Mientras la clase política en España se dedica a preparar una ley de transparencia absurda, que no cumple los estándares mínimos internacionales, y que se permite responder con el silencio administrativo (en la práctica, ser cualquier cosa menos transparentes), otros países están comenzando a hacer que la intersección entre democracia y tecnología tenga por fin […]
Mientras la clase política en España se dedica a preparar una ley de transparencia absurda, que no cumple los estándares mínimos internacionales, y que se permite responder con el silencio administrativo (en la práctica, ser cualquier cosa menos transparentes), otros países están comenzando a hacer que la intersección entre democracia y tecnología tenga por fin algo de sentido.
Una aplicación denominada Nulpunt permitirá en Holanda que cualquier ciudadano tenga acceso a todo tipo de documento manejado por su gobierno (todo documento quiere decir TODO DOCUMENTO, y las excepciones deberán estar muy claramente sustentadas). Puedes registrarte (con tus datos completamente confidenciales y a salvo), suscribirte a los temas que te interesen, y tener acceso ilimitado a todos los documentos que traten de un tema en un formato sencillo, con una herramienta señaladora, una de comentarios, y una de publicación en redes sociales.
La idea de «democracia sin secretos» como principio fundamental de un gobierno, un principio que produce una increíble envidia cuando vives en un país que considera a sus ciudadanos como «enemigos» y se dedica a «defender» celosamente «su» información, en un espeluznante giro del concepto de gobierno como servicio público. Este vídeo son seis minutos y todo español debería ver para comprobar fehacientemente la escasísima calidad de la democracia en la que vive, y sentirse con suficiente criterio como para exigir cambios.
No, por mucho que pretendan hacerte creer, la labor de un gobierno no puede sustentarse en su capacidad para gestionar información secreta a espaldas de sus ciudadanos. La democracia no puede basarse en el secreto, tiene forzosamente que basarse en la transparencia. El secreto y la no transparencia solo alimentan el abuso y la corrupción.
La legislación sobre transparencia es absolutamente fundamental. Hablamos del derecho (repetimos, DERECHO) de consultar cualquier documento, sin trabas burocráticas que conviertan el acceso en un proceso tedioso, en una especie de «favor» a los ciudadanos que es concedido «graciosamente» y que puede denegarse en virtud de las más variadas razones – o directamente, sin razón alguna, con el mero silencio administrativo. No, las cosas ya no pueden seguir siendo así. La transparencia ya no puede estar en manos y bajo el control de los gobiernos: tiene que ser algo que los ciudadanos forzamos a nuestro gobierno a hacer, sin posibilidad de elección: si pretender gobernar, si pretendes ser quien me representa, o eres transparente con los estándares que se te exigen, o no eres.
En una verdadera democracia, la tecnología no debe ser una herramienta en manos del gobierno para controlar a sus ciudadanos, sino exactamente lo contrario: una herramienta en manos de los ciudadanos para controlar a su gobierno. A nivel internacional, en democracias maduras, estamos viviendo el crecimiento imparable de la demanda por una democracia sin secretos. Mira las iniciativas que la tecnología está propiciando que surjan en otros países, estúdiatelas… y exígelas para ti. Exígelas en tu país, a tus políticos, a tu gobierno, a esos que dicen ser «tus representantes». Exige tu capacidad de utilizar la tecnología a tu alcance para poder vivir en una democracia en condiciones.
Pocas cosas son más importantes.
Fuente: http://www.enriquedans.com/2012/10/la-verdadera-democracia-es-una-democracia-sin-secretos.html