena y Teresa Smith, «Revealed: Pentagon’s link to Iraqi torture centres», The Guardian, 06-Mar-2013. http://www.theguardian.com/world/2013/mar/06/pentagon-iraqi-torture-centres-link

Steele fue acusado por el congresista norteamericano Kucinich de desarrollar «un plan en El Salvador bajo el cual decenas de miles de salvadoreños desaparecieron o fueron asesinados, incluyendo al Arzobispo Romero y cuatro monjas norteamericanas.» «American Accomplice of Terrorist Linked to Death Squads in Iraq». http://rense.com/general72/aam.htm

6. Dahr Jamail, «Managing Escalation: Negroponte and Bush’s New Iraq Team», AntiWar.com, 09-Ene-2007. http://antiwar.com/jamail/?articleid=10289

7. David Corn, «From Iran-contra to Iraq», The Nation 06-May-2005. http://www.thenation.com/article/iran-contra-iraq/

8. El General Muntadher al-Samari del ejército iraquí declaró: «El Ministerio del Interior tenía 14-15 prisiones, eran secretas, nunca declaradas. Pero los altos mandos norteamericanos y los líderes iraquíes estaban al tanto de todo lo que allí ocurría: mutilaciones, asesinatos, torturas. Las más horrendas formas de tortura que yo haya visto.» http://www.abc.net.au/news/2013-04-02/searching-for-steele/4606214

Este artículo está basado en el reportaje-documental «Searching for Steele» producido por la BBC y The Guardian. http://watchdocumentary.org/watch/searching-for-steele-video_2d7437517.html

9. Peter Mass, «The Salvadorization of Iraq?», The New York Times Magazine, 01-May-2005. http://www.petermaass.com/articles/the_salvadorization_of_iraq/

10. Peter Mass y Gilles Peres fueron el reportero y fotógrafo que realizaron la entrevista. Sus declaraciones se pueden encontrar en: Peter Mass , «The Salvadorization of Iraq?». «Searching for Steele». Documental realizado por Mohna Mahmood, Maggie O’Kane, Chavala Madlena y Teresa Smith. Mohna Mahmood, Maggie O’Kane, Chavala Madlena y Teresa Smith, «Revealed: Pentagon’s link to Iraqi torture centres».

11.  Max Fuller, «Crying Wolf: Media Desinformation and Death Squads in Occupied Iraq», Global Research, 10-Nov-2005. http://www.globalresearch.ca/crying-wolf-media-disinformation-and-death-squads-in-occupied-iraq/1230

12.  Mohna Mahmood, Maggie O’Kane, Chavala Madlena y Teresa Smith, «Revealed: Pentagon’s link to Iraqi torture centres».

13. Tim Anderson, «Syria and Washington’s ‘New Middle East'», Global Research, 28-Nov-2015. http://www.globalresearch.ca/syria-and-washingtons-new-middle-east/5491908

14. En Wikipedia: https://en.wikipedia.org/wiki/Tanzim_Qaidat_al-Jihad_fi_Bilad_al-Rafidayn

15. Aunque el atentado no produjo víctimas mortales, tras él se desató una ola de violencia en represalia por parte de las milicias chiíes y escuadrones de la muerte. Según denunciaron posteriormente familiares y allegados, fueron deteniendo ciudadanos suníes que posteriormente aparecían muertos. En el plazo de una semana aparecieron más de 1.300 cadáveres y más de 100 mezquitas fueron quemadas. Ellen Knickmeyer and Bassam Sebti, «Toll in Iraq’s Deadly Surge: 1.300», Washington Post, 28-Feb-2015. http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2006/02/27/AR2006022701128.html

16. https://en.wikipedia.org/wiki/Abu_Bakr_al-Baghdadi

17. https://en.wikipedia.org/wiki/Abu_Mohammad_al-Julani

18. Tony Karon, «Condi in Diplomatic Disneyland», Time, 16-Jul-2016. http://content.time.com/time/world/article/0,8599,1219325,00.html


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.