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La quiebra moral del ‘triángulo de las Azores’

Fuentes: Comité de Solidaridad con la Causa Arabe

El ex presidente del gobierno español, José María Aznar, concedió una entrevista al diario israelí The Jerusalem Post en la que acusaba a Europa en el conflicto palestino-israelí de ‘intransigencia’ al apoyar el exceso a los palestinos. Este hecho provoca el siguiente artículo de uno de los traductores habituales de CSCAweb, de nacionalidad palestina y residente en nuestro país desde hace años

Desde aquella tarde de marzo del 2003 en que desde las islas portuguesas de Azores se asomaron en una rueda de prensa los tres componentes del triángulo formado por Bush, Blair y Aznar, junto a su anfitrión portugués el sr. Barroso, y donde se anunció la proximidad de la agresión contra Iraq sin autorización explícita del Consejo de Seguridad de la ONU, no han parado de suceder los acontecimientos que, en su día, muchos analistas árabes e internacionales advirtieron que iban a acaecer, desenmascarando a la vez las verdaderas intenciones de una guerra más del capitalismo salvaje que siempre ha menospreciado el valor de la vida frente al valor de sus vitales intereses económicos.

Sin embargo, y pesar de la demostración objetiva y fehaciente de que todo lo que dijeron los tres en aquella rueda de prensa era, como mínimo, una serie de despropósitos y un cúmulo de mentiras que a estas alturas han caído por su propio peso, estos innombrables políticos que emprendieron una guerra que sigue cosechando a diario vidas humanas siguen protagonizando la acción política en sus respectivos países, bien sea de forma directa o indirecta, como es el caso de Aznar, como si no pasara nada y sin que nada ni nadie, hasta ahora, tratara seriamente, de llevar ante un Tribunal de Justicia, a estos tres responsables de los crímenes contra la humanidad que, desde hace más de dos años, no han hecho más que llevar la muerte y la destrucción a un país árabe, desestabilizando la seguridad en todo Oriente Árabe y el mundo, incrementando la inseguridad económica y aumentando el precio del petróleo a niveles históricamente desconocidos hasta la fecha de hoy (pasamos de 22 dólares por barril en febrero del 2003 a más de 53 dólares actuales).

¿Quién está pagando ésta terrible diferencia en la factura del petróleo? El pueblo llano, la clase obrera de todo el mundo, las capas de la sociedad más desfavorecida por el sistema económico y social impuesto en los países capitalistas, ellos son los que están pagando la factura de ésta terrible guerra. Fueron ellos quienes más han salido a las calles de todo el mundo, en millones, a manifestarse en contra de la infamia que provocó aquella famosa reunión de las Azores, en contra de sus conclusiones y en contra del golpe de efecto al Derecho Internacional que se practicó para declarar una guerra en contra de la voluntad mayoritaria de los países miembros del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de la ONU, en contra de la opinión pública internacional mayoritaria y favoreciendo claramente a la estrategia y a los intereses políticos y económicos del sionismo internacional y sus aliados más inmediatos liderados por EEUU.

Los desastrosos resultados económicos, políticos y de seguridad que aún seguimos pagando a causa de ésta desastrosa guerra han mermado la fe de los ciudadanos de todo el mundo en el sistema capitalista que, ante cualquier crisis adyacente a su propia dinámica de crecimiento, siempre acaba recurriendo a la violencia asesina para ajustar los barómetros numéricos que, cíclicamente, producen su economía y sus fuertes contradicciones, teniendo que recurrir a la economía de la guerra como mejor método y camino más corto para sanear sus empresas en quiebra, regenerar y revitalizar su economía, reducir el desempleo en sus propios países, etc. Sin embargo, en la agresión contra Iraq y su pueblo, las justificaciones, los pretextos y las mentiras que se utilizaron para embaucar a la opinión pública eran de tal calibre que todo el mundo sintió, como mínimo, nauseas ante las repetidas palabras sobre las famosas armas de destrucción masiva de Iraq.

Las consecuencias políticas de esta fascista y racista guerra protagonizada por un eje bien definido por su fundamentalismo religioso (¿se acuerdan de la declaración de Bush sobre la cruzada o de la visita de Aznar al Papa, regalándole a éste último un libro sobre Isabel la católica?) y bien marcado por una definición de la civilización, plagada de errores y horrores históricos y hasta bíblicos, siguen desde entonces reproduciéndose hasta el día de hoy. En mayo de 2003 el PP en España perdió las elecciones municipales y autonómicas frente al PSOE por un estrecho margen de 160.000 votos. Éste margen, se amplificaría mucho más si englobamos a los demás partidos políticos que se manifestaron en contra de la guerra. Más tarde, en el 2004, llegó el dramático día 11 de marzo y otra vez las mentiras de Aznar y compañía que le supusieron la perdida del poder por parte del PP el día 14.

Si tenemos en cuenta los grandes logros económicos durante los gobiernos de Aznar, nadie entendería ésta perdida si no hiciere una correcta lectura política sobre las causas reales de la perdida de crédito que ha sufrido y sufrirá aun más la clase política (extrema derecha) que dirige el PP, con Aznar y desde la sombra (FAES) haciendo de titiritero mayor. En dicha lectura, habría que repasar las distintas actuaciones que emprendió el partido del gobierno frente a desastres como el del Prestige, escándalos como el de Gestcartera, posibles ayudas para golpes de estado en Venezuela y Guinea y difamaciones e infamias respecto a la resistencia palestina contra la agresión militar y fascista de Israel y respecto a las ya mencionadas mentiras sobre Iraq que, para entonces, tanto el país como sus dirigentes eran uno de los principales soportes de la resistencia palestina y uno de los más acérrimos defensores de la Intifada como acción de legitima defensa contra la brutal agresión fascista emprendida contra la población civil palestina, consecuencia del fracaso de las negociaciones de Camp David entre Arafat, Barak y Clinton como anfitrión y eterno aliado del Estado fascista de Israel en julio de 2000.

En las elecciones estadounidenses y británicas, y tras una fortísima campaña (mediática y propagandística) plagada de mentiras, repetían triunfo electoral tanto Bush como Blair. Sin embargo, y en sus respectivos países, carecían de las genuinas y autenticas alternativas políticas para disputarles el poder a los jinetes de la muerte, ya que los principales actores de la oposición y sus partidos alternativos, votaron en sus respectivos parlamentos a favor de la guerra en su día, así como, su continuidad durante la campaña electoral. No obstante, la considerable bajada del volumen electoral de Blair va a condicionar su tercer mandato, debido a las fuertes tensiones internas que acabarán forzándole a dimitir antes del fin del mismo. Además, en EEUU, el estrecho margen por el que ganó Bush las elecciones en medio de unas enormes movilizaciones y una alta e inédita participación por parte del electorado estadounidense, condicionan y condicionarán la política exterior unilateralista de EEUU, y más después de la perdida de uno de los lados del triangulo de las Azores, representado por la España de Aznar, el aliado ideológico de Europa más sectario del neoliberalismo conservador de EEUU e Israel y de la iglesia más reaccionaria, retrograda e islamofóbica.

El túnel del tiempo

El Aznar de la España que quiso sacar del rincón de la historia para introducirla en el túnel del tiempo y retrocederla 500 años atrás y que sigue desde la sombra queriendo anclarla en éste abismo del tiempo donde solo pueden encontrarse bien los personajes tenebrosos de la historia. El Aznar de la «FAES PRODUCTIONS» y de «GEORGE TOWN UNIVERSITY» cuya actividad desde los fondos bajos de la política nos está haciendo un enorme favor al ir descomponiendo los ficticios cimientos sólidos de PP.

Lo preocupante es que cuando las evidencias muestran a las mentiras tal como son, cuando estas mentiras han llevado y siguen llevándose miles de vidas humanas, cuando organismos internacionales y nacionales de los propios países agresores han investigado y llegado a conclusiones irrebatibles que desmontan una a una todas las mentiras que se dijeron en la rueda de prensa de las Azores, entonces, a mi entender, algo muy grave le pasa a la democracia en Occidente, a sus instituciones, a su poder judicial y algo más grave aun, a sus políticos que, en teoría, deben representar a sus ciudadanos. Cuando estos políticos de las Azores aún siguen en activo, cuando se demuestra que su política lleva a la comisión diaria de crímenes contra la humanidad y cuando aún tienen la desfachatez de repartir calificativos y acusaciones a los demás como terroristas, extremistas, radicales, mentirosos, dictadores, fanáticos, fundamentalistas, etc. me pregunto: ¿dónde están los valores de la democracia occidental y neoliberal?, ¿por qué no se lleva a juicio al político que miente a su pueblo y a la comunidad internacional, cuando ésta mentira ha conducido a una terrible guerra cuya factura la seguimos pagando todos los ciudadanos del mundo que vivimos esclavizados por los derivados del petróleo?, ¿por qué tanta estigmatización en contra de los árabes, de los musulmanes y de la resistencia en Palestina e Iraq, cuando la ocupación y los crímenes contra la humanidad que produce la misma siguen practicándose a diario por parte de Israel, EEUU y sus aliados?, ¿dónde está la Europa de los valores humanos que ha vuelto a la nefasta era de la esclavitud, haciendo pagar al futuro esclavo de su mercado de trabajo con su dinero y hasta con su vida, la travesía del mar?.

Pienso, con franqueza, que cuando la evidencia que muestra la verdad de los hechos no conduce a que un político que haya cometido una atrocidad como la cometida en las Azores y a tal grado de degeneración ética y moral, teniendo en cuenta las sangrientas consecuencias que aun padecemos, sea inhabilitado para la noble práctica de la política es que algo va mal. También pienso que si el sistema democrático no es capaz de encontrar los mecanismos óptimos para frenar a políticos que desacreditan a la política, quebrando su ética, llegará el día en que nos estrellaremos contra el muro de la vergüenza sin posibilidad para la rectificación.