El estallido social que provocó la crisis económica y política en Argentina a finales de 2001 es un pasado reciente que no sólo ha dejado huella en el imaginario colectivo, sino que también ha dejado un buen número de empresas recuperadas por sus trabajadores (ERT) que demuestran que la vía de la autogestión obrera es […]
El estallido social que provocó la crisis económica y política en Argentina a finales de 2001 es un pasado reciente que no sólo ha dejado huella en el imaginario colectivo, sino que también ha dejado un buen número de empresas recuperadas por sus trabajadores (ERT) que demuestran que la vía de la autogestión obrera es posible. Una exposición itinerante de fotografía y un documental nos muestran, ocho años después, la evolución de esta experiencia.
La sensación de crisis permanente que vivía Argentina tuvo su mayor punto de inflexión en la década de los 90 a través de la implantación sistemática de las políticas neoliberales, que terminaron por romper cualquier posibilidad de equilibrio político y económico. Entre 1997 y 2001 se sucedieron 56 meses de recesión continuada que, unida a una acumulación gigante de deuda exterior y pública, dio lugar a un proceso de movilización popular que ha quedado simbolizado por las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001: un momento de ruptura que costó la vida a 39 personas, y que hizo que -en muy poco tiempo- la República cambiara de presidente tres veces.
Las grandes manifestaciones autoconvocadas, las caceroladas frente a los bancos, los saqueos a los supermercados, el movimiento piquetero, las asambleas de barrio y la circulación de monedas alternativas fueron las formas espontáneas que adoptó la revuelta anticapitalista bajo el significativo lema «¡Que se vayan todos!».
Este fue el contexto en el que emergió con el movimiento de recuperación de fábricas quebradas por parte de los trabajadores. Empresas que, en muchos casos, eran abandonadas por sus propietarios o estaban en proceso de embargo. Se estima que, en 2003, eran unas 150 las empresas autogestionadas por sus trabajadores.
Testimonio colectivo
Fabricas Okupadas es el título de la exposición de fotografías de Jerónimo Rivero tras su visita en 2007 a diez empresas recuperadas. Las imágenes han sido organizadas por el antropólogo Thomas Prola a través de textos que recogen diversos testimonios de los trabajadores. La muestra se completa con la proyección del vídeo Obreros del vapor realizado por estudiantes de la facultad de Bellas Artes de la Plata en 2004.
Mientras que las fotografías transmiten el ambiente general de estas empresas, el vídeo documenta el proceso seguido tras la quiebra en 2001 de la Papelera San Jorge hasta que, con mucho esfuerzo, logra ser adquirida por sus trabajadores en régimen de cooperativa y pasa a llamarse Unión Papelera Platense. La experiencia colectiva se refleja, sobre todo, en el modo en que sus protagonistas dejan bien claro que el capital humano es lo más valioso que tiene una cooperativa, pero que, sin unidad ni apoyo mutuo, no es posible ninguna forma de autogestión como manera de romper con el modelo económico tradicional de fábrica privada.
«Al capitalismo no le hace gracia que los negritos les roben las fábricas y las hagan caminar», dice un trabajador en el vídeo. Mientras que otro asevera que «hay miedo a potenciar las cooperativas, miedo a que se prodiguen». En la muestra Fábricas okupadas también hay testimonios como este que, con los pies bien clavados en la tierra, afirma: «El grueso de los trabajadores que recuperan una fábrica quieren trabajar para asegurar un medio de subsistencia para sus familias. Después están los líricos, que tienen en la cabeza la idea anticapitalista». De todos modos, si nos atenemos al presente, no parece que sean «malos tiempos para la lírica»…
Semanario Directa, Nº 135, 22 de abril de 2009
Para visitar la exposición:
– Ateneu Popular Nou Barris, Barcelona: 14 de abril a 4 de mayo.
– Casal de Joves de Sant Just Desvern: 2 al 16 de julio
– Centro Cívico Porta Soller de Nou Barris, Barcelona: 9-31 de octubre, 2009