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La pintura que Mao no presenció

Fuentes: Rebelión

Hu Ming Purificación 1996 Alarma Invasión enemiga 2006 Enfermeras del Ejercito Rojo Del Libro Rojo a la pintura erótica tipo Playboy parece que sólo hay un paso, o dos. Si no que se lo pregunten a Hu Ming, artista china de 54 años que pasó de pintora del régimen a pintora del régimen, pero de […]



Hu Ming

Purificación 1996

Alarma Invasión enemiga 2006

Enfermeras del Ejercito Rojo

Del Libro Rojo a la pintura erótica tipo Playboy parece que sólo hay un paso, o dos. Si no que se lo pregunten a Hu Ming, artista china de 54 años que pasó de pintora del régimen a pintora del régimen, pero de otro, y sin salir de su país.

Hu Ming, hija de militares, trabajó en el ejército chino en la época de la Revolución Cultural. Allí se encargó primeramente de laborar en la biblioteca del ejército, de donde sin que sus superiores se percatasen, sustraía libros de dibujo de Miguel Ángel del que comenzó a copiar desnudos. Más tarde, la destinaron a la enfermería del campamento y como se desmayaba con tanta sangre aprovechó para cambiar por otro destino más «suave»: el tanatorio. Por lo visto no le daba tanta impresión como a los demás y siempre que podía se acercaba al lúgubre lugar (para otros evidentemente), deseosa de estudiar la anatomía humana. Ello la hizo una gran conocedora del cuerpo del hombre y la mujer, de sus curvas, recovecos y claroscuros.

Sin embargo, en la producción de Hu Ming no se ve ni un sólo hombre, ni por casualidad. Sus óleos se centran exclusivamente en cuerpos voluptuosos y poderosamente musculados de mujeres (quizás esto sí le quedó del genio capresaní muerto en Roma, de mujeres musculadas se entiende). Su dominio del dibujo anatómico es más que evidente, ocupando la centralidad de su obra. De fuerte colorido, sus cuadros evolucionaron ,como se puede ver en las imágenes adjuntas, desde un cierto surrealismo mezclado con pop-art y ecos del tradicionalismo chino, hasta, cada vez más, centrarse en lo que vendría a ser la pintura pin-up China con el sello Ming. Por lo visto en la patria de Hu Jintao, ésta, últimamente, se cotiza mejor.

Los pin-up clásicos tuvieron su auge en Estados Unidos (otrora «tigre de papel») en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial con la activación de la sociedad del hiperconsumo y el desarrollo de las técnicas de reproducción a color. Se basaban en fotos de modelos, o imágenes de chicas nacidas de la mente calenturienta del artista que quedaban siempre plasmadas ligeras de ropa en los lienzos, con amplias sonrisas concesivas y gestos provocativos. Del taller del artista pasaban al papel cuché en posters y revistas de contenido «adulto».

Realizados con pintura al óleo tanto con pinceles como con aerógrafos (más utilizados a partir de los ochenta por conseguir mejor ese aspecto más brillante, pulcro y reluciente que tanto obsesiona a los artistas de esta temática), los pin-up inundaban entornos exclusivamente ocupados por hombres que permanecían sin ver a una mujer largas horas del día o quizás varios meses o incluso años (garajes de automóviles, militares, presos, etc). Helo aquí la función que cumplían: de «compañía», por decirlo suave.

Al margen de que la obra de esta artista nacida en Beijin, pueda gustar más o menos (como pasa con todos los autores por otra parte), lo interesante es percatarnos como dice Suzi Gablick de la función social de la obra, y en este caso, sin ser malpensados, me parece que queda bastante claro que se centra en la autosatisfacción sexual personal del público-propietario (que diría John Bergen). No sólo hombres por lo que parece. Los/las mecenas de Ming se encuentran entre esa nueva estirpe enriquecida de consumista «clase media» y ricos capitalistas chinos (con y sin carnet del Partido). La pintora cambió el público, el nuevo es más rentable. Llegados a este punto una morbosa pregunta recorre mi mente: ¿Qué pensaría el viejo Mao si volviese de excursión a la nueva China? Quizás le diese un infarto y seguro, no llevaría ni Mastercard ni Visa para pagarse los nuevos hospitales privados del gigante país oriental.

* Jon Juanma es el seudónimo artístico/revolucionario de Jon E. Illescas Martínez, artista plástico, analista político y teórico del socialismo.


Enlace al blog del autor: http://jonjuanma.blogspot.com/

Para contactar con él: jonjuanmaARROBAgmail.com