En el iluminado restaurante del Ebla Cham Palace, la mayoría cena pasadas las diez de la noche. La comida siria permite esos lujos por su abundancia de frutas y vegetales aderezados con cremas únicas, ricas en aceite de oliva y granos y semillas de una región que atesora 6 000 años de historia en la […]
En el iluminado restaurante del Ebla Cham Palace, la mayoría cena pasadas las diez de la noche. La comida siria permite esos lujos por su abundancia de frutas y vegetales aderezados con cremas únicas, ricas en aceite de oliva y granos y semillas de una región que atesora 6 000 años de historia en la que confluyen prácticamente todas las religiones y culturas que sostienen al mundo. Un hombre toca el piano y otro canta canciones en casi todos los idiomas.
Cuesta creer que un trozo de esa riquísima herencia esta ahora mismo bajo los escombros de otras ciudades milenarias, como la vecina Bagdad. La «resaca periodística» que dejó la Conferencia de apoyo al pueblo palestino, puede comprobarlo con solo irse a las congestionadas calles de Damasco, a uno de esos sorprendentes mercados de olores divinos, donde ahora mismo intentan sacarle un tramo a la sobrevivencia los iraquíes que huyeron de la guerra que asola a su país.
La primera incursión de los periodistas cubanos invitados por el Ministro de Información de Siria, Mohsen Bilal, es a lo que ya algunos llaman Nayaf, quizás por el número de habitantes de esa ciudad iraquí que trabajan en el comercio informal junto a los sirios que los acogen. El mercado termina cerca de una de las más hermosas de las 700 mezquitas que iluminan las noches de Damasco. Según nuestro guía Fady, este es el templo de la nieta de Mahoma.
II
Hay más de 1 200 000 refugiados en Siria y más de 700 000 en la próxima Jordania. Pocos (los de mas recursos y preparación profesional) están en Dubai y Arabia Saudita o lograron ser aceptados en Gran Bretaña (22 300) Suiza (6 000), y Francia (1 330).
En Estados Unidos, en los últimos seis meses, apenas dejaron entrar a 68 de los miles que se aventuraron a pedir visas.
De las promesas de ayuda humanitaria, da vergüenza hablar. Cuando el Congreso del país invasor acaba de aprobar un cifra mil millonaria para las tropas invasoras a cuenta de un calendario de retirada que al final fue vetado por Bush (el calendario, no los miles de millones), la Unión Europea anuncia apenas 10 millones de euros para aliviar la crisis iraquí (que ojalá no sean absorbidos por la escandalosa corrupción de los administradores yanquis). Y la ACNUR, el programa de la ONU para los refugiados, promete dos millones para la Salud Pública de Siria, sobrepasada hoy por la avalancha humana.
«Estados Unidos creó el problema y Siria paga las consecuencias», dicen las autoridades locales. Pero no se escuchan quejas por la presencia de los vecinos, aunque el costo de la vida ha subido para todos.
La cámara de José Osene, de los Servicios Informativos de la TV Cubana, no tiene que moverse mucho para captar testimonios. Apenas pedimos hablar con iraquíes, los sirios señalan a sus compañeros de faena y una nube humana se pone frente al lente. Hay hombres, mujeres y niños. También clérigos. Todos quieren hablar y gritan sus denuncias:
«Estados Unidos trajo la democracia de la muerte a Iraq», dice un irritado jovencito, «y los políticos se reúnen y se reúnen, pero no resuelven nuestros problemas. Es sencillo: que salgan los americanos de nuestro país y nos dejen vivir y trabajar en paz».
Acabo de leer en un blog que el plan de los americanos es justamente diezmar a la población iraquí y hacer pedazos el país. ¿Quién lo duda? Acaso no lo han hecho antes en otros sitios por donde pasaron?
Una mujer llora cuando el colega Néstor Pardiño le pide comentar su drama: perdió a su esposo y a un hijo en un asalto en la carretera, cuando intentaban volver al país. No sabe cuál será la suerte de ella y del otro hijo que la acompaña. En ninguna época anterior fue peor vivir en Iraq.
Los clerigos interrogados son enfáticos en desmentir lo de la guerra civil. Dicen que los ocupantes son los responsables de los enfrentamientos confesionales. Antes no los había.
Con adentrarse un poco en la cotidianidad de Damasco, saltan a la luz sus razones: ¿por qué no pasa lo mismo aquí, donde chiítas y sunníes conviven con el mismo respeto que las mezquitas y las iglesias cristianas?
III
A fines de abril, hace menos de una semana, los israelíes informaban los detalles de una maniobra militar que simulo una «retoma» de las ocupadas Alturas de Golán, esas que le robaron a Siria en sus invasiones a los territorios árabes que cambiaron provisionalmente los mapas del Medio Oriente y minaron de conflictos a la región.
Siria no callo. La Conferencia de la prensa árabe e islámica en apoyo al pueblo palestino hizo sus conclusiones con un acto frente a la agresiva alambrada tejida por los ocupantes en torno a la deslumbrante Ciudad del Sol, con sus 24 000 habitantes hoy bajo el control de las tropas sionistas.
Los altavoces hacían temblar la tierra con himnos y voces desde el lado soberano. Al otro, desde los exteriores de un edificio adornado con gigantescas banderas sirias, los que sufren la ocupación gritaban sus denuncias y el amor a la Patria que los espera y que un día tendrá que volver a sus legítimos dueños.
A los periodistas llegados de otras partes, nos pedían denunciar las torturas y abusos que sufren cerca de una veintena de presos políticos del sionismo en esa zona.
Cada cierto tiempo, de un lado y otro de las alambradas y siempre bajo la humillante vigilancia israelí, las familias separadas por la invasión del 67, se hablan con megáfonos. Israel concede muy pocas visas para que puedan visitar su propio país. Algunos ni siquiera han podido asistir a los funerales de sus padres.
El ministro Bilal explica por que fueron exactamente estas las tierras que Israel les arrebato. Es la más verde y fértil que se pueda ver en toda la geografía siria. Por ellas corre el mítico río Jordán, donde fue bautizado Cristo. Aquí se producen manzanas grandes y jugosas que el gobierno sirio les compra a sus compatriotas boicoteados por los ocupantes.
IV
Esta noche, el restaurante del Ebla Cham comienza a cambiar a sus ruidosos huéspedes de la vísperas por otros no menos ruidosos turistas, aunque no son tantos como merece recibir este país que sigue siendo punto de encuentro de culturas, sitio de acogida multicultural y mutireligioso, cuna de civilizaciones y arte, abrazo abierto y disposición al diálogo.
Las campañas de Estados Unidos contra el gobierno sirio, tienen más de un parentesco con el bloqueo a Cuba. A ellos les mantienen ocupadas las fértiles Alturas del Golán, a Cuba la magnífica bahía de Guantánamo. A ellos les hacen pagar el costo de la invasión a Iraq, a Cuba le convierten en centro de tortura de pueblos invadidos, un pedazo del territorio coupado. Contra ambos aplican terrorismo de estado y a ambos países los acusan de auspiciar el terrorismo. Sobre las dos naciones, inundan de mentiras los grandes medios globales.
Ojalá y la Conferencia que nos trajo hasta este lado del mundo empiece por romper este cerco de infamias. Que cada vez mas gente llegue hasta aquí, desde todas partes, y en intercambio respetuoso y amable con el digno pueblo sirio, se maraville con los secretos que hicieron desistir a Mahoma de entrar a Damasco cuando, al contemplar su belleza extendida a los pies del Monte Casiun pronunció una frase que es leyenda de siglos:»Al paraíso solo se accede en el momento de morir».