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El IVAM reúne en un volumen la producción del fotomontador y cartelista exiliado

Los caminos de la política y del arte confluyen en la obra catalogada de Renau

Fuentes: El País

Josep Renau (Valencia, 1907-Berlín, 1982) era «un hombre fundamentalmente político» cuyo «trabajo como fotomontador era una actividad más». Él mismo decía que más que un pintor comunista era un comunista pintor, añadió ayer su sobrino, el artista Jordi Ballester, en la presentación del catálogo razonado editado por el IVAM. Su compromiso político y su trayectoria […]

Josep Renau (Valencia, 1907-Berlín, 1982) era «un hombre fundamentalmente político» cuyo «trabajo como fotomontador era una actividad más». Él mismo decía que más que un pintor comunista era un comunista pintor, añadió ayer su sobrino, el artista Jordi Ballester, en la presentación del catálogo razonado editado por el IVAM. Su compromiso político y su trayectoria artística confluyen en este libro que reúne casi toda la obra de Renau y que reivindica su importancia como «precedente de todo lo que supone la sensibilidad pop» en España, según Tomás Llorens.

A Renau le preocupaba la difusión de su obra. No tanto sus populares carteles de lucha antifranquista y de aliento republicano, que también, como su producción posterior, la que realizó lejos, en el exilio. Quería que su pueblo la conociera. Fundador de la Alianza de Intelectuales Antifascistas y director general de Bellas Artes encargado de salvaguardar los cuadros del Prado durante la Guerra Civil, el artista vivió exiliado en México y en la extinta República Democrática Alemana. Sólo volvió a su tierra, ya envejecido, tras la muerte de Franco.

Eran los tiempos de la transición y Renau «donó sus obras al pueblo valenciano» creando una fundación para su difusión, según explicó el vicepresidente de la entidad, Eliseu Climent. La fundación cedió las obras al IVAM durante la dirección de Tomás Llorens, ahora conservador jefe del Museo Thyssen-Bornemisza. Y durante 10 años ha estado investigando, archivando y ordenando su legado el estudioso Albert Forment, autor del catálogo razonado, que supone un nuevo capítulo en la reivindicación, análisis y promoción del artista.

«El catálogo alcanza entre el 85% y el 90% de la producción total de Renau, descontando los bocetos, que sólo se incluyen en casos concretos», señaló Forment. «Es la culminación de la obra de Josep Renau», apuntó su nieto Jordi Espresate. Permitirá una «apreciación correcta» de su obra, además de hacer justicia con la historia del arte del siglo XX al resaltar la influencia decisiva del creador en el movimiento del pop art, indicó Llorens.

El conservador destacó como mayor aportación artística de Renau su actividad como fotomontador que inició en el momento de la extensión de la fotografía y del descubrimientos de las potencialidad social y artística de la reproducción de la imagen. Así, Renau tendió un puente entre el arte de vanguardia de la convulsa República de Weimar, por donde discurría la crítica obra de su admirado fotomontador Heartfield, y el posterior pop art europeo de la década de los sesenta.

Pop art que aún se encuentra «secuestrado por una serie de intereses de galerías y críticos, fundamentalmente de Nueva York, que sólo lo consideran americano», cuando también surgió y se extendió, si bien bajo el signo de la denuncia social, en Reino Unido y en el resto de Europa de manera prácticamente simultánea, agregó Llorens.

La obra más conocida de Renau es su serie de fotomontajes titulada American way of life, una crítica feroz al capitalismo realizada en México que ya fue objeto de una publicación por parte del IVAM, según recordó ayer la directora del museo, Consuelo Ciscar.

El catálogo divide la producción del artista en tres periodos: La época valenciana (1907-1939); El exilio mexicano (1939-1958), y Los años en el Berlín comunista (1958-1982).