Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Las lágrimas de Sahira al relatarnos cómo en 2006 un grupo de hombres enmascarados llegó a su casa y se llevaron a su hijo, del que nunca han vuelto a saber nada (Foto Ibrahim Saleh)
Cada día, Sahira Ibrahim enciende una vela en el santuario sunní de Abu Hanifa, en el distrito de Adhamiya situado al este de Bagdad, y reza por el regreso de su hijo. Sahira es una de tantos miles de iraquíes cuyos seres queridos desaparecieron en los peores días de la guerra sectaria durante los años 2005 a 2007. A algunos se los llevaron milicias uniformadas amontonándoles en camiones, otros, sencillamente se desvanecieron.
La ministra iraquí para los derechos humanos dijo a IWPR que su ministerio había recibido sólo en 2005 y 2006 más de 9.000 reclamaciones de iraquíes que manifestaron tener un familiar desaparecido. Los grupos por los derechos humanos señalan cifras totales mucho más altas.
Sigue sin conocerse el destino de la mayoría de los iraquíes desaparecidos. Algunos, como Sahira, confían en que su ser querido siga aún vivo en alguna de las infames prisiones secretas que salpican Iraq.
«Ocurrió el 26 de julio de 2006. Volvía a casa con mi hijo cuando vimos un vehículo militar aparcado en nuestra barriada. Me quedé espantada cuando llegaron, agarraron a mi hijo y se lo llevaron», decía Sahira.
En los meses siguientes, Sahira buscó sin descanso en las listas de prisioneros de los centros de detención en Iraq. No encontró rastro alguno de que su hijo estuviera bajo detención estadounidense o iraquí.
Sahira contaba que estaba a punto de darse por vencida cuando vio un informe internacional sobre las prisiones iraquíes en las que se mostraba la imagen de su hijo detenido. Grabó el programa y sus borrosas secuencias constituyen su única esperanza. Sahira nos dice que hasta donde ella conoce, nunca nadie ha acusado a su hijo de delito alguno ni se le ha juzgado en ningún tribunal.
Este destino es algo frecuente en la extensa red de prisiones de Iraq, según un informe reciente de Amnistía Internacional. El informe que abordaba las ilegales detenciones, la desaparición forzosa y las torturas, estimaba que hay 30.000 prisioneros detenidos sin juicio en alrededor de 35 centros de detención bajo control de los ministerios iraquíes de justicia, defensa e interior. La última de las prisiones que EEUU dirigía, Campo Cropper, fue transferida el pasado mes de julio a las fuerzas de seguridad iraquíes.
El informe de Amnistía señalaba que las desapariciones forzosas representan una grave violación del derecho internacional y de los derechos humanos. «Provocar sufrimiento a los familiares de los desaparecidos -un resultado inevitable, y en ocasiones deliberado, de la desaparición forzosa- es también una violación de los derechos humanos y un hecho soportado por innumerables familias iraquíes a lo largo de estos últimos años», manifiesta.
Es fácil encontrar historias de ese sufrimiento en las barriadas sunníes de Bagdad. Amnistía informaba que la «inmensa mayoría» de los detenidos iraquíes son sunníes a los que se consideró sospechosos de ayudar a los insurgentes.
«Mi tía me llamó por teléfono el 30 de diciembre de 2005 para decirme que fuerzas de la seguridad iraquí habían detenido a sus dos hijos, junto con otros cincuenta jóvenes, en su barrida [sunní] de Saideyah», manifestó Haider al-Obaidi.
«En aquel momento, el hijo mayor tenía 33 años y era padre de una nena de dos años. El otro tenía 30 años y tenía un bebé. Mi tía todavía no sabe adónde llevaron a sus hijos ni por qué. Todo lo que sabe es que los hombres que se llevaron a mis primos llevaban uniformes militares.»
La ministra por los derechos humanos Mijail dijo que sus investigadores todavía no tienen claro qué grupos fueron los responsables de gran parte de las desapariciones. Declaró que en 2007 se había creado una base de datos en cooperación con las fuerzas de seguridad iraquíes para identificar y localizar a los miles de iraquíes de los que se ha informado que están desaparecidos.
«Entre 2005 y 2006, había milicias que se vestían de fuerzas policiales y arrestaban y secuestraban a las personas. En esa época fue cuando nuestro ministerio recibió la mayor parte de las denuncias», dijo Mijail.
Los funcionarios del ministerio del interior declinaron comentar nada sobre los iraquíes desaparecidos. El viceministro de justicia aceptó que se le entrevistara, pero dijo que su superior no le permitía contestar a ninguna pregunta sobre ese tema.
«El ministerio está haciendo un seguimiento de las personas desaparecidas y tratando de averiguar su destino. Creemos que la mayoría fueron secuestradas por las milicias», dijo Mijail, añadiendo que aunque habían podido localizar a algunos de los desaparecidos en algunas prisiones, no se sabe nada del paradero de la mayoría.
Hasan Shaaban, activista de la ONG Democracia y Derechos Humanos en Iraq estima que hay alrededor de 12.000 desaparecidos aún detenidos en las prisiones iraquíes.
«Como ONG, hemos recibido muchas peticiones de familiares de muchos detenidos que han estado preguntando por ellos en los ministerios de defensa, interior, justicia y derechos humanos, así como a la parte estadounidense, pero no han conseguido averiguar nada», dijo Shaaban.
«La verdad es que seguimos sin conocer el paradero de miles de iraquíes desaparecidos ni las razones por las que se los llevaron.»
Ibrahim Saleh es un periodista formado por el Institute for War & Peace Reporting (IWPR).
Fuente: http://iwpr.net/report-news/iraqs-disappeared