Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Ampliamente leído, respetado y galardonado comentarista sobre temas regionales, el periodista Robert Fisk, visitó hace poco nuevamente Irak. NIQASH habló con él sobre los medios iraquíes, el problema de los blogueros y por qué algunos iraquíes podrían preferir que Sadam Hussein siguiera presente.
NIQASH: Usted ha estado en Irak muchas veces en los últimos 34 años, de hecho ha presenciado algunos de los momentos más recientes y fundamentales. A su juicio, ¿cuál piensa que podría ser ahora la solución a los mayores problemas del país?
Robert Fisk: Educación, educación, educación. De todos los problemas que sufren los árabes -los problemas que no involucran potencias extranjeras- es el problema más básico que encuentro. Cuando las personas no pueden escribir sus propios nombres en árabe, algo anda mal. A fin de cuentas hay que invertir en serio en la educación. Pero en realidad, lo que pasa usualmente es lo siguiente: «Oh, ¿queréis aprender? Entonces tendréis que ir al extranjero». Por lo tanto la población nativa que no quiere irse, o no se lo puede permitir, sigue ignorando el mundo.
NIQASH: Por lo menos desde 2003 (cuando la invasión dirigida por EE.UU. derribó el régimen del exdictador iraquí Sadam Hussein), ¿es posible hablar libremente ahora?
Fisk: No estoy seguro de cuán libremente se puede hablar en Bagdad. Es algo que me dijo hace poco un amigo iraquí. Cuando uno se subía al autobús [y mantenía una conversación] bajo Sadam, uno sabía lo que no podía decir. Ahora uno no sabe lo que puede y lo que no puede decir, porque simplemente no sabe quién es el que está sentado a su lado.
Cuando llegué aquí por primera vez, Irak era un país muy próspero, bajo Sadam desde luego. Y después del caos de 2003, con los asesinatos y matanzas masivas, los iraquíes a menudo me decían: «¿queremos seguridad y dictadura? ¿O queremos libertad y anarquía? Y si uno teme que pueden secuestrar a su hijo o perder a su familia, tiende a decir que prefiere el antiguo régimen. Lo que es trágico y muy triste, pero supongo que es comprensible.
La espantosa situación permitida por EE.UU. desde 2003 -de la que Donald Rumsfeld y Paul Bremen [jefe del primer gobierno provisional de Irak después de Sadam Hussein] fueron ampliamente responsables- y la resistencia a los estadounidenses, dieron un gusto amargo a la libertad para muchos iraquíes.
NIQASH: ¿De modo que el mayor problema del país no es el sectarismo?
Fisk: Todos los gobiernos occidentales que han estado involucrados en Medio Oriente desde la Primera Guerra Mundial, han trabajado sobre la base del principio de que los gobiernos deben trabajar siguiendo un sistema sectario. Cuando llegaron [aquí] los estadounidenses establecieron un gobierno básicamente sectario.
Lo que pasa es que creamos este sistema sectario y lo llamamos democrático -de buen grado reconozco que es mucho más democrático que bajo Sadam- pero se encierra [al país] y luego se convierte en parte de la identidad nacional y no es posible salirse de él.
Considere el Líbano. Para convertirse en un Estado moderno, debe abandonar el confesionalismo. Pero si lo hiciera, el Líbano dejaría de existir. Si una sociedad es tribal, no significa que no pueda tener una sociedad civil. Pero es lo que los iraquíes tienen que hacer [crear una sociedad civil por sí mismos].
NIQASH: En comparación con cuando usted comenzó a informar desde Medio Oriente, los periodistas árabes parecen tener más que decir, y mucha más visibilidad, en los medios occidentales. Parece que tienen mucho más potencial.
Fisk: Depende del país. Por ejemplo, Egipto, bajo los británicos, tuvo una relativa libertad de prensa y los periodistas aprendieron a informar responsablemente, que no se puede imprimir simplemente el último rumor o embuste. En realidad creo que es lo que estamos haciendo ahora en Occidente, estamos copiando los peores pecados de la prensa árabe. No en papel impreso, sino en blogs, que mienten y vejan y se nutren del odio. En todo caso, nuestra información occidental es espantosa a veces, preferiría que los árabes aprendieran cómo quieren ser periodistas, con sus propias reglas.
NIQASH: ¿Podría explicarlo?
Fisk: Bueno, estamos hablando de lo que se debería enseñar a los periodistas. Pero los que deben aprender son los gobiernos a tratar a los periodistas. Los periodistas deberían cuestionar al gobierno. Y cuando cuestionan al gobierno aquí [en Irak] les dicen que son antipáticos y los amenazan.
En Gran Bretaña no nos amenazan -bueno, de algunas maneras sí- pero aquí es al gobierno al que hay que educar para que respete la prensa y las libertades de la prensa, y para que comprenda que la prensa también protege a los gobiernos.
NIQASH: A su juicio, ¿cómo se puede alentar en Irak una información más equilibrada e independiente?
Fisk: Una de las cosas que podríais hacer es ver si podéis construir un consorcio de iraquíes -tal vez los que viven en el extranjero, tal vez los que tienen dinero- que podría establecer un nuevo tipo de periódico, un periódico verdaderamente excelente, que represente a todo el país. Que se permita que ese periódico represente todos los puntos de vista y que se convierta en un foro para todos. No hay un solo periódico en todo el país que lo haga actualmente.
Pero tendría que provenir de fuera de Irak. Uno de los numerosos problemas que he encontrado en el mundo árabe es que a menudo se poner el patriotismo por encima de la libertad.
NIQASH: La pregunta de si los periodistas pueden llegar a ser verdaderamente objetivos se discute desde hace décadas. Y una discusión más reciente se ha centrado en cuánto sitio se debe otorgar a puntos de vista más extremos, solo en nombre del equilibrio, incluso cuando son evidentemente más extremos y posiblemente inexactos en cuanto a los hechos. Los informes provenientes de Siria son un buen ejemplo. ¿Qué piensa de este debate, en un contexto de Medio Oriente?
Fisk: He hablado antes de esto. Si uno informa de un match de fútbol local o de un debate gubernamental, se puede dar el mismo espacio a ambos lados. Pero los problemas principales en Medio Oriente son una tragedia sangrienta y mi punto de vista es que hay que estar prejuiciado a favor de los que sufren. Por ejemplo, no se puede otorgar siempre el mismo espacio a israelíes y palestinos. Porque Israel está ocupando Palestina. Palestina no está ocupando Israel. Hay una diferencia.
Y si se estuviera cubriendo el tráfico de esclavos en el Siglo XVIII, tampoco se daría mucho sitio a los traficantes de esclavos.
NIQASH: ¿Y qué piensa del denominado «periodismo ciudadano»?
Fisk: En realidad me gusta la frase porque implica que el periodismo se puede sacar de las manos de los corresponsales importantes, pomposos y arrogantes. Pero mi problema respecto al periodismo ciudadano es que en parte no es verídico.
Si se consideran algunas de las cosas que provienen de Siria, informes de que se ha decapitado a alguien que luego aparece en la televisión nacional. O la bloguera lesbiana de Damasco que resulta ser un hombre.
Y el periodismo ciudadano también se utiliza para alimentar el odio -blogueros que mienten o pasan todo su tiempo diciendo que otros mienten- entonces eso nos hace volver a los peores elementos del periodismo dictatorial.
Se necesita realmente una organización de tipo periodístico, y no importa si es en línea o en papel. Un gran periódico iraquí respaldado por emigrantes con las mejores técnicas de producción y fuertes, valerosos, editores, es lo que se necesita.
NIQASH: Y finalmente, ¿su consejo a los periodistas iraquíes que trabajan actualmente?
Fisk: Cuestionad a todos.
Henrik Ahrens es director de Media Academy Irak, con base en Erbil. The Media Academy presentó hace poco una conferencia de Robert Fisk, quien ha cubierto la mayor parte de los grandes conflictos en Medio Oriente y ha recibido más premios británicos e internacionales de periodismo que cualquier otro corresponsal extranjero; sigue escribiendo una columna regular en el periódico Independent del Reino Unido.
Fuente: http://www.niqash.org/articles/?id=3033
rCR