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De Nadia Murad a Suad al-Ali

Las mujeres iraquíes luchan por su inclusión política

Fuentes: Middle East Eye

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

Foto: Nadia Murad, activista yazidí de los derechos humanos, habla en la sede la ONU  en Nueva York el 9 de marzo de 2017 (AFP)

 

La concesión del Premio Nobel de la Paz 2018 a Nadia Murad, una activista iraquí de la comunidad yazidí que logró escapar de las garras del Estado Islámico (EI) y que se ha convertido en decidida embajadora contra la trata de seres humanos y la violencia sexual, se produce en medio de una serie de asesinatos contra mujeres iraquíes. Dos de ellas trabajaban en la industria de la cosmética, una era una modelo de Instagram y la otra una activista de primera línea en las protestas en curso contra la corrupción que están teniendo lugar en Basora.

Las autoridades iraquíes han especulado con que algunos de esos asesinatos son crímenes de naturaleza personal y se está investigando sobre los mismos. Algunos observadores de Basora creen que, probablemente, el asesinato de la activista de los derechos humanos Suad al-Ali tuvo motivaciones políticas y que los autores pertenecían a la milicia que intenta aplastar las protestas. Todas las mujeres asesinadas eran declaradas activistas de los derechos de la mujer.

Voces valientes silenciadas

El gobierno iraquí había nominado a Murad, que ha ganado el Premio Nobel junto a Denis Mukwege, para ese mismo galardón en 2016, por lo que es probable que celebre su bien merecido premio como un logro para Iraq. No obstante, el gobierno iraquí no puede elogiar de forma creíble a Murad cuando no está prestando verdadera atención a los derechos de las mujeres iraquíes en general, ni persiguiendo a los asesinos de las cuatro destacadas mujeres.

Las mujeres iraquíes están jugando un importante papel sociopolítico en el país y los reformadores de Iraq deben capitalizar su trabajo si son realmente serios cuando hablan de reformas.

Aunque hay señales positivas en el proceso de formación del reciente gabinete, que no fue mal acogido por los políticos en competencia, y en el nombramiento de una figura de compromiso como primer ministro, la vida política global de Iraq necesita una renovación urgente. Esto no puede suceder mientras los desafíos y éxitos de las mujeres se compartimenten como si estuvieran fuera del entorno político general.

Las mujeres están a la vanguardia del movimiento de protesta en Iraq. La icónica activista feminista Hanaa Edward es una de estas voces. En un reciente discurso, que tuvo lugar en la sede de la Unión de Autores y Escritores Iraquíes, Hanaa subrayó que los sucesivos gobiernos iraquíes desde 2003 no han dado prioridad a los derechos humanos y en ocasiones han bloqueado el trabajo de las organizaciones de la sociedad civil, enfatizando que la lucha por los derechos en Iraq requiere de paciencia y perseverancia.

Luchando por la inclusión

Las activistas por los derechos de las mujeres están presionando también para lograr una participación de alto nivel en el gobierno. Hay un sistema de cuotas en Iraq que garantiza la elección de mujeres miembros del Parlamento, pero las activistas creen que se necesitan más y que tampoco basta con tener mujeres representadas a nivel ministerial. Esperaban el nombramiento de una viceprimera ministra durante el debate para la formación del gabinete, pero esa esperanza llegó a plasmarse en esta ocasión.

Sin embargo, tal escenario no responde una fantasía. Hace dos años, Muqtada al-Sadr, que encabeza la coalición que ganó la mayoría de los escaños en el actual Parlamento de Iraq, se reunió con Edward sobre la base de que ambos compartían agendas reformistas y nacionalistas.  

 

 

Mujeres iraquíes disfrutando de una feria de libros en Mosul 1 de septiembre de 2018 (AFP)

Las recientes elecciones presidenciales de Iraq aportaron una personalidad progresista, Barham Salih, para liderar el país. Por lo tanto, hay políticos influyentes que podrían aprovechar su poder para apoyar a las mujeres iraquíes en su lucha por la inclusión política.

Pero todavía hay serios obstáculos. En diciembre pasado, las activistas de los derechos de las mujeres presionaron con éxito contra un proyecto de ley que habría introducido cambios en la ley de estatuto personal en Iraq, que permitía incluso el matrimonio de niñas menores de edad. Los defensores chiíes y suníes de la ley propuesta utilizaron esta derrota para reunir a los votantes en el período previo a las elecciones de mayo, alegando su intención de presentar nuevamente esa legislación para su consideración parlamentaria. Las activistas de los derechos de las mujeres se están por ello preparando para una nueva confrontación potencial.

Éxitos y desafíos

Las mujeres iraquíes deben también lidiar con el manejo inadecuado de problemas graves por parte del gobierno. Una activista por los derechos de las mujeres mencionó lo difícil que es obtener información sobre la violencia sexual en los campos de refugiados en zonas como las de Salahidin, Mosul y Duhok, una queja rechazada por las fuerzas de seguridad locales a cargo de los campos.

La activista señaló también las escasas compensaciones otorgadas por el gobierno central a las mujeres que habían sido detenidas por el EI; compensaciones que sólo se materializaron después de una continuada campaña de los grupos de mujeres.

Los desafíos a que se enfrentan los grupos de mujeres en Iraq se alinean con las preocupaciones de la sociedad en general que están impulsando las actuales protestas, centradas en la falta de transparencia y de rendición de cuentas. Del mismo modo, los éxitos de las activistas por los derechos de las mujeres en su lucha contra las prácticas misóginas y la concesión del Premio Nobel de la Paz a Murad constituyen un activo importante para los reformistas iraquíes con influencia política.

 

Lina Khatib es directora del Programa para Oriente Medio y el Norte de África en Chatham House. Twitter: @LinaKhatibUK

Fuente: https://www.middleeasteye.net/columns/iraq-there-will-be-no-serious-reform-without-women-311023370

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.