Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Mohammad Ghani Hikmat (1929-2011)
«Bagdad, no importa cuanto pueda sobrevenirte porque siempre florecerás de nuevo», es el poema de Mustafa Yamal al-Din que Mohammed Ghani Hikmat encontró grabado sobre la tumba del poeta en Damasco y que intentó moldear en bronce sobre una fuente que diseñó para el Bagdad antiguo. Iba a ser su nueva obra para la ciudad que tanto amaba y que tuvo que abandonar tras la invasión estadounidense de 2003, ante el riesgo que corría su vida y la de su hijo. Después de siete años fuera, no pudo resistirse a su llamada y a su deseo de ayudarla a resucitar.
Es casi imposible para mí rememorar Bagdad sin las imágenes de la Fuente de Kahramana, Ali Babá y los 40 Ladrones (1969), o Sheherezade y el Rey Shahrayar (1971), porque conforman el telón de fondo de los recuerdos de mi infancia. Las manos creativas de Ghani alhajaron su amada ciudad con el espíritu y la emoción románticos de Las Mil y Una Noches, sugiriendo sutilmente a sus habitantes que no debían olvidar su glorioso pasado en medio de su moderno desarrollo urbano. Para Ghani, Bagdad es una hermosa y sensual mujer y se sentía profundamente entristecido y ofendido por el menosprecio del mundo ante su situación.
Ali Babá y los 40 ladrones
Como prolífico y apasionado escultor e icono iraquí, la huella de Ghani en el arte iraquí es profunda y amplia. Tras graduarse en el Instituto de Bellas Artes de Bagdad en 1953, Ghani estudió escultura en la Academia de Bellas Artes de Roma (graduándose en 1957), especializándose después en el vaciado en bronce en Florencia en 1961. Tras regresar a Iraq, enseñó escultura en el Instituto de Bellas Artes, en la Academia de Bellas Artes y en la Facultad de Ingeniería de la Arquitectura en la Universidad de Bagdad. Pronto se convirtió en uno de los más destacados escultores.
El legado de Ghani incluye toda una generación de escultores que siguen sus pasos manteniendo vivo su espíritu. Al formar parte de los artistas modernos pioneros de Iraq, Ghani fue miembro de los grupos artísticos más influyentes: el Grupo de Arte Moderno de Bagdad, fundado por Jewad Selim y Shakir Hassan Al Said, ambos profesores y amigos suyos. A su generación se le atribuye la creación de una tradición artística que persiste y sigue estando presente, y de una cultura que respetaba y valoraba el arte y los artistas. En el espíritu del Istilham al-Turaz (buscando inspiración en la tradición), su personal estilo sintetiza la historia estética de Iraq. En sus distinguidas puertas bagdadíes de madera tallada, la abstracción islámica se funde con la estética cuneiforme sumeria. Sus elegantes y estilizadas figuras combinan su amor por la épica mesopotámica y la tradición humanista de Florencia.
Ghani entendía la responsabilidad de su legado y su deber ante la historia como uno de sus custodios. Tras la invasión de 2003, cuando se encontró el Museo Iraquí de Arte Moderno en ruinas, con montones de esculturas rotas, hechas trizas, y las estructuras vacías, actuó con rapidez. La destrucción incluía la sala dedicada a su obra, la que albergaba la historia de su carrera. Acudió a colegas y estudiantes y organizó una campaña de búsqueda para comprar las obras robadas. Formó y encabezó un Comité por la Recuperación de la Cultura de Iraq y pudo recobrar cien obras importantes de renombrados artistas, empezando por la estatua de madera de la «Maternidad», de Jewad Selim. Suplicó apoyo financiero y ayuda para salvar el patrimonio moderno de Iraq a la Autoridad Provisional de la Coalición y a otras organizaciones extranjeras. Pero nadie se lo prestó, por lo que continuó con sus esfuerzos a nivel personal incluso después de trasladarse a Ammán.
A pesar de su roto corazón, de su precaria salud y de su edad, la energía de Ghani se mantuvo inagotable hasta el final. Uno de los raros placeres que tuve después del 2003 fue visitar a Ghani en su estudio en Ammán, Jordania. Rodeado de maquetas de viejas obras y de otras que avanzaban nuevos proyectos, con la música de Munir Bashir de fondo, mientras bebíamos té iraquí y le escuchaba hablar apasionadamente acerca de nuevas ideas y proyectos, casi pude sentir y llorar la pérdida de energía y optimismo del Grupo de Arte Moderno de Bagdad.
Ghani ha formado parte de la historia pública y artística de Bagdad a lo largo de toda su vida. Además de los cientos de obras que tiene en su repertorio, en su juventud, ayudó el supervisó el vaciado del friso de bronce del Monumento a la Libertad de Jewad Selim en Florencia, y después su instalación tras la prematura muerte de Selim en 1961. Después de la muerte del escultor Jalid al-Rahal en 1986, Ghani tuvo que terminar la instalación del controvertido Arco de la Victoria. ¿Quién acabará ahora sus últimas obras públicas diseñadas para Bagdad?
En el discurso inaugural pronunciado con motivo de su primera exposición colectiva, El Grupo de Arte Moderno de Bagdad declaró: «Soñamos que hay un sueño que nos conecta con todos los seres que sencillamente sueñan. Un sueño llamado Bagdad». Lamentablemente, en la actualidad Bagdad se ha convertido de nuevo en un sueño para la mayoría de los artistas iraquíes. Nacido en Bagdad en 1929, el cuerpo de Ghani volvió para reposar en su ciudad el jueves 15 de septiembre de 2011. Su alma se cernirá sin descanso para siempre sobre la tierra de sus ancestros en espera de la redención de la ciudad de su juventud. ¡Ojala que pronto encuentre la paz!
Adiós, amigo mío. Echaré de menos nuestras charlas… pero jamás olvidaré cuanto me enseñaste. Mis más profundas condolencias a Iraq.
Fuente: http://www.jadaliyya.com/
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