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La última oportunidad

Fuentes: Rebelión

«Hemos callado en exceso, ahora se acabó el silencio. Los pueblos elevarán su voz. La guerra es una tragedia para todos. Es urgente desarmar la razón armada» Federico Mayor Zaragoza: «Manifiesto a favor de la Vida, de la Paz y de la Igualdad». «Tenemos que pensar más allá de Irak, e incluso más allá de […]

«Hemos callado en exceso, ahora se acabó el silencio. Los pueblos elevarán su voz. La guerra es una tragedia para todos. Es urgente desarmar la razón armada»
Federico Mayor Zaragoza: «Manifiesto a favor de la Vida, de la Paz y de la Igualdad».

«Tenemos que pensar más allá de Irak, e incluso más allá de Irán. No queremos luchar contra esta guerra, y luego contra esa guerra y después contra la guerra siguiente. No queremos tener una sucesión interminable de movimientos contra la guerra…Tenemos que pensar y hablar y educar respecto a la abolición de la guerra en sí».
Howard Zinn

Despues de publicarse nuestro artículo «Mañana será tarde» («Rebelión» 23-09-2006) han aparecido dos informes más autorizados que ratifican nuestras aseveraciones acerca de la encrucijada en que se encuentra la humanidad por causa de dos amenazas globales: la guerra generalizada y el cambio climático. Ambos coinciden en estimar que su eliminación es la prioridad de nuestros días. Uno es el titulado «Respuestas globales a amenazas globales», elaborado por el Oxford Research Group, y el otro el llamado «Informe Stern», elaborado por Nicholas Stern, ex responsable económico del Banco Mundial (ninguno de ellos sospechoso de veleidades izquierdistas). Además, se ha exhibido en los cines el documental del ex candidato presidencial usamericano Al Gore, al que hacíamos alusión en aquel artículo; y Federico Mayor Zaragoza ha publicado un «Manifiesto» a favor de la paz, al que pertenece la cita que encabeza este escrito. Se extiende, pues, la conciencia de emergencia global.

En trabajos anteriores -publicados asimismo en «Rebelión»- ya nos habíamos referido a la inviabilidad de la aventura imperialista del eje anglosajón -israelí (confiado en su superioridad militar y en su control de la economía financiera) ya que suponía un absurdo intento de unipolaridad político-militar en un contexto de multipolaridad económica (capitalismo globalizado-entrelazado). Dicha inviabilidad se ha puesto de manifiesto tras el fracaso militar en Irak, Afganista y Líbano, dando lugar a una crisis en la cúpulas del poder imperial. En Estados Unidos dicha crisis ha culminado con un enfrentamiento, dentro del propio partido republicano, entre un sector «realista» liderado por el dúo Bush padre-James Baker y el «fundamentalista» de Bush hijo y los neocons, a raíz de la derrota del gobierno republicano en las elecciones a las cámaras legislativas. Esta crisis se ha pretendido zanjar con un informe bipartidista de «expertos»: el llamado «informe Baker-Hamilton». Dicho informe, aunque no supone una renuncia a los sueños hegemónicos (los «realistas» sólo pretenden salvar sus negocios), propone una importante revisión de la política para Oriente Próximo -inaceptable para los neocons- que se resume en tres puntos: retirada gradual de Irak; diálogo, en lugar de confrontación, con Siria e Iran, y presión a Israel para la solución del problema palestino, considerado la raiz del conflicto. Se ha generado, pues, una presión bilateral y contradictoria sobre el presidente Bush: por un lado, de su padre; y, por otro, de los neocons. Esta situación ha sido analizada desde dentro por un experto conocedor de los entresijos del poder estadounidense: James Petras. En su artículo «El grupo Baker frente al lobby judío», se muestra escéptico respecto a que los «realistas» sean capaces de imponerse a los «fundamentalistas». Dejando aparte mis dudas de que lo que él llama «lobby judío» estadounidense sea un bloque monolítico identificable con los neocons, creo que deja fuera de su análisis un factor importante: el elevado coste que esta teniendo la cínicamente llamada «democratización» de Oriente Próximo, cuyo control inicial se preveía como un paseo militar; pero que, de empecinarse Bush en «acabar el trabajo», puede llegar -dicen los expertos- a la astronómica cifra de un trillón de dólares. Además la fragilidad de un dólar sin respaldo se incrementa rápidamente: descienden las inversiones en bonos del Tesoro y ascienden las reservas en euros de los países que han venido subvencionando el déficit estadounidense.

No obstante, sus conclusiones vienen a coincidir con mis temores- expresados en el trabajo antes citado- de que la crítica situación militar del Imperio en los actuales escenarios se salde con una huída hacia adelante, es decir, con una escalada de la Guerra Global Permanente. Desgraciadamente los últimos posicionamientos de los demócratas no hacen sino confirmarlo, pese a que suponen una flagrante traición a sus electores, que, en buena medida, les votaron para que abandonasen el pantano iraquí. Si esta huída se traduce en un ataque a Irán (los indicios son cada vez más inquietantes) éste arrastraría, como un agujero negro, a los ejércitos de varios países, incluídos los de la OTAN, y nos encontraríamos con la tan temida vorágine bélica regional, susceptible de desembocar, a medio plazo, en una tercera guerra mundial (Petras coincide también con esta apreciación en su reciente trabajo titulado «¿Por qué es tan importante que se condene a Israel y al grupo de presión sionista?»; Rebelión 29-12-06). Se habría alejado entonces la posibilidad de salvar al planeta de la Gran Extinción. Ni siquiera la aportación de ese relativamente modesto 1% del PIB mundial necesario (según el informe Stern) para frenar el cambio climático sería posible en ese contexto de carrera armamentista desenfrenada: el diálogo sería imposible y los presupuesto militares lo devorarían todo (de hecho, se prevé un notable incremento de los mismos para el nuevo año 2.007). Ello sin contar con el agravamiento e internacionalización -provocados tambien por EEUU- de otros peligrosos conflictos, como los de Darfur y Somalia, que se inscriben en su estrategia de erradicación del islamismo y control del petróleo.

Sólo una pronta reacción -al estilo Vietnam- en EEUU, como una masiva movilización ciudadana o una insumisión de sectores de su ejército podrían detenerlo. Digo «pronta» porque dicha huída hacia adelante iría probablemente acompañada de la entronización de una dictadura militar, con restauración del servicio obligatorio, y el empleo- ahora sí- de armas de destrucción masiva. (Un Imperio desesperado podría sentir la tentación de aplazar la contradición entre capitalismo y ecología exterminando, al estilo «Informe Lugano», a buena parte de la población mundial). Es verdad que el pueblo estadounidense empieza a estar harto de la guerra, como se puso de manifiesto en las recientes elecciones; es verdad que hay algunos sectores reticentes dentro del propio ejército estadounidense y que sus soldados estan cada vez más agotados y desmoralizados. Pero el salto a la dictadura (a la que llaman eufemísticamente «nuevo orden mundial») está contemplado en la agenda de los neocons, previo montaje de un nuevo «atentado terrorista» que justifique la suspensión de la constitución. Existe suficiente documentación sobre esta inquietante posibilidad. La crisis del dólar -a la que antes aludíamos- y la previsible explosión de una «burbuja financiera» que se ha vuelto ingobernable -y que sumiría en la pobreza a millones de norteamericanos de clase media- abonaría tambien esa salida autoritaria. En cualquier caso, Estados Unidos es ya una semidictadura que soslaya su propia constitución, como afirma Alberto Piris (v. «Los despropósitos de Bush en Riga», Rebelión 5-12-06).

Howard Zinn, el prestigioso historiador estadounidense citado al principio de este artículo, cree que la reacción del pueblo usamericano se está gestando. Por ello afirma (v.»La utilización de la historia y la guerra contra el terrorismo», Rebelión 26-12-06): «En algún punto USA va a tener que escapar de Irak. Y lo va a hacer porque el sentimiento (antibélico) va a aumentar y aumentar en este país y porque más y más soldados van a volver de Irak y dirán: no volveremos. Y porque van a tener más y más problemas para aprovisionar a las fuerzas armadas.. Y porque los padres de los jóvenes van a decir más y más: no vamos a permitir que nuestros jóvenes vayan a la guerra por Betchel y Halliburton «. Por todo ello reiteramos la apremiante necesidad de un amplio frente ecopacifista mundial, que apoye a los que en el interior de EEUU se oponen a la locura de la guerra y frene su extensión. El profesor Zinn nos anima: «Todo los que hacemos es importante. Cada cosita que hacemos, cada piquete en el que marchamos, cada carta que escribimos, cada acto de desobediencia civil en el que participamos, cada reclutador con el que hablamos, cada padre con el que hablamos, cada soldado con el que hablamos, cada persona joven con la que hablamos…., todo lo que hacemos por un mundo diferente, es importante, aunque en el momento parezca fútil, porque es como se produce el cambio. El cambio sucede cuando millones de personas hacen pequeñas cosas, que en ciertos momentos de la historia se suman, y entonces sucede algo bueno y algo importante.» Empecemos en este nuevo año 2.007 a hacer estas «pequeñas cosas», pues ésta puede ser la última oportunidad de lograr ese cambio. Esta puede ser nuestra última oportunidad para la supervivencia