La expresión cultural auténticadel hambre es la violenciaGlauber Rocha El terrorista torturado En un artículo publicado en El País (domingo 28 de noviembre), Michael Ignatieff afirma: «La mejor película que se ha hecho sobre terrorismo -La batalla de Argel (1965), de Gillo Pontecorvo- se rodó a instancias de un terrorista». El «terrorista» en cuestión es […]
del hambre es la violencia
Glauber Rocha
El terrorista torturado
De Argel a Bagdad
Esta no es la primera vez que se trae a colación la película de Gillo Pontecorvo para hablar de la guerra de Irak. Hace unos meses, Pascual Serrano publicó un artículo (Rebelión, 10-04-04), donde se señalan los paralelismos:
«La batalla de Argel» a «La batalla de Bagdad»
Pascual Serrano
Los acontecimientos en Bagdad, e incluso los de Madrid, hacen recomendable recordar la película «La batalla de Argel». Una película que relata la lucha del pueblo argelino por su independencia (…).
En el relato se suceden los atentados contra policías franceses por parte de los activistas del FLN para continuar la escalada de violencia mediante la colocación de bombas en centros de reunión civiles, tanto por las autoridades francesas como por los militantes independentistas. Bombas en viviendas del barrio árabe de la casbah mientras sus ocupantes, incluidos mujeres y niños, duermen, bombas en restaurantes y discotecas que frecuentan los occidentales. Explosivos colocados por policías franceses que se hacen pasar por periodistas, pero también por mujeres árabes que las abandonan en cestas de la compra. (…)
La ONU, como ahora, se desentiende y no prospera ninguna resolución que ayude a encontrar una salida. La megafonía de los ocupantes franceses hace un llamamiento a la población: «Colabora con nosotros para lograr una Argelia libre y democrática, no colabores con los terroristas». Vuelve a nuestra mente la imagen de Bagdad.
Cuando los periodistas le preguntan al coronel francés Matieu por las acusaciones de tortura responde: «¿Francia debe quedarse en Argel?. Si su respuesta es que sí deben aceptar tales consecuencias necesarias». Vuelve la tozuda actualidad.
La violencia de los ocupantes genera más violencia: atentados indiscriminados contra viandantes, vehículos kamikazes contra las viviendas, hombres-bomba cuando se entregan. Familiar, ¿verdad?
Bush se interesa por Argelia
En enero del 2004, La batalla de Argel fue reestrenada en algunas salas de Estados Unidos, con un éxito inusitado. La ocasión no podía ser mejor, en pleno estallido de los escándalos por las torturas en Irak.
También en el Pentágono se han dado cuenta de lo conveniente de ver este film para comprender la situación actual. Según Bruce Hoffman, experto en terrorismo de la Rand Corporation, la oficina de Conflictos de Baja Intensidad del Pentágono vio La batalla de Argel en un pase privado en agosto del 2004.
La invitación a los altos cargos y funcionarios del Pentágono decía lo siguiente: «Cómo ganar una batalla contra el terrorismo y perder la guerra de las ideas. Niños disparan contra soldados, mujeres ponen bombas en cafeterías… Los franceses tienen un plan. Tiene éxito desde el punto de vista táctico, pero fracasa desde el punto de vista estratégico. Para entender por qué, venga a la proyección de esta película».
Según otras fuentes, la película ha sido proyectada en la Casa Blanca, en pase privado para el presidente Bush.
Lo que preocupa al Pentágono es lo siguiente: el film de Pontecorvo muestra como una victoria militar aparente es inseparable de la derrota política que acabará llevando al país a su independencia. Para Hoffman, «la película muestra que a través de la historia, sin importar el país, hay una tendencia a hacer caso omiso del silencio de los habitantes en una insurgencia» hasta que es demasiado tarde y es entonces la población civil sufre una metamorfosis convirtiéndose en «algo poderoso».
La clave es la siguiente: los rebeldes viven mezclados entre la población civil. Cuando los franceses atacan a los insurgentes, atacan a todos los argelinos, no son capaces de distinguir unos de otros. No importa que seas o no miembro de la resistencia, en cualquier momento puedes morir ametrallado por un soldado invasor, mientras estas rezando en la mezquita, o tratando de ganar unas monedas para mantener a tu familia. Bombardeos indiscriminados contra la población civil, como en Argelia, como en Indochina, como en Vietnam, como en Iraq… al final, Pontecorvo muestra las pancartas con el lema: «Argelia = FLN».
En el referéndum para la autodeterminación, celebrado en marzo de 1962, la mayoría de los argelinos votó de forma abrumadora por la independencia: 6.000.000 de votos a favor frente a 16.000 en contra.
Cine y terrorismo
¿Es La batalla de Argel «la mejor película que se ha hecho sobre terrorismo»? Si de gustos cinematográficos se trata, todos tenemos derecho a dar nuestra opinión. Alguien puede preferir L’Armée des ombres (El ejército de las sombras, 1969), el bello homenaje de Jean Pierre Melville a la resistencia francesa durante la ocupación nazi. Otros recordarán las películas políticas de Solanas, Littín o Sanginés… Podríamos incluso remontarnos a La madre (1922) de Pudovkin, una muestra de la toma de compromiso de «una madre» con la lucha armada en la Rusia pre-revolucionaria.
La mayoría de estos filmes toman partido por lo que ahora se llama «terrorismo», en un sentido romántico, incluso panfletario. Lo extraordinario del film de Pontecorvo es el perfecto equilibrio que mantiene entre la mirada documentalista y la implicación en los sucesos. No hay inocentes ni culpables, por lo menos en un sentido superficial. No se trata de un retrato de una «resistencia justa» que emplea «métodos nobles» para defenderse de un «invasor innoble». En el fondo, la batalla de Argel no es militar. Es la batalla por lograr el apoyo de la población al FLN, y esto se logra provocando una escalada represiva por parte de los ocupantes.
Pontecorvo no es en absoluto maniqueo. El mismo conocía los laberintos de la lucha de guerrillas: afiliado con 19 años al Partido Comunista italiano en 1940, ingresó dos años después en la resistencia armada y terminó mandando la Tercera Brigada de partisanos que liberó Milán de los nazis. Es decir: el mismo fue calificado como terrorista por las fuerzas de ocupación contra las que se rebeló.
Tierra en trance
Rocha definió esta estética de forma contundente:
«Nuestra originalidad es nuestra hambre, de la que proceden todas nuestras miserias. La expresión cultural auténtica del hambre es la violencia. La estética de la violencia es revolucionaria, no primitiva. En esta fase, incluso el colonizador deberá prestar atención al colonizado. Sin embargo, esa violencia no es concitada por el odio, sino por el amor, por una amor de la acción, del cambio.»
Por Abdennur Prado
Secretario de Junta Islámica
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