Los iraquíes acuden hoy a las urnas para votar en unas elecciones parlamentarias marcadas por la violencia y las tensiones sectarias. Con casi 10.000 muertos al año, una violencia sectaria entre la mayoría chií y la minoría suní que ha situado al país al borde de la guerra civil y una guerra regional en Siria […]
Los iraquíes acuden hoy a las urnas para votar en unas elecciones parlamentarias marcadas por la violencia y las tensiones sectarias. Con casi 10.000 muertos al año, una violencia sectaria entre la mayoría chií y la minoría suní que ha situado al país al borde de la guerra civil y una guerra regional en Siria que tiene un impacto brutal en Irak, parece difícil pensar que estas elecciones vayan a solucionar, o siquiera aminorar, las tensiones. Como ocurrió en las anteriores elecciones, los partidos chiíes continuarán dominando y definiendo el Estado iraquí, los suníes seguirán pensando que no quieren compartir el poder y tratarlos como iguales. La nostalgia del Estado que dirigía Saddam Hussein que tanto sufrieron los chiíes de poco servirá a los suníes. Y, paradojas de la geopolítica, parece que Irán puede emerger como el máximo ganador y que será clave en la toma de decisiones dada la considerable influencia que tiene sobre los partido chiíes.
Con la mayor provincia de Irak fuera del control del Estado y con una cada vez mayor reivindicación de una región suní autónoma similar a la kurda, puede anticiparse que la próxima víctima pronto será el propio Estado iraquí.