Traducido para Rebelión por LB
Ya han pasado 20 años desde que le fueran impuestas a Iraq las sanciones asesinas decretadas por las fuerzas de la policía supranacional conocida como las Naciones Unidas. Esas sanciones han provocado la muerte de más de millón y medio de personas inocentes, entre ellas más de 500.000 niños, hambreados hasta la muerte. Hace ya siete años que comenzó la invasión de Iraq, instigada y diseñada por el sionismo y azuzada por los medios de comunicación sionistas, y hasta hoy otro millón y medio de iraquíes inocentes han sido sacrificados. Eso eleva la cifra de víctimas a tres millones de personas. Muertas. En 20 años. Y éstas son sólo las víctimas registradas. Todos los despachos de noticias utilizan la coletilla «al menos» al referirse al número de muertos causados por una explosión, un tiroteo o un ataque con misiles. Hay mártires cuyos nombres nunca se conocerán, cuyos rostros nunca se verán, cuyas historias nunca se contarán.
Además de la herencia de violaciones, asesinatos y destrucción, los ejércitos terroristas de EEUU, Gran Bretaña y sus aliados han convertido a Iraq en un páramo tóxico tras esparcir sobre su superficie 1.700 toneladas de uranio empobrecido (cifra que no incluye el uranio que quedó de la primera Guerra del Golfo), 5.000 toneladas de otros residuos peligrosos y más de 14.500 toneladas de aceite y suelo contaminados por el petróleo. La ciudad de Basora, en el sur de Iraq, ha quedado devastada por el uranio empobrecido. Faluya, en el oeste de Iraq, ha sido calcinada con fósforo blanco y mark-77(*), que han destruido 133 de sus magníficas mezquitas. Las enfermedades contraídas como consecuencia de la exposición a estas armas de destrucción masiva son ahora más abundantes que en Hiroshima y Nagasaki después de que el sionista Harry Truman arrojara sobre ambas urbes la bomba atómica fabricada por el también sionista J. Robert Oppenheimer. Los bebés nacen muertos. En las zonas afectadas por armas de destrucción masiva la gente muere a diario de cáncer y de otras enfermedades desconocidas. Las madres y los padres se suicidan por lo que les han hecho a sus hijos. Los cultivos están irremisiblemente dañados. El agua no es potable. Quienes beben o ingieren alimentos se arriesgan también a contraer enfermedades. Estas historias de terror tampoco se cuentan nunca. Son bajas que nunca se computan.
La completa devastación de Iraq ha convertido a más de 5 millones de iraquíes en refugiados internos y externos y a 5 millones de niños en huérfanos. Tras haberse entregado a la prostitución como medio para mantener a sus familias, decenas de miles de niñas y mujeres iraquíes han caído en las garras de gángsters kurdo-israelíes que explotan redes sexuales criminales diseminadas a lo largo y ancho de todo el Oriente Medio, desde la entidad sionista hasta Turquía y Siria (1). La tasa de mortalidad infantil en Iraq se ha disparado un 150% desde 1990, cuando la trampa mortal de la Resolución 661 quedó integrada en la política mundial. Sólo el 50% de los niños en edad escolar asisten a clase. En la antigua tierra de los eternos ríos Tigris y Éufrates el 70% de la población no tiene acceso al agua. El 80% no tiene acceso al saneamiento. El 70% de los iraquíes no tienen empleo y el 43% vive en situación de horrenda pobreza (2). 5.800 iraquíes están detenidos, pública o secretamente, en cárceles de EEUU sin motivos ni pruebas, mientras que otros 30.000 iraquíes han sido detenidos por el gobierno títere traidor, que los mantiene encerrados sin cargos en las condiciones de detención más inhumanas (3). Estos son hechos indiscutibles. Ahora las preguntas son: ¿Quiénes son los criminales responsables de 20 años de atrocidades? ¿Y por qué han cometido esos crímenes de lesa humanidad tan horribles y obscenos?
Atribuir la responsabilidad de la profanación de Iraq a generalidades tales como «las corporaciones» o el «imperialismo» carece de fundamento y es algo inequívocamente cobarde. Las corporaciones y el imperialismo no son entes vivos que determinan los asuntos de la humanidad. Hay personas concretas detrás de cada acto de avaricia empresarial y de cada interés imperial. Esas personas tienen nombre. Tienen afiliación. Y en el caso de la invasión ilegal, ocupación y posterior genocidio contra Iraq, cada una de las personas implicadas resulta que es un sionista de origen jázaro o anglo con doble lealtad al despreciable, criminal e ilegítimo Estado de Israel.
En un documento de 1982 titulado «Una estrategia para Israel en los años ochenta«, elaborado por Oded Yinon, un asesor de política exterior de Israel, y publicado en un diario de la Organización Sionista Mundial, se describe el complot sionista para desestabilizar a Iraq y fragmentarlo en tres Estados -un Estado suní, un Estado chií y un Estado kurdo- como paso previo para el cumplimiento de la delirante profecía talmúdica de anexionar esas tierras como parte del Gran Israel. Siempre que los medios sionistas mencionan la lucha en Iraq la describen como «sectaria», incluso cuando no existen evidencias de sectarismo en la lucha. Esta propaganda ha sido diseñada por los responsables políticos neoconservadores y por comentaristas de think-tanks pro-israelíes como Kristol hijo, Kristol padre, Krauthammer, Pipes y su racista padre Cohen, Goldhagen, Frum (el amanuense de los discursos de Bush), Lewis y Rubin, para retratar a los iraquíes como salvajes y como animales que no solamente odian a los estadounidenses sino que también se odian entre sí, para deshumanizarlos de modo que, mediante el conveniente lavado de cerebro, las masas estadounidenses acaben por considerarlos efectivamente como alimañas y apoyen la guerra ilegal. El antiguo activo de la CIA y traidor Ahmed Chalabi colabora con una empresa propiedad del criminal sionista Zeev Belinsky para construir en Bagdad un muro que separe las comunidades sunitas y chiítas en lo que constituye otro programa destinado a sembrar la desunión entre iraquíes (4). Varios políticos estadounidenses, entre ellos el autoproclamado sionista Joe Biden, han mencionado que la única solución para el «conflicto» en Iraq es dividir el país en Estados-nación. Sunníes, chiíes, kurdos y asirios convivían fraternalmente en paz hasta que se produjo la criminal invasión anglo-estadounidense. Los Estados nacionales no son necesarios. Sólo el fin de la ocupación lo es. No lo olvidemos.
En 1996 Richard Perle, Douglas Feith, David Wurmser, Wurmser Meyrav y otros agentes sionistas redactaron un documento titulado «Una ruptura limpia: nueva estrategia para asegurar el reino» para uso del actual Primer Ministro de la usurpadora entidad sionista, el asesino de masas Benjamin Netanyahu. En este documento se señalaba al derrocamiento de Saddam Hussein y al debilitamiento de Iraq como la piedra angular del éxito de Israel y de su dominio sobre la región. Más tarde, Richard Perle y Douglas Feith se convirtieron en funcionarios de alto rango del Pentágono en la administración criminal de George Bush y fueron fundamentales para orquestar la ilegal ocupación de Iraq.
En 1998 el carnicero de Bosnia, el criminal de guerra Bill Clinton, dio rango de ley a un documento denominado «Acta para la liberación de Iraq» en virtud del cual el «cambio de régimen» en Mesopotamia se convirtió a partir de ese momento en un aspecto importante de la política exterior de EEUU. Fue esta legislación criminal, escrita en comandita por el monstruo sionista Joe Lieberman y el trilero bancario John McCain, la que se citó antes de la invasión del 20 de marzo del 2003.
Estos tres documentos fueron lo que las marionetas sionistas de Bush y Cheney utilizaron como argumento para destruir Iraq. El sionista Philip Zelikow, el criminal que se encuentra detrás del ridículo Informe de la Comisión del 11-S, reconoció que invadieron Iraq para proteger a Israel (5), y lo mismo confesaron el General del cuerpo de marines Anthony Zinni (6) y el senador Fritz Hollings (7). El sionista Paul Wolfowitz, arquitecto jefe de los infortunios que padece Iraq, defendió con vehemencia torturar y ejecutar a los prisioneros iraquíes, y es como resultado de su locura que 900 iraquíes se sientan hoy en el corredor de la muerte a la espera de ser ejecutados tras haber sido declarados culpables de crímenes sin pruebas. Wolfowitz animó a su ejército genocida a crear prisiones similares a campos de concentración para quebrar el espíritu de resistencia de los iraquíes (8). Wolfowitz también fue responsable de llevar a Iraq asesores del Mossad y del Shin Bet para entrenar a escuadrones de la muerte estadounidenses en el 2003. Wolfowitz ha confesado abiertamente que la de Iraq fue una guerra de agresión que él ayudó a desatar. ¿Por qué ningún tribunal ha procesado a este demente? El sionista Stuart Levey fue un funcionario clave en el Departamento del Tesoro que asignó fondos de guerra adicionales para el ejército estadounidense. El Pentágono obtuvo su falsa inteligencia para la guerra de la Oficina de Planes Especiales, controlada por los sionistas Douglas Feith y Abram Shulsky, apoyada por el embustero Donald Rumsfeld y por los sospechosos habituales Elliot Abrams y Wolfowitz. Feith y Wolfowitz impartieron para los militares estadounidenses seminarios sobre las torturas/interrogatorios que deberían ser utilizados por los soldados para humillar a los iraquíes que detuvieran (9). Fue esta formación la que trajo después los horrores de la prisión de Abu Ghraib.
El antiguo socio legal de Douglas Feith, L. Marc Zell, formó una alianza con Salem Chalabi, sobrino del ya mencionado traidor iraquí Ahmed Chalabi, para formar el Grupo Iraquí de Derecho Internacional, que se denominó «asociación de marketing para la reconstrucción de Iraq». Sin embargo, lo que realmente se ocultaba bajo esa denominación era una agencia para succionar los beneficios de la guerra que se llenó los bolsillos con miles de millones de dólares obtenidos a costa de los oprimidos y psicológicamente devastados iraquíes. Las empresas que se implantaron en Iraq para lucrarse con el negocio de la guerra fueron casi exclusivamente sionistas. En estos momentos hay 55 empresas israelíes trabajando en las ruinas de Iraq bajo nombres supuestos (10), entre ellas Perini, la empresa de Richard Blum, marido de la senadora sionista Diane Feinstein, que ha recibido más de quinientos millones de dólares en contratos de reconstrucción (11). Desde la invasión, la entidad sionista ha exportado a Iraq bienes por valor de 300 millones de dólares anuales. Se ha beneficiado de los objetos robados de la tierra de Iraq tales como los antiguos manuscritos del Talmud que en mayo del 2003 sustrajo la unidad de élite del ejército estadounidense ‘MET Alpha’. Desde el Kurdistán, israelíes con doble ciudadanía actuando en colaboración con el Mossad participan en sustracciones perpetradas en las tumbas sagradas de hombres considerados en las religiones abrahámicas como profetas, alegando que se trata de propiedades «judías» que deben ser supervisadas por el ministro israelí de Turismo, aunque todos los profetas en cuestión estén plenamente aceptados por los musulmanes de Iraq y por los musulmanes de todo el mundo. Las tumbas de los profetas Jonás en Mosul, Daniel en Kirkuk, Ezequiel en la provincia de Babel, cerca de la ciudad de Nayaf, y Ezra en la provincia de Misan, cerca de Basora, pertenecen a Iraq (12). Las alegaciones en el sentido de que dichos sitios pertenecen a Israel no son más que otro ejemplo del delirio sionista.
Otros especuladores incluían a la empresa Halliburton, del criminal de guerra Dick Cheney, a su filial KBR, que había ganado miles de millones de dólares construyendo bases militares estadounidenses en todo el mundo, y a Blackwater, propiedad del ex agente de la CIA Erik Prince, ahora conocida como XE y cuyas homicidas campañas de actividad paramilitar de gatillo fácil han dejado tras de sí un reguero de miles de muertos iraquíes, incluyendo la famosa masacre de la Plaza Nisoor. Se calcula que más de 100.000 contratistas militares a sueldo del gobierno sionista de EEUU siguen operando aún en el Iraq ocupado, muchos de ellos empleados por XE, y que 7.000 más han sido enviados recientemente a Iraq tras la retirada de varias brigadas estadounidenses.
Durante su histórico discurso del Día de Al Quds de este año, el Secretario General de Hezbolá, su eminencia Sayyed Hassan Nasrallah, apuntó una cuestión muy importante digna de consideración: «Si el nivel de las actividades de espionaje israelí en el Líbano es tan alto, ¿cómo será el espionaje israelí en Iraq, en medio de una ocupación estadounidense? Todos sabemos que un Iraq fuerte y unificado es una línea roja para Israel. Es por eso que Israel piensa que debe trabajar día y noche para azuzar conflictos entre los iraquíes» (13). La policía local iraquí ha capturado a agentes del Mossad que interrogaban y torturaban a civiles detenidos en cárceles secretas. Un oficial israelí de inteligencia jubilado, Shmoel Avivi, ha sido el principal traficante de armas para los «grupos terroristas» de Iraq desde el 2005 (14). Desde el año 2003 más de 530 científicos iraquíes han sido asesinados por escuadrones de la muerte del Mossad, y miembros de sus familias han desaparecido (15). A fecha de noviembre del 2009 había 950 agentes israelíes estacionados en Kirkuk, donde se rumorea que cuentan con una instalación para la fabricación de bombas. A semejanza de los parasitarios aviones no tripulados y globos israelíes que han estado invadiendo el espacio aéreo libanés desde que Hezbolá hizo trizas el prestigio de la entidad sionista en 2006, varios aviones de reconocimiento fabricados por la industria aeroespacial israelí han sido vistos en Iraq desde 2007. La muerte de un soldado israelí en el curso de un ataque estadounidense a Faluya que se cobró la vida de centenares de personas inocentes en 2004 reveló la existencia de una red sionista integrada por más de 1.000 agentes dispersos por las localidades vecinas (16).
Las banderas falsas se han convertido en la firma identificativa de la participación del Mossad en un crimen; la asistencia proviene de sus aliados de la CIA o del MI5. El caso de los dos imbéciles británicos disfrazados de milicianos de Al-Mahdi que se dedicaban a plantar coches bomba en el otoño de 2005 es el ejemplo más ilustrativo (17). Ninguna organización de la resistencia iraquí, sea suní o chií, musulmán o cristiana, se ha atribuido jamás la responsabilidad de ninguno de los atentados con camiones bomba, con «suicidas bomba» o con artefactos explosivos improvisados que han sido parte de la vida de Iraq desde el comienzo de la ocupación. La razón por la que nunca se han atribuido la responsabilidad de dichos atentados es porque no son ellos quienes los perpetraron. Ningún sospechoso ha sido capturado jamás en un camión o coche bomba. Ningún cuerpo de ningún atacante suicida ha sido descubierto o identificado. Los medios sionistas han presentado los artefactos explosivos improvisados (AEI) como artefactos explosivos de fabricación casera utiizados por «insurgentes desesperados». Una mirada más atenta a las capacidades de los AEI desmonta de raíz ese monumental y condescendiente embuste. Las explosiones producidas por estos dispositivos tienen la potencia suficiente para voltear a un tanque de 70 toneladas. Algunos modelos de AEI están equipados con proyectiles de uranio empobrecido capaces de atravesar el blindaje militar más resistente (18).
Las explosiones que mataron a 125 inocentes en la mezquita del Imán Alí el 29 de agosto de 2003, la serie de atentados con bombas que asesinaron a 178 personas e hirieron a otras 500 el 2 de marzo de 2004 durante el festival de Ashura, y los dos camiones bomba que asesinaron a 152 personas inocentes e hirieron de gravedad a 347 más en Tal Afar el 27 de marzo de 2007 son pruebas ominosamente reveladoras de la utilización de explosivos militares de alto poder explosivo, pues en los escenarios de las masacres se recuperaron bombas con cabezas de uranio empobrecido (19). El único lugar donde se produce ese sofisticado armamento es en los laboratorios de la entidad sionista. Los AEI son fabricados por la empresa israelí Rafael Advance Defense Systems, principal manufacturador de armamento para las Fuerzas Ofensivas Israelíes. Los detonantes de los AEI son fabricados por la empresa sionista Zapata Engineering, que firmó un contrato de 200 millones dólares para almacenar munición estadounidense y destruir municiones «enemigas» en Iraq. Convoys de Zapata Engineering se desplazan de forma rutinaria con brigadas del ejército estadounidense (20). Es muy interesante constatar que la oficina principal de Zapata en Carolina del Norte está situada cerca de la base militar estadounidense de Fort Bragg, donde los agentes del Mossad adiestraron a los escuadrones de la muerte en 2003 (21). Todas las evidencias apuntan a que los asesinos del pueblo iraquí NO son iraquíes, sino sionistas expertos en explosivos adiestrados eficazmente. El Sayyed estaba en lo cierto: Israel trabaja duro día y noche.
Debemos abordar un último aspecto antes de concluir: la cuestión relativa a las dos teorías que confunden a quienes buscan la verdad sobre Iraq, desviando su atención de Israel hacia cuestiones irrelevantes. La primera teoría es relativamente antigua; la segunda, relativamente nueva. La primera teoría es la eterna cantinela de «la guerra por el petróleo», cantinela que fue introducida por los mismos ideólogos sionistas «liberales» que apoyaron la invasión estadounidense y que posteriormente de forma milagrosa se rebelaron contra su decisión inicial. Los EEUU ya dominaban la industria petrolera. Prueba de ello son sus excelentes relaciones -consecuencia de su imponente presencia militar- con una gran cantidad de países ricos en crudo como Omán, Qatar, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Egipto y Arabia Saudita. Y eso sin contar sus propias rentables reservas de crudo y recursos naturales encerrados en su territorio, ocupado y expoliado a los nativos americanos, sus bases en el este de Asia y sus bases en varios países ricos en petróleo del aniquilado continente africano. Lo último que necesitaban los EEUU era el petróleo de Iraq. Además, las corporaciones estadounidenses del petróleo eran capaces y estaban dispuestas y preparadas para tratar con Saddam Hussein, temerosas de perder terreno frente a la competencia de Rusia, Asia y Europa cuando Iraq dejó de aceptar dólares a cambio de petróleo y pasó a aceptar solamente euros. Ya habían mantenido una profunda colaboración económica con los administradores del petróleo de Iraq saltándose las sanciones, los embargos y la desaprobación del Congreso y del Presidente. La guerra y el genocidio no podían sino dañar gravemente su relación comercial con Saddam, y así ocurrió una vez que comenzó la ocupación, razón por la que los precios de la gasolina aumentaron drásticamente en los EE.UU. durante la desgraciada presidencia de Bush.
Un detalle que por obvias razones tribales nunca menciona la errada multitud de los adeptos a la teoría de la «guerra por el petróleo» es que si aceptamos que estamos realmente ante una guerra por el petróleo entonces se trata de una guerra para enviar petróleo a la entidad sionista. En 1927 el sanguinario Imperio Británico, actuando a instancias de Lord Rothschild y de su inmensamente poderoso grupo bancario, construyó un oleoducto desde Kirkuk hasta Haifa para atender a las necesidades energéticas de los judíos sionistas ilegalmente emigrados a Palestina. Tras más de dos décadas de conflicto regional, especialmente de levantamientos unificados en Iraq contra la monarquía opresora instalada por el Reino Unido, el oleoducto fue severamente dañado y con el tiempo decayó, aunque la ruta de tránsito se mantuvo. Cuando el sanguinario ejército estadounidense se instaló firmemente en suelo iraquí el sionista Bush recuperó la idea de reconstruir el oleoducto para satisfacción de sus controladores sionistas (22). El asesino de masas Netanyahu comentó: «Pronto veremos fluir el petróleo irakí a Haifa. Es sólo cuestión de tiempo hasta que el oleoducto se reconstruya y el petróleo iraquí fluya hacia el Mediterráneo. No es una quimera» (23). Y en abril del 2008 el diario Haaretz informó del plan para transportar petróleo desde Kirkuk hasta Haifa a través de Jordania -la monarquía aliada de la entidad usurpadora- a cambio de un lucrativo canon de transporte (24).
La segunda teoría, y la más absurda de las dos, pretende que Irán está detrás de gran parte del caos en Iraq, utilizando a escuadrones de la muerte para fomentar inestabilidad y conflictos étnico-religiosos. Es repugnante que existan realmente comentaristas y periodistas que se traguen semejante estupidez, y hace que uno se pregunte si no serán simplemente propagandistas entrenados por sionistas para infiltrarse en el movimiento de la Resistencia. Los únicos escuadrones de la muerte que actúan en Iraq son las Fuerzas Especiales entrenadas por la CIA, el Pentágono, y la entidad sionista para perpetrar asesinatos, secuestros, torturas y violaciones para intimidar a la población y reducirla a un estado de sumisión (25). A estos escuadrones de la muerte de la CIA se debe la práctica exterminación de la antigua población cristiana de Iraq, comunidad que fue clave en la Revolución del 14 de julio que expulsó de Iraq a la monarquía británica, comunidad cuyos científicos ayudaron a hacer de Iraq un emporio académico en Oriente Medio y cuyos benevolentes líderes siempre fueron solidarios con la población musulmana, mayoritaria en Iraq (26). Fueron las entidades ocupantes de Estados Unidos e Israel, NO iraquíes, quienes asesinaron a los cristianos de Iraq. Estos desquiciados fanáticos anti-chiítas y anti-persas no nos pueden mostrar un solo gramo de uranio empobrecido procedente de Irán, una sola base militar iraní, un solo tanque iraní, fósforo blanco iraní, mark-77 de fabricación iraní, bombas de racimo iraníes, un lobby iraní conspirando para jalear la violación de la soberanía y de población iraquíes, o un medio de comunicación iraní dedicado a lavar el cerebro a las masas mundiales para que apoyen el genocidio en Iraq, ya que ninguna de esas cosas existe. Fomentar la desunión y el odio no beneficia a nadie excepto a los ocupantes sionistas.
La ocupación de Iraq dista mucho de haber acabado, por mucho que el títere embustero Barack Obama, financiado y apoyado por el sionismo, proclame lo contrario con la cobertura de los medios sionistas. Todavía quedan en Iraq 94 bases militares estadounidenses, 40 campamentos militares, 50.000 soldados y 100.000 mercenarios. La mayor embajada estadounidense del mundo es un recordatorio diario para los iraquíes de la repugnancia, asco y deshumanización que han padecido en los últimos siete años. La gran mayoría de los niños iraquíes padecen trastornos de estrés postraumático (27); es posible que las cicatrices mentales causadas por la ocupación no cicatricen nunca. El uranio empobrecido tiene una vida media de 4.500 millones años; miles de toneladas de esta sustancia destructiva se han arrojado sobre Iraq desde 1990 y el daño causado es irreversible. Las tácticas utilizadas por las fuerzas de ocupación fueron diseñadas e implementadas para quebrar a la población. Día a día, una y otra vez, Iraq recuerda Mahmudiyah, Haditha, Karbala, Nayaf, Diyala, Anbar, Mukaradeeb, Mosul, Khanaqin, Bagdad, Basora y Fallujah, y nunca olvidará.
Iraq es la cuna de la civilización. Es la tierra sagrada donde caminaron los profetas. Igual que la Palestina ocupada, es tierra sagrada para musulmanes, cristianos y judíos, que vivían juntos en armonía antes de la creación de la entidad sionista. Iraq es la tierra del conocimiento, cuyas contribuciones a las matemáticas, a la ciencia, la poesía, el lenguaje, el arte y la cultura eran conocidas y apreciadas en todo el mundo. Sin embargo, esta rica historia ya no está en la vanguardia cuando se piensa en Iraq.
Ahora Iraq es el país de los masacrados y los deformes. La tierra de las personas infectadas y cancerosas. La tierra de los sueños rotos y las vidas desintegradas. La tierra de los depravados y los degradados. La tierra de los violados y los vejados. La tierra de las viudas. La tierra de los huérfanos. La tierra del dolor. La tierra de la desesperación. La tierra de los quebrantados. Y, sin embargo, los iraquíes aún siguen aquí. Los iraquíes aún siguen aquí y combaten.
El asesinato de Iraq fue diseñado y ejecutado por los agentes del sionismo internacional, cuyos líderes residen en Israel, Estados Unidos y Gran Bretaña. Quienes suscriben cualquier otra teoría se equivocan de plano, y los hechos lo así confirman. Sayyed Hassan Nasrallah dijo que un Iraq fuerte y unido constituía una «línea roja» para Israel, y sus palabras no pudieron ser más certeras. Igual que sucedió en los tiempos del líder revolucionario Abdul Karim Qasim, que derrocó a la dinastía instalada por los británicos, Iraq volverá a ser fuerte y unida. Iraq recompondrá de nuevo los pedazos de su territorio fragmentado. Curará a los heridos y celebrará la vida de sus mártires. Iraq volverá a levantarse. Y cuando lo haga volverá a instilar miedo en los corazones de sus enemigos sionistas.
(*) Mark 77: Denominación de un tipo de bombas de 340 kg. derivadas de las bombas de napalm usadas en Vietnam y Corea. Contienen 415 litros de combustible para avión a reacción, esqueroseno y poliestireno. Como el napalm, este agente forma una gelatina que se pega a las estructuras y a los cuerpos de las víctimas. El compuesto está contenido en el interior de bombas de aluminio muy ligeras que carecen de aletas estabilizadoras, por lo que son armas muy imprecisas al ser lanzadas contra blancos específicos.(Fuente: Wikipedia)
Notas:
(1) Red Mafiya: Cómo la mafia rusa ha invadido los Estados Unidos, por Robert Friedman (qepd); Prostitutas conquistan Kirkuk, informe escrito con sangre por Soran Mama Hama (qepd)
(2) Iraq es la Gaza de Estados Unidos, por Allen L. Roland
(3) Post-invasión de Iraq. Los hechos, por Ditmars Hadani
(4) Ghetificando Bagdad, por Felicity Arbuthnot
(5) «Iraq fue invadido para proteger a Israel», dice oficial de EE.UU., por Emad Mekay
(6) El ex-enviado para Oriente Medio Zinni acusa a los neoconservadores de haber azuzado la guerra de Iraq para beneficiar a Israel, por Ori Nir y Eden Ami
(7) «Iraq fue invadido para dar seguridad a Israel», dice el senador Hollings, por Mark Weber
(8) Los crímenes reales de Wolfowitz, por Abu Spinoza (9) Doug Feith: «Fui un actor importante » en la política de torturas de Bush, por Jason Leopold
(10) 55 empresas sionistas que trabajan en Iraq bajo nombres ficticios, por la Agencia de Noticias Yaqen, traducido por Muhammad Abu Nasr
(11) Los beneficios de guerra del Senador Feinstein, por Joshua Frank
(12), Israel espera colonizar partes de Iraq como parte del ‘Gran Israel’, por Wayne Madsen
(13) Sayyed Nasrallah: Las conversaciones de paz de Medio Oriente «nacen muertas», por Hussein Assi, Al Manar
(14) Oficial israelí vende armas a los terroristas en Iraq, por PressTV
(15) Mossad asesinó a 530 científicos iraquíes. La difícil situación de los Universitarios Iraquíes, por Informe Especial, Al Jazeera y el Dr. Ismail Jalili
(16) La batalla de Israel en Faluya, por Khashana Rashid, Al Hayat
(17) «Soldados encubiertos» británicos capturados conduciendo un coche-bomba, por Michel Chossudovsky
(18) Artefactos Explosivos Improvisados fabricados por Israel y por la firma estadounidense Zapata Engineering están matando a soldados de EEUU, Canadá y de la OTAN, por NB Gaceta
(19) Los Artefactos Explosivos Improvisados de Iraq: ¿Conspiración del Mossad y de Zapata Engineering?, por Cloak and Dagger.
(20) Marines contratistas de prisiones en Iraq, por David Phinney
(21) Israel adiestra a Escuadrones de la Muerte estadounidenses en Iraq, por Julian Borger
(22) Israel busca oleoducto para petróleo iraquí, por Ed Vuillamy
(23) Netanyahu dice que el oleoducto Iraq-Israel no es una quimera, por Steven Scheer
(24) EEUU explora la posibilidad de transportar crudo del norte de Iraq hasta Haifa a través de Jordan, por Amiram Cohen
(25) Los escuadrones de la muerte de la CIA que actúan en Iraq, por Henry Michaels
(26) La guerra de EEUU contra Iraq: La destrucción de una civilización, por James Petras
(27) Niños iraquíes: portando las cicatrices de la guerra, por César Chelala
Fuente: http://www.jnoubiyeh.com/2010/09/zionist-murderers-of-Irak.html
rCR