Iraq, con su riqueza y generosidad, atrajo a muchos pueblos y etnias a lo largo de los siglos, resultado de lo cual se forjó en su suelo un mosaico de pueblos y ha estado poblado de gentes de muy numerosas nacionalidades, etnias y religiones en paz y seguridad, en buenas relaciones, armonía y estabilidad. A […]
Iraq, con su riqueza y generosidad, atrajo a muchos pueblos y etnias a lo largo de los siglos, resultado de lo cual se forjó en su suelo un mosaico de pueblos y ha estado poblado de gentes de muy numerosas nacionalidades, etnias y religiones en paz y seguridad, en buenas relaciones, armonía y estabilidad. A pesar del hecho de que a lo largo de los siglos ha sufrido muchos intentos y numerosas oleadas de invasiones extranjeras, tanto por su gran riqueza como por su estratégica situación geopolítica, Iraq ha superado todas estas situaciones tras una lucha a muerte por la defensa de su suelo y de su territorio, saliendo victorioso, unido y unificado.
Me dirijo a ustedes como cardiólogo con una experiencia de cuatro décadas en el tratamiento de las enfermedades del corazón en el Estado de Iraq. He vivido bajo los distintos gobiernos y regímenes políticos, que ustedes conocen. No estoy afiliado a ningún partido u organización política concreta. Mi pueblo, así como mis alumnos y alumnas y mis colegas en Iraq son testigos de mi dedicación en el campo sanitario civil y militar como profesional y como académico. Me especialicé y me formé en hospitales europeos en Reino Unido, Italia, Irlanda, Francia y aquí, en Bélgica, durante el largo período de la guerra y el posterior y espantoso embargo. Todo lo que he aprendido, junto con las capacidades técnicas adquiridas en el campo de la cardiología, ha sido para beneficiar a mis pacientes iraquíes, así como a sus médicos en un momento en el que Iraq sufría el azote de un embargo técnico, científico y económico que se prolongó durante trece años [de 1990 a 2003]. Asimismo, fui testigo de la invasión de Iraq y vi con mis propios ojos cómo del 9 al 10 de abril de 2003 los tanques invadieron el Centro de Especialidades Cardiológicas donde trabajaba: fue quemado, expoliado y saqueado en pleno centro de Bagdad, a la vista del mundo entero, dejándolo desprotegido y abandonado durante muchos días bajo el control de los invasores.
En ese Centro se solían realizar ocho operaciones de corazón, en adultos y niños, al día. Médicos europeos, de Reino Unido, Suiza, Francia, Italia, España o Alemania, contribuyeron con su trabajo voluntario a su desarrollo. Durante la invasión, cuando Bagdad y su periferia estaban sufriendo unos terribles bombardeos aéreos, recuerdo que me llamó por teléfono un colega del sur de Francia, que había trabajado con nosotros, para rogarme que mis colegas y yo abandonáramos el Centro y escapáramos porque era un objetivo militar, según creía él tras ver las fotos satélite. Recuerdo que lloré mientras veía como el Centro de enfermedades cardiacas ardía. Yo estaba aterrorizado por el comandante en jefe del grupo estadounidense que, desde lo alto de un tanque, supervisaba la operación y me gritaba: «No llores, te construiremos un centro mejor, más grande y más moderno».
Grave deterioro de la situación sanitaria
Señoras y caballeros, miembros del Parlamento Europeo y distinguida audiencia, cuando mis colegas y mis alumnos y alumnas de medicina en Iraq supieron que iba a estar entre ustedes, su Sindicato -creado no hace mucho y con 350 médicos afiliados- me pidió que transmitiera sus preocupaciones y su sufrimiento consecuencia del grave deterioro de la situación sanitaria en Iraq. Su carta, que llegó dos días antes de mi llegada aquí, está en mis manos.
Hasta el 5 de marzo de 2005, seguí trabajando con mis compañeros al tiempo que íbamos reconstruyendo partes del Centro. En ese momento, tras recibir una carta en la que me amenazaban de muerte a mí y a otros 10 médicos también cardiólogos si no abandonábamos Iraq antes de esa fecha, abandoné mi país. Esas cartas me persiguen como lo haría un fantasma y el estilo en el que están escritas aún me llenan de terror y dolor.
En Iraq antes de la invasión y pese a cruel embargo, teníamos 18 Facultades de Medicina, seis de las cuales se crearon durante el período de embargo, seis Facultades de Odontología, cuatro Facultades de Farmacia y decenas de Institutos y Escuelas Universitarias de Enfermería y para la formación del personal médico auxiliar. La primera Facultad de Medicina en Bagdad se inauguró en 1927. Su primer Decano -y lo fue durante muchos años- fue el Dr. Sanderson, inglés y autor de Las Diez Mil y una Noche en Iraq, unas memorias sobre sus décadas de ejercicio de su profesión en Iraq.
En Iraq teníamos más de 39.000 camas hospitalarias en hospitales universitarios perfectamente gestionados, así como hospitales en las ciudades y los pueblos junto con clínicas y centros médicos en todo el país. Éramos más de 34.000 médicos colegiados, el 20 por ciento de los cuales éramos especialistas. Se licenciaban más de 1.000 médicos al año. La especialización de Posgrado abarcaba 30 especialidades médicas, haciendo que anualmente aumentara en 250 el número de especialistas. Durante la larga guerra [con Irán], ese personal llevó a cabo su trabajo con gran eficiencia en el tratamiento de los pacientes heridos y discapacitados, al igual que en el período en el que Iraq fue boicoteado científicamente.
La Constitución de la fundación del Estado iraquí en la década de 1920 establecía el derecho de todos los iraquíes a la educación, a la sanidad y a la medicina preventiva gratuita y de libre acceso. Esos servicios se crearon en todo el país, en pueblos y ciudades de todas las provincias.
Desde su creación, el sistema educativo en Iraq es británico en su metodología y Europa conoce el grado de profesionalidad y eficiencia de los médicos iraquíes, así como de la enseñanza médica y la sanidad en Iraq. Hoy, un gran porcentaje de esos médicos están desperdigados por toda Europa y Norteamérica. La OMS, la UNESCO, el UNICEF, el Comité Internacional de la Cruz Roja y otras organizaciones mundiales evaluaron los logros de Iraq muy positivamente respecto a los programas de vacunación, la medicina de familia, la medicina general, la pediatría, la rehabilitación, el control de natalidad y la disminución de la mortalidad en los menores de cinco años y en los neonatos después 1980, lo que acabó con las enfermedades infecciosas y epidémicas como el cólera, la parálisis infantil, la meningitis, la difteria, la tos ferina, la tuberculosis, etc. Además de esto, Iraq fue el país más avanzado de la región en el control de VIH y en la lucha contra la drogadicción, así como en la creación de programas de salud en las escuelas y la fundación de centros materno-infantiles, centros especializados en fertilidad, cáncer, enfermedades cardiovasculares, ortopedia, parálisis, rehabilitación y prótesis, endocrinología, radioterapia, neurología, oftalmología, toxicología, fitoterapia e incluso acupuntura.
Las mujeres iraquíes han contribuido muchísimo a la medicina y a la historia de Iraq y, además de los éxitos antes mencionados, al programa de alimentos y al reparto de medicamentos para todas las enfermedades crónicas, así como al incremento del número de centros médicos locales y a la generalización de Seguridad Social. El uso beneficioso del programa «Petróleo por alimentos» [de Naciones Unidas] [1] y del programa sanitario contribuyeron a mitigar los dramáticos efectos del embargo impuesto a Iraq sobre las importaciones de productos sanitarios antes de la ocupación.
Desde los años 70 del siglo pasado, el método de importación de medicamentos, equipos médicos y material sanitario fue un éxito al poner en práctica un protocolo seguro y efectivo. Los medicamentos se importaban desde de sólidas multinacionales internacionales, compañías de prestigio, de forma que la fabricación local de medicamentos cumplía con las mismas especificaciones que aquellas importadas. Tanto unas como otras pasaban por los mismos análisis y controles en el registro central de medicamentos con la finalidad de salvaguardar a la sociedad de unos posibles efectos nocivos. La importación de medicamentos fue controlada por la Organización para la importación de medicamentos, perteneciente al Ministerio de Sanidad, con la supervisión científica de un comité especialmente creado para esa tarea.
Las consecuencias de la ocupación
Señoras y señores, miembros del Parlamento Europeo, distinguidos colegas y audiencia: ¿Qué consecuencias tuvo la invasión de Iraq a partir del 3 de abril de 2003 para la situación sanitaria y humanitaria en Iraq, mientras conmemoramos su repugnante y abominable sexto aniversario?
Para no extenderme, están a su disposición unos folletos [2] que darán un panorama claro, en números que reflejan la situación de la sanidad en mi país. Esos números no son una elucubración imaginativa, sino cifras que provienen de estudios y análisis llevados a cabo por profesionales internacionales y organizaciones humanitarias, instituciones y sociedades, referidas a la sanidad y que confrontan cada hecho con cada cifra mencionada. La realidad es el sufrimiento del pueblo iraquí: el terror de los bombardeos, la destrucción de las infraestructura, la violencia y el terrorismo; el asesinato de civiles, médicos, profesionales, científicos y académicos [3]; los desplazamientos forzosos de la población dentro y fuera de Iraq [4]; el sufrimiento de las mujeres, de las viudas y de los huérfanos; la generalización del crimen, la enfermedad y las epidemias; la comercialización de medicamentos de mala calidad y drogas; los campos de refugiados de los desplazados internos y sus condiciones de vida, así como la de los prisioneros tanto en cárceles de la ocupación como en las del gobierno impuesto [por los ocupantes].
No obstante, para mí es suficiente afirmar que estamos en un país en el que:
1. El 70 por ciento de sus médicos han emigrado.
2. Más de 5.500 científicos y académicos han sido encarcelados, asesinados o han huido del país.
3. El 70 por ciento de los hospitales cumplen los mínimos requisitos para trabajar y por debajo de esos mínimos está lo que queda de los hospitales y centros médicos que han sido destruidos, asaltados o saqueados.
4. El 90 por ciento de los medicamentos de venta en las farmacias no han sido ni analizados ni registrados o están en malas condiciones o contaminados. Son compañías fantasmas las que compran los medicamentos en el mercado negro, a otro lado de la frontera. En Iraq existen miles de farmacias y almacenes médicos sin permiso legal y en manos de personas que no son farmacéuticos.
5. Sus hospitales son utilizados por las milicias como centros de limpieza étnica, de asesinatos sectarios y de tortura.
6. El ministro de Sanidad forma parte de un sistema de división por cuotas sectarias que especifica la identidad del ministro y de los directores generales y que está controlado por los partidos políticos teocráticos así como por las milicias religiosas y sectarias. Es una institución en la que la que prevalece la corrupción económica y en la que, según el comité de transparencia, han desaparecido más de dos mil millones de dólares como resultado de contratos fantasmas y robos. No hay ningún tipo de control o supervisión por parte de los actuales parlamentarios, algunos de los cuales son médicos; al contrario, su interferencia podría causar un efecto aún peor en el volumen y en la naturaleza de la corrupción económica y administrativa.
7. Desde el mismo inicio de la ocupación se ha producido un aumento de las enfermedades mentales y del consumo de drogas así como la extensión generalizada de las plantaciones de opio.
8. Las historias clínicas, de las que se encargan las autoridades de la ocupación, contienen sólo facturas y listas.
9. El aumento de las epidemias y la pérdida de credibilidad en las estadísticas así como la falta de ellas sobre casos de cólera, sarampión, difteria, tos ferina, toxoplasmosis y un empeoramiento de la tuberculosis y del VIH.
10. Se produce la importación de alimentos no seguros.
11. Se ha producido un aumento de la incidencia del cáncer y, recientemente, de la naturaleza de los casos controlados así como un aumento de las malformaciones congénitas debidas a graves complicaciones producidas por la contaminación radioactiva y a la quema de bosques y árboles. La contaminación de los ríos, como consecuencia de la destrucción del sistema de saneamiento, especialmente en el centro y en el sur de Iraq, provocado por el uso de [armas revestidas con] uranio empobrecido, fósforo blanco y bombas de racimo, junto con la carencia absoluta por parte de las autoridades de la ocupación de medias paliativas e investigaciones para descubrir los lugares contaminados para su limpieza y esterilización.
12. Las minas de otras guerras y la carencia de reglamentación sobre las no explosionadas, especialmente en Basora y en zonas limítrofes.
13. La pérdida de la cooperación y entendimiento con las organizaciones de ayuda humanitaria, como la Sociedad del Creciente Rojo y otros, junto con la corrupción financiera en el Creciente Rojo Iraquí y la salida del país de su presidente bajo protección de Estados Unidos.
14. La falta de medicación y material sanitario, unido a la ausencia de una mínima asignación presupuestaria, que en los mejores casos ésta no superaba el 4 por ciento del presupuesto asignado, debido a la rampante corrupción.
15. Más del 70 por ciento de la población carece de agua potable y sufre reiterados cortes de electricidad así como una adecuada red de saneamiento.
16. Existe la mayor tasa de mortalidad infantil y de recién nacidos del mundo.
17. La ocupación ha generado:
– Más de cinco millones de desplazados.
– Más de cuatro millones de iraquíes viven bajo el umbral de pobreza.
– Aproximadamente dos millones de viudas y cinco millones de huérfanos.
– Ocho millones de personas carecen de los alimentos necesarios para subsistir.
– Más de cuatrocientos mil prisioneros.
– Más del 28 por ciento de la población está desempleada.
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Resulta evidente que la salud y la seguridad de las persona, al igual que la identidad iraquí, son objetivos militares; la despersonalización y la interferencia en el proceso educativo y de formación tienen por finalidad dividir Iraq por la merma de su capacidad y de sus recursos científicos lo que se lleva a la práctica mediante la invención de un proceso político y de unas instituciones basadas en cuotas étnicas y sectarias, que están en contradicción con la eficacia, la integridad y la reconstrucción, y con la transparencia y la estructuración social.
Distinguidos miembros del Parlamento Europeo, la invasión, la ocupación, el asesinato, el terrorismo, la intimidación y las amenazas no pondrán fin a la escalada de la violencia. El incremento de la opresión de los pueblos y de las guerras injustificadas que no crean libertades ni democracia, tampoco.
Todo el proceso político creado por la ocupación -proceso que proclaman legítimo- ha demostrado ser un fracaso porque el gobierno de Iraq es calificado de corrupto económica y administrativamente, y considerado de los peores del mundo. Por todo ello, les ruego encarecidamente que trabajen para expulsar a la ocupación de Iraq lo antes posible y permitir que el pueblo iraquí y la voluntad internacional logren una genuina reconciliación nacional entre las fuerzas políticas y todo el mosaico de nuestro pueblo y sus facciones de forma que esto traiga la solución a la situación iraquí con el apoyo regional e internacional y, por lo tanto, que no sea una solución impuesta con la fuerza, como resultado de la fuerza, la invasión y las amenazas.
La legalidad internacional obliga al poder ocupante a pagar compensaciones en consonancia con el daño cometido mientras el país estuvo bajo su control. Nosotros esperamos, además, que se juzgue por la planificación y la injustificada invasión de Iraq a todos aquellos implicados en las instituciones políticas creadas durante la ocupación.
Necesitamos su firme compromiso con las aspiraciones del infortunado pueblo iraquí y con su deseo de justicia y de solidaridad con todos los pueblos oprimidos, con su deseo del fin de todas las guerras y ocupaciones, de los proyectos imperialistas en el mundo, porque únicamente contribuirán a una mayor violencia, tensión e inestabilidad política y económica que, a día de hoy, amenazan al mundo, junto con las terribles crisis y la amenaza a la esencia misma de la sociedad y de los logros de los pueblos del mundo.
Para terminar, ruego que acepten mis palabras de agradecimiento y gratitud en nombre de nuestro pueblo y del mío propio y el agradecimiento al Tribunal BRussells por la oportunidad de estar aquí hoy.
Notas de IraqSolidaridad:
1. Véase en IraqSolidaridad: Han C. von Sponeck: Las sanciones: otra forma de guerra. 2. El contenido íntegro del folleto puede consultarse en: http://www.brusselstribunal.org/pdf/IraqFigures2008.pdf . 3. Véase en IraqSolidaridad: Lista de docentes universitarios asesinados en Iraq durante el período de ocupación . 4. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: Muerte y éxodo: la ocupación y la violencia sectaria en Iraq.
Traducido para IraqSolidaridad por Paloma Valverde
http://www.iraqsolidaridad.org/2009/docs/06_04_09_Al_Kubaysi.html