Al Infante de la Marina de EE.UU. cabo primero Jeffrey Lucey no se lo contabiliza entre los muertos de la guerra de Irak. Pero murió; luego de haber regresado a casa. Se suicidó. Sus padres han demandado al Departamento de Asuntos de los Veteranos y a R. James Nicholson, el secretario de Asuntos de los […]
Kevin y Joyce Lucey fueron testigos del rápido declive de su hijo tras haber vuelto de combatir en Irak en Junio de 2003. Kevin dijo: «las alucinaciones empezaron siendo visuales, auditivas, táctiles. Hablaba de cómo oía a las arañas-camello en su habitación por la noche, y de hecho tenía una linterna bajo su cama, lista para usarla para buscar las arañas-camello. Toda su vida se estaba desmoronando».
Jeffrey empeoró. Se quedaba encerrado en su habitación, viendo la televisión y bebiendo abundantemente. Jeffrey era reticente a buscar ayuda, temiendo el estigma que creía acompaña a los tratamientos de salud mental. Finalmente, el 28 de Mayo de 2004, la familia Lucey consiguió que Jeffrey ingresara, contra su voluntad, al hospital. El hospital del Departamento de Asuntos de los Veteranos le dio el alta tres días más tarde.
El 5 de Junio de 2004, Jeffrey había empeorado de forma significativa. Sus hermanas y su abuelo le volvieron a llevar a VA (Veterans Affairs – Servicio de Asuntos de los Veteranos). Joyce afirma que el VA «decidió que no estaba diciendo lo que debía decir para ser internado contra su voluntad. Más tarde descubrimos que en ningún momento llamaron a un psiquiatra o alguien que pudiera haber evaluado su estado. Y tienen todo esto en sus registros. En ellos se dice que el abuelo rogó que su nieto fuera admitido».
La familia Lucey descubrió más tarde, por notas del personal, que Jeffrey habló sobre tres formas de cometer suicidio. Su padre lo explicó: «Les dijo que se asfixiaría, tomaría una sobredosis o se ahorcaría. También le confió al psiquiatra que había comprado una
manguera. Y, por supuesto, el 5 de Junio, cuando intentamos internarlo por segunda vez y el VA se negó, Joyce y yo recorrimos toda la casa y quitamos todo aquello con lo que pudiera provocarse daño, pero nunca pensamos en una manguera».
silencio, y el terapeuta nos dijo tras la muerte de Jeff que sin duda ese era su último lugar de refugio, el último puerto seguro al que sentía que podía acudir».
La noche siguiente, tras regresar a casa del trabajo, Kevin entró apresuradamente en la casa: «Fui a su habitación, y lo primero que noté fue que las cédulas de identificación estaban sobre su cama». Bajó hasta el sótano, donde encontró a su hijo Jeffrey muerto, con una manguera atada dos veces alrededor de su cuello.
Tres años después, sus padres han presentado una demanda. No están solos. Una demanda colectiva aparte fue presentada por Veterans for Common Sense (Veteranos por el Sentido Común) y Veterans United for Truth (Veteranos Unidos por la Verdad) en nombre de cientos de miles de veteranos a los que se les han negado servicios médicos.
La nota de suicidio de Jeffrey Lucey comienza así: «Queridos Mamá y Papá, no hay palabras con las que pueda expresar mis disculpas por el dolor que les he causado pero les ruego que me perdonen. Quiero que sepan que los he querido a los dos y aún los quiero, pero el dolor de la vida ha sido demasiado para mí como para soportarlo».
traducido por: Ángel Domínguez y Democracy Now! en español, [email protected]