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La violencia sectaria es el resultado de la lógica inicial de dominación de EEUU sobre el país

La responsabilidad de EEUU en la violencia sectaria de Iraq

Fuentes: IraqSolidaridad

Hasta la invasión y ocupación de Iraq por parte de EEUU en 2003 Iraq había mantenido una historia de laicismo que venía de antiguo y una fuerte identidad nacional entre su población árabe a pesar de su complejidad comunitaria. EEUU no solo ha fracasado en traer una democracia funcional a Iraq, sino que además ni […]

Hasta la invasión y ocupación de Iraq por parte de EEUU en 2003 Iraq había mantenido una historia de laicismo que venía de antiguo y una fuerte identidad nacional entre su población árabe a pesar de su complejidad comunitaria.

EEUU no solo ha fracasado en traer una democracia funcional a Iraq, sino que además ni el ejército estadounidense ni el gobierno iraquí respaldado por EEUU han sido capaces de proporcionar una seguridad elemental a la población iraquí. Esto ha llevado a que muchos ciudadanos corrientes acudieran a los grupos sectarios extremistas en busca de protección, lo que debilita aún más la insistencia de la Administración Bush en que el ejército estadounidense debe permanecer en Iraq para evitar una guerra civil.

Analistas de alto nivel de la CIA y del Departamento de Estado así como un gran número de expertos en Oriente Medio habían advertido de que la invasión estadounidense de Iraq podía tener como resultado un violento conflicto étnico y sectario. Incluso algunos de los arquitectos intelectuales de la guerra reconocieron lo mismo: antes de convertirse en las principales figuras del equipo de Exteriores de Bush, David Wurmser, Richard Perle y Douglas Feith predijeron en un informe de 1997 que el Iraq post Sadam probablemente «sería desgarrado» por el sectarismo y otras divisiones, pero apelaban a EEUU a que «acelerara» este colapso de todos modos. Como resultado de ello, la tendencia en EEUU de culpar de la violencia entre sunníes y chiíes en Iraq al «conflicto sectario» y «los odios de largo aliento» supone, en efecto, culpar a la víctima.

Fomento de la fragmentación y el conflicto

Uno de los objetivos que viene de antiguo de estos intelectuales neoconservadores ha sido el ver Oriente Medio desmembrado en mini-Estados étnicos o sectarios más pequeños, que incluirían no solo amplias nacionalidades sin Estado, como los kurdos, sino también cristianos maronitas, drusos y chiíes árabes otros. Esta política no procede del respeto del derecho de autodeterminación (además, los neocons han mantenido una firme postura contraria al deseo de los palestinos de tener un Estado, incluso al lado de un Israel seguro) sino de la búsqueda imperialista del Divide y vencerás. La división de Oriente Medio ha sido considerada durante mucho tiempo como una manera de contrarrestar la amenaza del nacionalismo pan-árabista y, más recientemente, de los movimientos pan-islamistas. Dado el mosaico de etnias y confesiones en Oriente Medio, con diferentes grupos que se han mezclado durante generaciones tanto en las zonas urbanas como rurales, el establecimiento de estos mini-Estados étnicos o sectarios casi con toda seguridad supondría transferencias forzadas de población, limpieza étnica y otros sufrimientos humanos.

El riesgo de que Iraq se rompa en un Estado kurdo sunní, un Estado árabe sunní y un Estado árabe chií es actualmente muy grande. Y dada la mezcla de estas poblaciones en Bagdad, Mosul, Kirkuk y muchas otras ciudades, existe la posibilidad de la más violenta desintegración de un país desde la partición de India hace 60 años. Las últimas semanas nos han mostrados signos que no presagian nada bueno de lo que puede suceder todavía a gran escala, cuando cientos de familias chiíes fueron obligadas a huir de lo que antes eran barrios mixtos en Bagdad y sus alrededores.

Aún evitando una ruptura formal del país, las perspectivas de un país unificado estable parecen sombrías. Como informaba el 26 de febrero Los Angeles Times, «[…] las líneas generales de un futuro Iraq están emergiendo: una nación en la que el poder está diseminado entre clérigos convertidos en señores de la guerra; el control de las escuelas, hospitales, ferrocarriles y carreteras está dividido en líneas sectarias; los chanchullos y la corrupción subvierten el buen gobierno y las potencias extranjeras sólo ejercen su influencia en un débil gobierno central».

El origen de muchas de las actuales divisiones de Iraq se pueden encontrar en las decisiones, tomadas por las autoridades de ocupación estadounidenses inmediatamente después de la conquista, de abolir el ejército iraquí y purgar la administración del Estado ­ambos, bastiones del laicismo-, creando así un vacío rápidamente ocupado por partidos y milicias sectarias. Además, las autoridades de ocupación estadounidenses -en un aparente intento de Divide y vencerás– animaron el sectarismo dividiendo la autoridad no según las habilidades técnicas o la afiliación ideológica, sino por la identidad étnica o religiosa [1]. Sin embargo, como en Líbano, en realidad estos intentos han exacerbado las divisiones, de tal manera que prácticamente cada cuestión política que se debate no se hace acerca de sus méritos sino acerca de a qué grupo puede herir o perjudicar. Esto ha llevado a una gran inestabilidad, con partidos políticos, bloques parlamentarios y ministros del gobierno divididos según líneas sectarias.

Hasta las divisiones del [nuevo] ejército [Guardia Nacional] están separadas, con sectores del oeste de Bagdad patrullados por unidades militares dominadas por sunníes mientras que el este de Bagdad está patrullado por unidades dominadas por los chiíes. Sin la unificación de las instituciones nacionales, sigue siendo muy posible la desintegración del país.

Conflictos sectarios

Desde el punto de vista teológico hay menos diferencias entre sunníes y chiíes que entre católicos y protestantes. En ciudades iraquíes pequeñas de población mixta con una sola mezquita, sunníes y chiíes rezan juntos. No son raros los matrimonios mixtos. Esta armonía se ve ahora amenazada de desaparición.

A diferencia de los musulmanes sunníes, los musulmanes chiíes tienen una clara jerarquía (por ejemplo, los ayatolás equivalen básicamente a los cardenales católicos). Por consiguiente, las ya existentes en la comunidad chiíta estructuras sociales de base clerical fueron de las pocas organizaciones que sobrevivieron al régimen totalitario de Sadam Husein y, por lo tanto, más fácilmente fueron capaces de auto-organizarse políticamente cuando en 2003 el ejército estadounidense derrocó el gobierno de Bagdad. Los sunníes y los grupos laicos se encontraron entonces en relativa desventaja cuando de pronto se encontraron con libertad para organizarse.

Por consiguiente, EEUU insistió inicialmente en un gobierno indefinido de iraquíes elegidos directa o indirectamente por Washington. Sin embargo, cuando cientos de miles de chiíes tomaron las calles en enero de 2004 pidiendo el derecho a elegir sus dirigentes, la Administración Bush accedió a regañadientes a celebrar elecciones directas. Como habían sido dominados por los sunníes bajo los baazistas, los hachemíes y los otomanos, la mayoría chií estaba ansiosa de gobernar. No en sorprendente que las elecciones [de enero y diciembre de 2005] hayan llevado al poder a los partidos religiosos chiíes que desde entonces han marginado a los demás grupos e impuesto su represiva y misógina versión del Islám en aquellas partes de Iraq en las que dominan, especialmente en el sur del país.

La oposición sunní al dominio chií no proviene sólo del resentimiento de haber perdido la privilegiada posición en la vida política de Iraq que gozaban bajo la antigua dictadura. Además, Sadam Husein eliminó igualmente a sus compañeros árabes sunníes junto con los kurdos sunníes y árabes chiíes. Lo que los funcionarios estadounidenses no han sido capaces de reconocer es que, independientemente de sus sentimientos acerca del régimen de Sadam Husein, la minoría árabe sunní se ha identificado desde hace mucho tiempo con el nacionalismo árabe. No es sorprendente que la resistencia que emergió después de que el ejército estadounidense derrocara el régimen de Sadam Husein hace tres años proceda en su mayoría de la comunidad árabe sunní. El objetivo de la resistencia ha sido también el gobierno iraquí dominado por los chiíes y respaldado por EEUU, el cual llegó al poder como consecuencia de la invasión estadounidense y al que muchos consideran títeres de la ocupación estadounidense. También temen que el gobierno iraquí pueda identificarse más con sus compañeros chiíes de Irán que con otros árabes. Chovinistas sunníes más radicales, muchos de los cuales son extremistas salafístas extranjeros como Abu Musab al-Zarqaui, se han comprometido en generalizados ataques terroristas contra civiles chiíes y sus santos lugares.

‘Escuadrones de la muerte’

Sin embargo, a pesar de su dependencia de EEUU y sus vínculos con Irán, el gobierno iraquí dominado por los chiíes tiene su propia agenda. Cultural y lingüísticamente, los chiíes iraquíes son en todos los aspectos tan árabes como los sunníes. Pero mientras la vasta mayoría de la mayoría árabe chiíta del país no desea ser un títere de ni de Irán ni de EEUU, la respuesta por parte del gobierno iraquí dominado por los chiíes y de las milicias chiíes ha contribuido poco a disminuir el temor y la hostilidad de los sunníes. Al ver a su gobierno enfrentado a una creciente resistencia y a su comunidad ser víctima de la violencia terrorista, los chiíes han respondido con una agresiva contra-resistencia y operaciones contra-terroristas contra la comunidad sunní. Las violaciones de los derechos humanos de la minoría sunní por parte de los chiíes han aumentado de forma dramática y polarizado aún más el país. Antes incluso del último recrudecimiento de la violencia sectaria, la morgue de Bagdad estaba informando de que cada semana podían llegar a la vez docenas de cuerpos de hombres sunníes con heridas de bala en la parte de atrás de la cabeza, incluyendo cientos de cadáveres con las manos atadas con esposas de la policía.

John Pace, el director saliente de grupo de NNUU de observación de los Derechos Humanos en Iraq ha informado de que cada mes miles de sunníes están siendo víctimas cada mes de ejecuciones sumarias y muerte por torturas por parte de los escuadrones de la muerte del gobierno iraquí, controlados fundamentalmente por el ministerio del Interior [2].

Funcionarios estadounidenses de alto rango han informado de que la milicia del clérigo Moqtada al-Sader [Ejército del Mahdi] mantiene una fuerte presencia en las fuerzas regulares de policía, incluyendo hasta un 90% del los 35.000 agentes que actualmente trabajan en la parte noreste de Bagdad. Además, la entrenada en Irán Brigada Badr domina unidades de mando de la policía [3]. Una unidad de policía conocida como el Comité de Castigo persigue a civiles que sospechosos, en particular sunníes, de estar desobedeciendo las leyes islámicas o la autoridad de los dirigentes de la milicia chiíta.

El gobierno de chiíta de Irán, ampliamente citado tanto por la administración Bush como por reconocidas organizaciones de derechos humanos a causa de sus violaciones de los derechos humanos, ha apoyado activamente las milicias chiíes dentro del gobierno iraquí y sus fuerzas de seguridad. (A pesar de ello, la administración Bush y quienes la apoyan -incluyendo muchos destacados Demócratas- han estado lanzando la absurda teoría de que en realidad Irán está apoyando la resistencia anti-chiíta y anti-estadounidense). El ministro del Interior iraquí Bayan Jabr fue entrenado por la tristemente famosa Guardia Revolucionaria y posteriormente actuó como dirigente en la Brigada Badr, la milicia del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq.

Los estadounidenses también han entenado a la policía y los comandos del ministerio del Interior, aunque -a diferencia de algunos casos bien conocidos en la historia reciente de América Latina- existen pocas pruebas de que adiestradores estadounidenses hayan animado activamente la actividad de los Escuadrones de la muerte [4]. Aún así, existen pocas dudas de que las acciones del ejército estadounidense durante los últimos tres años -como la tortura de los detenidos, los disparos aleatorios en los checkpoints, el uso desproporcionado de la fuerza en barrios densamente poblados y los asesinatos selectivos de sospechosos de ser dirigentes de la resistencia- han contribuido al clima de impunidad exhibido por las fuerzas del gobierno iraquí.

Pace también ha observado cómo el ejército estadounidense está empeorando las cosas al detener en redadas a muchos jóvenes sunníes inocentes y mantenerlos detenidos durante meses. Tras indicar que esta «[…] intervención militar ocasiona graves problemas de derechos humanos y humanitarios a un amplio número de civiles inocentes», se lamentó del hecho de que muchos de estos detenidos se unieron después, cuando fueron liberados, a los grupos terroristas sunníes, como reacción a los malos tratos sufridos.

Señales de unidad

A pesar del ataque terrorista del mes pasado al santuario chií y los trágicos asesinatos que lo siguieron, sin embargo hubo también admirables señales de unidad [5]. En ciudades de todo Iraq chiíes y sunníes se movilizaron para proteger mutuamente sus mezquitas y barrios. Incluso el joven agitador al-Sader insistió ante sus seguidores en que «[…] no fueron los sunníes quienes atacaron el santuario, sino más bien las fuerzas de ocupación y los baazistas», e instó a sus seguidores a que no atacaran las mezquitas sunníes, ordenando al Ejército del Mahdi proteger tanto los santuarios sunníes como chiíes: «Mi mensaje al pueblo iraquí es que permanezca unido y con mutua confianza, y que no caiga en la trampa de Occidente. Occidente está tratando de dividir al pueblo iraquí.» En una entrevista posterior, Sadr declaró: «Afirmamos que los ocupantes son responsables de esta crisis [provocada por el bombardeo de la mezquita de Samarra]. Solo hay un enemigo: El ocupante».

De forma similar, los sunníes rápidamente expresaron su solidaridad con los chiíes en una serie de manifestaciones en Samarra y otros lugares. Estas manifestaciones estaban plagadas de señales y consignas antiestadounidenses. Además, existe la creencia generalizada de que EEUU, y no personas musulmanas o iraquíes, es el responsable de la tragedia. Incluso el vicepresidente iraquí, Adel Abdul Mehdi, afirmó que EEUU era responsable de la voladura de la mezquita Dorada, «[…] especialmente dado que las fuerzas de ocupación no respetaron las órdenes de toque de queda impuestas por el gobierno iraquí», y añadió que «[…] existen pruebas de que la ocupación puede estar tratando de minar y debilitar al gobierno iraquí».

Aunque posiblemente la acusación de una conspiración estadounidense sea infundada, todo lo anterior pone de relieve la creciente oposición de ambas comunidades a la actual presencia militar estadounidense en su país y que a EEUU le queda poca credibilidad ante cualquiera de las dos comunidades, ya sea como mediador, mantenedor de la paz, supervisor o cualquier otra cosa. Y pone de relieve la urgencia de que EEUU se retire de Iraq lo antes posible.

Stephen Zunes es profesor de Ciencias Políticas y titular de la Cátedra del Programa de Estudios de Paz y Justicia de la Universidad de San Francisco, así como editor de la revista de análisis sobre política internacional ‘Foreign Policy in Focus’


Antiwar.com, 7 de marzo, 2006
IraqSolidaridad (www.iraqsolidaridad), 23 de marzo, 2006
Traducido del inglés para IraqSolidaridad por Beatriz Morales

Notas de IraqSolidaridad:

1. La primera instancia oficial iraquí creada por los ocupantes en junio de 2003, el Consejo Gubernativo, seguía un criterio de cuotas confesionales y sectarias, hasta el punto que el secretario del Partido Comunista Iraquí, miembro del Consejo, contabilizaba como representante chií.
2. Véase en IraqSolidaridad:
Andrew Buncombe y Patrick Cockburn: Miles de personas han sido asesinadas en los últimos meses por los ‘Escuadrones de la muerte’ y El gobierno iraquí disuelve el Sindicato de Abogados – El gobierno iraquí ordena que no se contabilicen los asesinados por los ‘Escuadrones de la muerte’ vinculados al ministerio del Interior
3. Véase en IraqSolidaridad:
Tom Lasseter: Irán gana influencia y poder en Iraq a través de las milicias – Paul Martin y Maria Cedrell: Militares iraníes al frente de los centros de tortura en Iraq
4. Véase en IraqSolidaridad sobre la Opción El Salvador:
Max Fuller: Tortura y asesinatos extrajudiciales en Iraq y «Opción El Salvador» para Iraq – El Pentágono estudia enviar fuerzas especiales para la creación de Escuadrones de la muerte iraquíes
5. Véase en IraqSolidaridad:
Carlos Varea: ¿A quién beneficia ¿A quién beneficia la violencia sectaria en Iraq? – Declaración del FPNI sobre operativos de los cuerpos de seguridad iraquíes en Bagdad y su periferia