Traducido para Rebelión por Loles Oliván
El Primer Ministro iraquí, Nouri al-Maliki quiere que más de mil detenidos iraquíes sean ejecutados antes de las elecciones generales previstas para enero de 2010.
Los detenidos, juzgados por tribunales iraquíes, han sido condenados a muerte. La pena de muerte está permitida en Iraq y al parecer los tribunales iraquíes aplican este castigo con facilidad.
Maliki ha estado sometido a una intensa presión para que absuelva [a los detenidos] pero los observadores consideran que su determinación de seguir adelante y aplicar la pena de muerte se debe a motivos políticos.
«Maliki quiere ganarse al electorado demostrando que está decidido a liquidar a los elementos pertenecientes al antiguo régimen y a los grupos que el gobierno considera terroristas», según ha declarado un observador a condición de anonimato.
Entre los condenados a muerte se encuentran ocho importantes colaboradores del ex dirigente Sadam Husein. Maliki no oculta su repulsa contra el antiguo régimen y sus partidarios y, según se ha informado, ha concitado serios temores de que el ex gubernamental partido Baath pueda regresar una vez que las tropas de ocupación de EE.UU. abandonen el país.
Las peticiones de clemencia proceden tanto de grupos de derechos humanos nacionales como internacionales así como de responsables oficiales. Sin embargo, Maliki parece imperturbable. El portavoz parlamentario Ayad al-Samarrai ha pedido al ministerio de Justicia, cuya sede en Bagdad resultó dañada en un masivo ataque con coche bomba hace unos días, que al menos se posterguen las ejecuciones hasta después de las elecciones generales. «El ministerio de Justicia debería considerar el aplazamiento de la ejecución basándose en alguna fórmula legal para que no se puedan utilizar [las ejecuciones] en las elecciones generales», según citó en su alocución.
Las elecciones se celebrarán el 15 de enero de 2010 y Maliki está buscando un segundo mandato.
Fuente: http://www.azzaman.com