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En Rosario

Los Pumitas se conectan

Fuentes: EnREDando

Desde hace dos meses, el barrio toba Los Pumitas, de la zona noroeste de Rosario, cuenta con una salita de informática con conexión inalámbrica a Internet, aportada por Nodo Tau. Nos acercamos hasta la comunidad para dialogar con Oscar Talero. «Para nosotros es un viejo anhelo» dice. Y este sueño ya tiene sus redes propias. […]

Desde hace dos meses, el barrio toba Los Pumitas, de la zona noroeste de Rosario, cuenta con una salita de informática con conexión inalámbrica a Internet, aportada por Nodo Tau. Nos acercamos hasta la comunidad para dialogar con Oscar Talero. «Para nosotros es un viejo anhelo» dice. Y este sueño ya tiene sus redes propias.

La comunidad toba Los Pumitas ya cuenta con una salita de informática propia: tres computadoras instaladas con servicio de conexión inalámbrica a Internet. enREDando se acercó al barrio para conocer la sala, para compartir los sueños y las posibilidades de seguir creciendo. Oscar Talero, referente de la comunidad nos recibe en el Centro Cultural, un espacio cálido, un lugar donde muchos otros lugarcitos encuentran una casa para desplegar su arte. Allí, además de funcionar el nuevo centro informático, se realizan otras tantas actividades como la copa de leche, la murga, los talleres de guitarra, apoyo escolar, etc.

«Este pedacito tan importante que tenemos funciona para un montón de cosas» dice Talero. Y al ratito agrega, refiriéndose a la reciente apertura de la sala: «Para nosotros es un viejo anhelo de la gente misma. La gente lo ha deseado mucho para los jóvenes. Queremos que los jóvenes tengan ese espíritu de aprovecharlo todo, hoy es uno de los métodos mas avanzado para el aprendizaje.»

Para realizar este proyecto, la comunidad toba contó con el apoyo de la Asociación Civil Nodo Tau., quienes se ocuparon de la conectividad inalámbrica de 3 máquinas que serán utilizadas para el uso de las distintas actividades. Celin Ventura es el profesor, integrante de Los Pumitas, que le pone el cuerpo al funcionamiento del espacio. Para él, poder enseñar algunos conocimientos básicos del manejo de la computadora es una gran satisfacción. «Hay personas que han terminado el secundario y no saben qué es una máquina o los programas. No hago diferencia, acá es accesible para todas aquellas personas que sepan leer y escribir. Yo les digo que el mundo de la informática es accesible para todos. Tengo esa idea de demostrar que no es difícil aprender, que todos podemos acceder.»

A Celin le invade la bronca. Eso nos dice cuando le preguntamos acerca de las posibilidades de acceso al conocimiento informático, para quienes son integrantes de comunidades originarias. «Yo veo que tengo muchos hermanos, parientes y amigos de la comunidad aborigen que no tienen ese conocimiento y aunque esto no es cosa de otro mundo, a gente que se le dificulta el español, mucho menos puede acceder. Tengo bronca al ver que la gente cree que no puede aprender. Yo tenia deseos de aprender y acceder y nadie me decía ni me ayudaba. Pero aprendí lo básico con otras personas y fui a hacer algunas capacitaciones.»

Los cursos de capacitación también están limitados. «Uno viene con un sueño que es aprender. Pero en muchas partes, a veces uno se siente impotente al ver tantas promociones estatales o apoyos a chicos de distintas edades. Y cuando uno investiga, eso no existe», dice Ventura, con un gran dejo de descreimiento por parte de los programas municipales que, muchas veces, lo han dejado sin la posibilidad de acceso. «No esta abierto para todos. Para la gente de la comunidad es casi imposible acceder a capacitaciones gratuitas».

Un espacio para todos

En la salita del barrio toba, todos pueden acceder al aprendizaje. Jóvenes, niños y hasta adultos tienen la posibilidad de asistir a las clases de Celin Ventura y conocer el manejo de procesadores de texto, base de datos, planillas de cálculo. También, conectarse al mundo de la red, a través de Internet y de a poco, cuenta Ventura, poder apropiarse de este nuevo lenguaje. «Acá vienen de diferentes edades, desde los 10 años. Esta abierto para todos los días martes y jueves en distintos grupos, con aproximadamente 12 alumnos. Los chicos son muy activos. Acá hay gente que ha ingresado de 0. Esto es para personas que le gusta y que cree que puede cambiar, poniendo su grano de arena. A mi me movilizó mucho ver tantas personas que se le dificulta la informática. La tecnología hoy esta para los chicos. He tenido alumnos de 60 años y les he demostrado que esto es accesible, porque creen que por su edad no puede. Entonces, un día le dije que vayamos al ciber y yo le demostraba que se podía. Al aprender, esa persona comenzó a acceder y para él se abrió otro mundo».

Para la comunidad, es fundamental contar con este nuevo espacio. «Creemos que la importancia que tiene todo esto, es poder demostrar que la edad no es un impedimento y que esta puede ser una herramienta para la comunidad. Y demostrar también a la sociedad, que podemos nosotros, quienes venimos de zonas vulnerables, ser protagonistas también. Hoy, en cualquier trabajo, te piden este requisito. Y para nosotros es mucho más difícil.»

Los sueños tobas están cada vez más fuertes y sólidos. Dan pasos pequeños pero sostenidos en el tiempo. «Esto es de la gente», aclara todo el tiempo Talero. Y próximamente, estrenaran un documental que cuenta sobre la vida de la comunidad, de sus saberes, su cultura, sus luchas. Me despido de Oscar y del barrio, que huele a movimiento, a pintura fresca, a murales vivos. A nuevas posibilidades que, lentamente, se van haciendo al andar.

http://www.enredando.org.ar/noticias_desarrollo.shtml?x=58146