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Habla el iraquí que la derribó hace cuatro años

«Lamento haber derribado la estatua de Sadam»

Fuentes: The Guardian/El Mundo

Con las manos ensangrentadas y los ojos llenos de lágrimas, hace cuatro años golpeó con un martillo la peana alicatada que sostenía la enorme estatua de Sadam Husein erigida en la plaza bagdadí de Firdous. Kadhim Jubouri expresaba entonces su alegría por estar al frente de la multitud que la tiró abajo en uno de […]

Con las manos ensangrentadas y los ojos llenos de lágrimas, hace cuatro años golpeó con un martillo la peana alicatada que sostenía la enorme estatua de Sadam Husein erigida en la plaza bagdadí de Firdous. Kadhim Jubouri expresaba entonces su alegría por estar al frente de la multitud que la tiró abajo en uno de los momentos simbólicos del derrocamiento de la tiranía iraquí. Ahora lo único que siente es arrepentimiento.

Enfundado en una camiseta negra de tirantes, Al Jubouri, campeón iraquí de levantamiento de peso, machacó el cemento con todas sus fuerzas para destrozar la efigie y todo lo que ésta significaba para él. Ahora, en el cuarto aniversario de la invasión, ha cambiado de opinión: «Siento mucho haber derribado la estatua. Los americanos son peores que el dictador. Cada día es peor que el anterior».

El deportista, que también fue mecánico, sintió todo el peso del régimen de Sadam cuando fue enviado a la prisión de Abu Ghraib por quejarse de que el hijo del dictador, Uday, no le había pagado el arreglo de su moto. «Mucha gente de mi clan fue encarcelada o colgada. Durante mucho tiempo, cada vez que veía cómo construían la estatua, soñé con echarla abajo un día».

Ahora, sin embargo, asegura que preferiría vivir bajo Sadam, «aunque fuera como Stalin», que bajo la actual ocupación, «que está resultando peor». «Más vale lo malo conocido. Ya no se distingue al amigo del enemigo. La situación está empeorando. La gente es pobre y los precios siguen subiendo».