Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Las doctoras de la ciudad iraquí de Mosul están siendo testigos de primera mano de las prácticas del Estado Islámico [antiguo Estado Islámico de Iraq y el Levante], al verse obligadas a mantener un contacto más estrecho con ellos que las profesoras de los colegios y las empleadas del gobierno que optaron por quedarse en casa ante el temor de que las secuestraran o violaran.
Hace más o menos tres años, el movimiento civil iraquí adoptó la consigna «Bagdad no es Kandahar». Enseguida se extendió a Mosul y pudieron verse allí letreros escritos en rojo brillante con la frase «Nínive no es Kandahar… salvadnos» cubriendo los muros de la ciudad.
Esos letreros se referían a la feroz campaña lanzada en aquel momento por los militantes de al-Qaida, que se dedicaban a matar a las mujeres que no llevaban velo aunque fueran cristianas o yasidíes.
Actualmente, la pesadilla de los residentes de Mosul se ha hecho realidad; su ciudad se ha transformado en una nueva versión del Kandahar de Afganistán. Se está ejecutando a la gente, se están demoliendo las ruinas arqueológicas que datan de antiguas civilizaciones con miles de años y se está exterminando a grupos religiosos que vivieron en paz durante siglos.
La expulsión de los habitantes de Mosul a las montañas y desiertos es sólo la punta del iceberg porque se cuentan docenas de historias sobre gente a la que matan sin razón alguna. Muchos hablan de la barbarie del Estado Islámico, de las fatwas referentes al reclutamiento de niños, de los impuestos exigidos a los comerciantes y de muchas otras prácticas deleznables que ni los mongoles cometieron cuando invadieron Iraq en el siglo XIII antes de Cristo.
Eso incluye la circuncisión femenina [ un rumor muy extendido que no ha podido confirmarse ] y el mantenimiento de cautivas, según las dos doctoras de Mosul que hablaron con Al-Akhbar.
Las doctoras han hecho público ya un mensaje en las redes sociales, explicando la gravedad de la situación e instando a la gente «con conciencia» a salvar a las mujeres de la localidad de las «garras» del Estado Islámico.
En su conversación con Al-Akhbar , la Dra. Salwa Mohajer dijo: «Nos obligan a llevar burqa y niqab . Normalmente, no se permite que los hombres entren en los paritorios pero ellos entran con todas sus pistolas y su porquería, proclamando que están ahí para controlar lo que sucede, molestando a las mujeres y a las doctoras».
Mohajer declaró que ella misma tiene que soportar distintas clases de molestias, sobre todo por parte de los militantes árabes [*].
» Un hombre llamado Abu Mo’men intentó propasarse conmigo a pesar de que sabía que estoy casada y tengo hijos», dijo. «Cuando se lo dije a mi marido, hizo algunas llamadas a gente cercana a los combatientes; no obstante, la situación se volvió en mi contra porque al día siguiente Abu Mo’men me amenazó con cortarle la cabeza a mi marido si no me quedaba tranquila».
Mohajer explicó que los «militantes del Estado Islámico tratan a las mujeres en Mosul como si fueran esclavas de al-Jahiliyyah (la era preislámica)», revelando que habían violado a algunas doctoras y enfermeras y habían amenazado con matarlas.
Habló de sus días en la ciudad antes de que el Estado Islámico tomara el control de la misma diciendo: «Si un hombre nos asaltaba en la calle, lo que era muy raro en Mosul, todo el infierno se desataba sobre él, pero ahora nuestro honor está amenazado y nadie dice ni una palabra».
La Dra. Ansam al-Hamadani, la colega de Mohajer, habló también con Al-Akhbar y dijo: «Los militantes prohibieron que entraran a trabajar en el hospital todas las doctoras y el personal femenino que no cubrieran su rostro con velo y sus manos con guantes».
Al preguntarle cómo una doctora podía hacer su trabajo y examinar a sus pacientes con el rostro y las manos tapadas, Hamadani dijo: «Esas son las normas del Estado Islámico».
«Son lo bastante groseros como para preguntarle a una doctora si está o no casada, ¡y algunos han llegado a exigir que las casadas vistan de negro y las solteras de blanco!»
«¿De verdad vienen a liberarnos como proclaman después de ganarse nuestra confianza? ¿Tienen realmente valores islámicos?», se preguntaba Hamadani.
Hamadani compartió la historia de una colega especialista en obstetricia y ginecología a la que los militantes del Estado Islámico negaron la entrada en el hospital, donde tenía que realizar una operación quirúrgica, porque no cubría su rostro con un velo. Cuando explicó que necesitaba examinar a los pacientes, le contestaron irónicamente con el acento de Mosul: «Deja que los pacientes se mueran, eso no es importante, lo que importa es tu velo».
A causa de los crecientes ataques aéreos del ejército iraquí y las fuerzas estadounidenses, cada día hay más doctores huyendo de la ciudad dejando atrás sus puestos de trabajo. Los responsables de la sanidad en Mosul se temen días muy sombríos con cada vez más heridos acudiendo al hospital en medio de una grave escasez de recursos y personal sanitario.
Recientemente circuló por las redes sociales una carta firmada por las «doctoras de Mosul», en la que hacían un llamamiento a la huelga en los hospitales locales en protesta por las violaciones del Estado Islámico. Decían que las doctoras siguen trabajando porque la situación humanitaria es muy grave e instaban a la comunidad internacional a salvarlas del Estado Islámico, advirtiendo de una crisis humanitaria debido a la huida de las doctoras.
N. de la T.:
[*] Mosul es una zona de población mayoritaria kurda.
El presente artículo es una traducción al inglés de la edición en árabe.
Fuente: http://english.al-akhbar.com/content/isis-militants-threaten-mosul%E2%80%99s-female-doctors