Traducido para Rebelión por Paloma Valverde
La guerra de Bush y Blair ha traído al inestabilidad al conjunto de Oriente medio, afirma Lindsey German, responsable de organización [en Reino Unido]del Movimiento contra la guerra [1].
El reciente discurso sobre el estado de la nación de George Bush fue aterrador. En él mencionó a Siria y a Irán como países en los que Estados Unidos (EEUU) quería ver un cambio de régimen – tal y como hizo en el discurso del eje del mal. Si atacan Siria o Irán tendrá graves consecuencias en toda la región. La gente no debe pensar que esto es una amenaza estéril
A comienzos de los 70, EEUU fue vencido en Vietnam – enfrentándose a un amplio movimiento contra la guerra en el país y una lucha contra las fuerzas de liberación nacional vietnamitas. En lugar de sacar la conclusión de que no podrían ganar, EEUU atacó Camboya, asesinando a cerca de un millón [de personas] y llevando al desastre a ese país también.
Este es el motivo por el cual la retirada de las tropas de Oriente Medio sigue siendo una cuestión central para el movimiento contra la guerra.
Muy pronto Reino Unido será el único aliado de EEUU allí y esto significa que tenemos una gran responsabilidad en la retirada de las tropas y en desenmascarar a Bush.
Pensemos lo que pensemos del régimen iraní- y no es mucho menos democrático que la mayoría en Oriente Medio- tenemos que defenderle del ataque de EEUU y Reino Unido. Cualquier ataque contra Iraq no será por las armas nucleares o por la liberación de la mujer. Será por la expansión del imperio estadounidense y su poder.
Tales ataques solo pueden detenerse mediante una combinación de resistencia, que seguramente provendría de los iraníes, y del movimiento [contra la guerra] de Occidente. La resistencia a la ocupación en Iraq también parece continuar. Blair, Bush y los medios de comunicación están intentando hacer creer que las elecciones en Iraq son un punto de inflexión. Pero ya hemos oído hablar de puntos de inflexión muchas veces antes.
Lo oímos cuando se derribó la estatua de Sadam Husein, cuando los hijos de Sadam – Uday y Qusay – fueron asesinados por los ocupantes y, nuevamente, cuando Sadam fue detenido. Lo oímos cuando se produjo un supuesto traspaso de poder y cuando los ocupantes arrasaron Faluya. En cada ocasión dijeron que sería el fin de la resistencia, que Iraq estaba preparado para la democracia. Y en cada ocasión vimos que mentían. Estas elecciones no marcan una diferencia real respecto a la situación en Iraq.
La economía y el ejército está todavía controlado por EEUU. Cualquier gobierno electo tiene el poder, supuestamente, de pedir a EEUU que se marche, pero EEUU actualmente está construyendo 14 bases militares permanentes en Iraq y sólo se marcharán cuando ellos quieran – o cuando se les obligue a ello.
Estamos a punto de ver crecer la resistencia y el descontento en amplios sectores de las comunidades tanto shi’is como sunnis. Existe un problema fundamental en el modo en el que EEUU analiza las elecciones. Los kurdos votaron en su gran mayoría pero votaron por su independencia, que no obtendrán. Los shi’is votaron en su gran mayoría porque querían que EEUU se retirara y los sunnis boicotearon las elecciones en su gran mayoría precisamente por la misma razón.
Cada uno de los grandes partidos políticos tenía como eje central de su campaña el fin de la ocupación. Por lo tanto, solo se puede concluir que los iraquíes votaron para que las tropas se retiraran.
Esto no es el cuento de hadas de los medios de comunicación británicos estadounidenses y británicos, sino la realidad. Estas son unas elecciones atípicas desde cualquier punto de vista. Se celebraron bajo una ley marcial con observadores internacionales «supervisando» desde Jordania. La mayoría de los candidatos no fueron dados a conocer y [la situación de] la mayor parte de los colegios electorales no fue publicada con antelación.
Si estas elecciones se hubieran celebrado en cualquier parte del mundo habrían sido denunciadas como antidemocráticas e injustas. Las elecciones no significan el fin de la resistencia. Mientras la ocupación continúe, la resistencia seguirá creciendo. Crecerá puesto que, en realidad, la vida ha ido a mucho peor para los iraquíes de a pie desde el fin de la guerra, la gente tiene que hacer cola para comprar gasolina, hay cortes de agua y luz, y muchos no tienen trabajo. La vida es mucho peor para quienes viven en los campos de refugiados tras el ataque a Faluya.
El único argumento que ahora se oye de los impulsores de la guerra es que sin la guerra no habríamos derrocado a Sadam. Esto es un punto de vista que comparten los medios de comunicación británicos, como la BBC. Pero sin la guerra, tampoco habríamos sufrido 100.000 iraquíes muertos (cifras ofrecidas por la revista médica The Lancet), la destrucción de Faluya, el crecimiento de la resistencia o el incremento de la inestabilidad en todo Oriente medio.
El Movimiento Contra la Guerra nuca ha tenido duda de que la mayoría de los iraquíes querían quitarse de en medio a Sadam, pero la guerra y la ocupación no eran la manera de hacerlo. El desastre que hemos visto desde entonces es la prueba irrefutable de ello.
El argumento de Bush y Blair – la guerra se hizo en interés de los iraquíes – es el último argumento [lanzado] en su propio beneficio por una serie de desalmados, por quienes nos contaron una serie de mentiras en los preparativos de la invasión. No dijeron nada sobre Arabia Saudí, vecina de Iraq, donde no hay planes para celebrar elecciones, ni dijeron nada sobre los métodos dictatoriales de sus aliados, como Mubarak en Egipto o la monarquía autocrática de Jordania.
Corresponde a los iraquíes, y solo a los iraquíes, decidir el futuro de su propio país. Hay gente más que capaz de hacerlo sin la «ayuda» de las fuerzas que aplastan la democracia en Oriente medio en primer lugar. Iraq tiene una historia de ser uno de los estados de Oriente medio más seculares. Tiene una historia de muy pocas luchas sectarias o étnicas. El hecho de que un cierto sectarismo se haya incrementado y que las elecciones hayan sido explicadas en términos étnicos, implica que la política de EEUU y Reino Unido es la de divide y vencerás.
El ex secretario de Estado Henry Kissinger recientemente dejó claro que estaría dispuesto a aceptar la división de Iraq en tres estados si ello posibilitara la continuación de la dominación estadounidense.
Existe el peligro de la división étnica, que los ocupantes están haciendo más factible. La única forma de poder hablar de los iraquíes viviendo juntos y paz es permitirles vivir en una auténtica democracia elegida por ellos mismos. Si las elecciones se hubieran celebrado hace dos años, como el gran Ayatolá al-Sistani quería, se habrían producido muchas menos divisiones.
Los problemas de Bush y Blair en Iraq se duplican por los problemas a los que se enfrentan en casa. La continuación de la guerra de la que habla Bush no es lo que la gente quiere. Bush vendrá a Europa este mes – pero solo visitará Bruselas, Mainz y Bratislava. No se atreve a visitar Londres, Roma o Madrid, porque sabe que se encontrará grandes manifestaciones. Estoy segura que se encontrará manifestaciones en las ciudades que visite.
Blair no tiene autoridad moral en Iraq – y consiguientemente en ningún otro tema. El nuevo laborismo se está acercando a unas elecciones en las que se mantiene la esperanza que se pueda correr un velo sobre [el tema] Iraq. Sin embargo, las elecciones tendrá la guerra como centro – en una encuesta realizada la semana pasada, demostró que el 31% de las personas entrevistadas dijeron que tenían intención de cambiar su voto debido a la guerra. Hay gente que no está de acuerdo con los laboristas sobre pensiones o vivienda, pero lo que hace que la gente tenga tanto resentimiento contra Blair, es la guerra.
Yo espero que el laborismo fracase estrepitosamente en las elecciones y, en estas en concreto. El respeto dará el voto correcto y demostrará que se puede construir una alternativa de izquierdas, nueva y decente al laborismo. Tenemos que exigir responsabilidades a Blair por los 100.000 muertos, por sus mentiras, por sus incitación a la guerra y por su hipocresía. Lo haremos el 19 de marzo, día en el que esperamos celebrar la manifestación más grande desde la visita de Bush en noviembre de 2003. (…) [2].
Notas
[1]Lindsey German ha escrito este en su nombre y no en representación de la organización para la que trabaja.