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Lo que no te dicen sobre la «elección»

Fuentes: Rebelión

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

El día de sangre y elecciones ha pasado, y las resonantes trompetas de los medios corporativos que lo saludan como una demostración exitosa de «democracia» ya ofrecen sólo un estruendo mitigado.

Después de un día que dejó a 50 muertos en Irak, tanto civiles como soldados, la cantidad de muertos fue saludada como una cifra que fue «menos de lo esperado». Por lo tanto… aceptable, según los estándares de la administración Bush y los medios corporativos. Después de todo, sólo uno de ellos era estadounidense, el resto eran civiles iraquíes y soldados británicos.

El truco de utilizar el día de elecciones en Irak para justificar la continua ocupación fracasada de Irak parece haber resultado, si lo único que se considera son los medios dominantes.

«Participación mayor de lo esperado», bramaron los medios televisivos dominantes de EE.UU. Algunos citaron una cifra de un 72%, otros de un 60%.

Lo que no te dijeron fue que esta cifra fue suministrada por Farid Ayar, el portavoz de la Comisión Electoral Independiente para Irak (IECI) antes de que se cerraran las urnas.

Cuando le preguntaron por la exactitud del cálculo de participación de los votantes durante una conferencia de prensa, Ayar echó marcha atrás respecto a su primera cifra, diciendo que un cálculo más cercano era más bajo que su cálculo inicial y que sería más bien como un 60% de los votantes inscritos.

El portavoz de la IECI dijo que su cifra anterior de un 72% era «sólo una conjetura» y «que sólo era un cálculo», que se basaba en «cálculos verbales, muy aproximados, reunidos informalmente en el terreno. Tomará un cierto tiempo hasta que el IECI publique cifras exactas sobre la participación».

Refiriéndose a ambas cifras, Ayar pasó a agregar: «Los porcentajes y las cifras sólo vienen después del recuento y serán anunciadas cuando haya terminado… Es demasiado pronto para decir que esas fueron las cifras oficiales».

Pero no es la tergiversación más importante cometida por los medios dominantes.

Lo que tampoco te dijeron es que los que votaron, hayan sido un 35% o incluso un 60% de los votantes inscritos, no votaron en apoyo de una continua ocupación de su país por EE.UU.

En realidad, votaron precisamente por la razón opuesta. Cada iraquí con el que hablé de los que votaron explicó que creen que la Asamblea Nacional que será formada pronto significará el fin de la ocupación.

Y esperaban que el llamado a que se retiren las fuerzas extranjeras de su país ocurra lo más pronto posible.

Esto lleva a que se vean de otra manera ahora las secuencias de iraquíes jubilosos, vitoreando, ¿no es cierto?

Pero después de todo, la mayoría de la gente en EE.UU. que mira CNN, FOX, o cualquiera de las otras cadenas principales no lo verá así. En su lugar, oirá lo que dijo Mr. Bush: «El mundo escucha la voz de la libertad desde el centro de Medio Oriente» y lo escuchará como si fuera realidad porque la mayoría de los principales medios noticiosos ni siquiera toca la superficie de las secuencias en película de felices votantes iraquíes que están aquí, en el país del caos y la violencia diaria, sin trabajo, sin electricidad, con poca agua potable y sin gasolina (en todo caso para los iraquíes).

Y Bush es mostrado por los medios como portador de la democracia a Irak por el simple hecho de que tuvo lugar esta así llamada elección, por chapucera que haya sido. Las apariencias sugieren que la mayoría chií en Irak obtendrá por fin su representación proporcional en un «gobierno». Se ve bien en el papel.

Pero, a medida que continúas leyendo, las razones aparentemente altruistas de esta elección, como la muestra la administración Bush y como la ensalza la mayoría de los medios dominantes, son todo lo contrario.

Y los iraquíes que votaron están escuchando otros sones que pretenden un fin de la ocupación.

Ahora sigue vigente la pregunta: ¿qué pasa cuando se forme la Asamblea Nacional y más de 100.000 soldados de EE.UU. continúen en el terreno en Irak y la administración Bush continúe negándose a presentar un programa para su partida?

¿Qué pasará cuando los iraquíes vean que cuando ya hay cuatro bases militares permanentes de EE.UU. en su país, en lugar de comenzar a desmontarlas, construyan más bases, como lo está haciendo ahora mismo la antigua compañía de Cheney, Halliburton,?

Antonia Juhasz, experta de Foreign Policy in Focus, escribió un artículo justo antes de la «elección» que saca a la vista un tópico que ha perdido atención en medio de la reciente fanfarria sobre las elecciones en Irak.

Petróleo

Pienso que vale la pena incluir gran parte de su material aquí, ya que va muy bien con el tópico de hoy de las cosas que no le están diciendo a la mayoría de la gente los portadores de la democracia al corazón de Medio Oriente.

El 22 de diciembre de 2004, el Ministro de Hacienda Iraquí, Abdel Mahdi, informó a un puñado de reporteros y de especialistas de la industria en el Club Nacional de Prensa en Washington, D.C. que Irak quiere aprobar una nueva ley que abriría la compañía nacional de petróleo de Irak a la inversión privada extranjera. Como explicó Mahdi: «Así, pienso que es muy promisorio para los inversionistas estadounidenses y para los negocios de EE.UU., ciertamente para las compañías petroleras.»

En otras palabras, Mahdi propone que se privatice el petróleo iraquí y que se ponga en manos corporativas estadounidenses.

Según el ministro de hacienda, los extranjeros tendrían acceso tanto a la inversión petrolera «descendiente» como «tal vez incluso ascendiente». Esto significa que los extranjeros podrán vender petróleo iraquí y poseerlo en el terreno – el motivo mismo por el que muchos argumentan que EE.UU. comenzó la guerra para comenzar.

Como explicó el informe de orientación de la defensa del vicepresidente Dick Cheney en 1992: «Nuestro objetivo general es seguir siendo la potencia extranjera predominante en la región [Medio Oriente]

y preservar el acceso estadounidense y occidental al petróleo de la región».

Aunque pocos en los medios estadounidense, con la excepción de Emad Mckay de Inter Press Service informaron sobre – o incluso asistieron a – la conferencia de prensa de Mahdi, el anuncio fue hecho mientras el subsecretario de estado de EE.UU., Alan Larson se encontraba al lado de Mahdi. La intención era enviar un mensaje – ¿pero a quién?

Resulta que Abdel Mahdi se presenta a las elecciones del 30 de enero en la lista del Consejo Supremo de la Revolución Islámica (SCIR), el principal partido político chií. Aunque el anuncio de la venta del recurso que asegura un 95% del ingreso total iraquí no le conseguirá muchos votos iraquíes, sin duda le aportará un tremendo apoyo del gobierno de EE.UU. y de las corporaciones de EE.UU.

El SCIR de Mahdi es de lejos el partido con más probabilidades en las elecciones, en especial ya que se ha hecho más y más imposible que los suníes voten porque las regiones en las que viven caen más y más en un caos mortal. Si Bush hubiese sugerido al Primer Ministro Interino de Irak, Iyad Alaui, que las elecciones se postergaran, las posibilidades de victoria de Mahdi y del SCIR hubieran indudablemente disminuido.

Agregaré que la lista de partidos políticos a la que pertenece el SCIR de Mahdi, la Alianza Unida Iraquí (UIA), incluye al Consejo Nacional Iraquí, que es dirigido por un antiguo amigo de la administración Bush, que suministró toda la información falsa que necesitaban para justificar la invasión ilegal de Irak, precisamente Ahmed Chalabi.

También debería prestarse atención al hecho de que el primer ministro Iyad Alaui también suministró a la administración información amañada utilizada para justificar la invasión, pero dirige otra lista chií diferente que probablemente conseguirá casi tantos votos como la lista de la UIA.

Y la UIA tiene la bendición del venerado clérigo chií nacido en Irán, el gran ayatolá Ali al-Sistani. Sistani dictó una fatwa en la que ordenaba a su inmensa masa de seguidores que votara en las elecciones, o podrían arriesgar el infierno.

Por lo tanto, se podría decir que la administración Bush ha hecho un trato con el SCIR: petróleo iraquí a cambio de un poder político garantizado. Los estadounidenses pueden permitirse un negocio semejante porque Bush aún controla lo que sucede en Irak.

No importa qué ocurra en las elecciones, la administración Bush va a controlar el principal pozo de dinero disponible en Irak (los 24.000 millones de dólares en dinero del contribuyente estadounidense destinados a la reconstrucción), la mayor cantidad de militares y las reglas que controlan la economía de Irak, por lo menos durante el próximo año en el que la recién elegida Asamblea Nacional escribirá una constitución. Tanto el dinero como las reglas, por su parte, serán controlados por auditores e inspectores generales nombrados por EE.UU., que estarán en cada ministerio iraquí con contratos por cinco años y una autoridad total sobre los contratos y las regulaciones. Sin embargo, lo único que no ha podido conferirse la administración es un acceso garantizado al petróleo iraquí – es decir, hasta ahora.

Y hay tantas cosas más que no te están diciendo. Como a los iraquíes que votaron, creyendo que al hacerlo lograrían terminar con la ocupación de su país.

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