El viernes pasado [25 de mayo], Moqtada as-Sáder, de 33 años y dirigente del movimiento shií en Iraq, hizo su primera aparición pública desde octubre, para acallar las afirmaciones estadounidenses de que había huido a Irán. As-Sáder pronunció una alocución en la mezquita de su ciudad natal, Kufa, cercana a Nayaf. Una muestra de la […]
El viernes pasado [25 de mayo], Moqtada as-Sáder, de 33 años y dirigente del movimiento shií en Iraq, hizo su primera aparición pública desde octubre, para acallar las afirmaciones estadounidenses de que había huido a Irán. As-Sáder pronunció una alocución en la mezquita de su ciudad natal, Kufa, cercana a Nayaf. Una muestra de la influencia política que ostentan ahora los seguidores de as-Sáder es que el acontecimiento imperó en los medios de comunicación iraquíes durante todo el fin de semana.
El discurso de as-Sáder estuvo en consonancia con los recientes intentos de presentar su movimiento como una tendencia nacionalista iraquí capaz de unir al pueblo contra la ocupación estadounidense y contra las catastróficas consecuencias que [la ocupación] le ha infligido. El 9 de abril, los seguidores de as-Sáder organizaron una manifestación de más de un millón de personas en Nayaf para exigir un calendario para la retirada de las tropas extranjeras. Una semana después, seis ministros seguidores de as-Sáder dimitieron del gobierno del primer ministro Nuri al-Maliki en señal de protesta por su negativa a exigir a Washington el establecimiento de una fecha [1]. A continuación, consiguieron el apoyo mayoritario en el parlamento para una resolución que exigía la retirada de EEUU. Este mes, dirigentes seguidores de as-Sáder han mantenido conversaciones con líderes tribales árabes sunníes de la zona occidental de Iraq [de la provincia de al-Anbar] con el fin de establecer una alianza no sectaria contra la ocupación.
Vestido con un manto fúnebre blanco para simbolizar su disposición a enfrentarse con la muerte, as-Sáder comenzó su discurso del viernes con una consigna: «No al demonio, no a EEUU, no la ocupación y no, a Israel». Reiteró la exigencia de su movimiento de un calendario para la retirada de EEUU y de las demás fuerzas extranjeras y declaró que el gobierno al-Maliki «[…] no está autorizado a ampliar el mandato de las fuerzas extranjeras en Iraq tras la manifestación de un millón de personas para protestar por su presencia, y tras la firma de 144 [de los 275] parlamentarios que exigen la retirada de esas tropas» [2].
El clérigo condenó a Maliki por «[…] intentar por todos los medios devolver a los baazistas al poder», una alusión a la petición estadounidense de que el parlamento iraquí revoque las leyes de desbaazificación que prohíben a los altos cargos del régimen de Sadam Husein desempeñar puestos en el gobierno, en los servicios públicos o en las fuerzas de seguridad. El movimiento de as-Sáder -como el resto de las corrientes fundamentalistas shiíes de Iraq- fue brutalmente reprimido por el régimen baazista laico, aunque mayoritariamente árabe-sunní, de Sadam Huseín, y se opone implacablemente a las tentativas estadounidenses de permitir que los ex baazistas se reincorporen al proceso político.
Sin embargo, el discurso de as-Sáder fue también un llamamiento a la unidad entre shiíes y sunníes iraquíes. Responsabilizó a la ocupación de la virulenta guerra civil entre rivales extremistas shiíes y sunníes. «[…] El invasor nos ha separado», dijo ante su audiencia, y haciendo un llamamiento para acabar con la violencia sectaria, afirmó: «[…] En la unidad está la fuerza, en la división la debilidad».
As-Sáder, que prometió defender a todos los iraquíes sin importar su religión o identidad étnica o religiosa, pidió a los combatientes de su Ejército del Mahdi que no atacaran a los sunníes ni a las minorías, como los cristianos [3]:
«[…] Ahora quiero decir que queda prohibido el derramamiento de sangre de los sunníes. Son nuestros hermanos de religión y nacionalidad. Que nuestros hermanos cristianos sepan que el Islam es amigo de las minorías y de las demás creencias y quiere dialogar con ellas.»
Fue incluso más allá y pidió a sus partidarios que no lucharan contra sus «hermanos» del ejército y de la policía iraquíes ya que los enfrentamientos se tomaban como «[…] un pretexto para [justificar] la presencia de los ocupantes».
Oposición política, no militar
A pesar del tono anti-ocupación del discurso, as-Sáder fue muy cuidadoso al pedir una oposición política pero no militar. No hizo público ningún calendario propio para la retirada de las tropas extranjeras, ni tampoco revocó su orden de principios de año para que el Ejército del Mahdi se replegara y no ofreciera resistencia a las operaciones militares estadounidenses [4].
De hecho, parece ser que el objetivo de la decisión de as-Sáder de reaparecer tras seis meses es atajar el brote de enfrentamientos a gran escala entre sus partidarios y las fuerzas de ocupación. El que su milicia no haya combatido ha permitido a los estadounidenses o a las fuerzas gubernamentales [iraquíes] detener a centenares de militares de bajo rango y combatientes [sin rango de su milicia]. Los extremistas [de Al Qaeda] han aprovechado la reducción de las medidas de seguridad de las milicias para llevar a cabo una serie de atentados masivos con coches bomba en zonas civiles shiíes. Las masas shiíes y el Ejército del Mahdi están cada vez más alborotadas. Los asesinatos de sunníes por venganza, perpetrados por los escuadrones de la muerte shiíes están aumentando otra vez con cerca de 30 cadáveres diarios [hallados] sólo en Bagdad [5].
En las próximas semanas se espera una importante incursión estadounidense en el bastión de los seguidores de as-Sáder en Bagdad: el barrio de Medina as-Sáder [6]. Al negarse a respaldar la actividad de las milicias en Medina as-Sáder o en cualquier otro lugar, [el clérigo] as-Sáder pretende al mismo tiempo desanimar a la resistencia y distanciarse él mismo y su organización de cualquier enfrentamiento.
La semana pasada, informaciones publicadas por [el diario estadounidense] The Washington Post y Associated Press señalaban que el movimiento de as-Sáder basa su estrategia política en la incapacidad del ejército estadounidense para mantener su actual aumento de tropas más allá de finales de año. La principal preocupación de los seguidores de as-Sáder no es luchar contra la ocupación sino aumentar su influencia política y la de sectores de las elites shiíes. Creen que, inevitablemente, Washington se verá obligado a llegar a un acuerdo con aquella facción iraquí que demuestre más capacidad para conseguir estabilidad política y la seguridad.
Como claro ejemplo de la disposición de los seguidores de as-Sáder a tomar en consideración algún tipo de nuevo acuerdo con la ocupación estadounidense, Salah al-Obaidi, dirigente de l corriente de as-Sáder, declaró la semana pasada a The Washington Post:
«[…] No somos anti-estadounidense, creemos que los estadounidenses tienen un importante papel que desempeñar en la reconstrucción de Iraq pero con empresas, no con un ejército. Podemos abrir una nueva vía con los demócratas, e incluso con algunos republicanos.»
Un acuerdo: una opción mejor
Si el gobierno estadounidense estuviera suficientemente desesperado podría volverse hacia el movimiento de as-Sáder, especialmente en el caso de que éste encabezara una alianza con los partidos sunníes [que participan el proceso político auspiciado por los ocupantes] [7]. Los seguidores de as-Sáder son nacionalistas árabes y tienen menos vínculos históricos con Irán que con las demás corrientes fundamentalistas shiíes [como el Congreso Supremo de la Revolución Islámica en Iraq o el partido ad-Dawa]. En la actualidad, gozan de un amplio apoyo y esperan obtener grandes progresos en las elecciones provinciales que tendrán lugar a finales de año en Bagdad, Basora y otras provincias del sur, de mayoría shií. Los partidarios de as-Sáder tienen asimismo una fuerte implantación en el seno de las nuevas fuerzas de seguridad iraquíes.
Cualquier intento de acabar militarmente con los seguidores de as-Sáder supone el riesgo de una mayor escalada de la guerra de Iraq en un momento en el que la oposición a la guerra en EEUU es ya abrumadora. Un acuerdo podría ser una opción mejor. Funcionarios y mando militares estadounidenses han insinuado que están, al menos, abiertos a la posibilidad de trabajar más estrechamente con los seguidores de as-Sáder. Gordon Johndroe, portavoz del Consejo Nacional de Seguridad [de EEUU], respondió al discurso pronunciado el viernes por as-Sáder expresando la esperanza en que sus palabras indicasen que quería «[…] desempeñar un papel positivo dentro de Iraq». Johndroe añadió que el dirigente religioso «[…] tiene la oportunidad de formar parte del proceso político de reconciliación».
Los políticos iraquíes también se están posicionando con vistas a un posible realineamiento. Miryam al-Rayyis, una de las consejeras del primer ministrro Maliki y miembro de su partido, ad-Dawa, de mayoría shií, declaraba que: «[…] Desearíamos que todos nuestros dirigentes políticos hablaran como él». Iyad al-Sammaraie, paralamentario de un partido islámico sunni, encomió «[…] el llamamiento de as-Sáder a la reconciliación nacional». Abbas al-Bayati, dirigente de un partido shií de etnia turkomana, declaró que as-Sáder podría «[…] apaciguar la situación política y de seguridad».
El precio que as-Sáder tendría que pagar por desempeñar un papel político de mayor importancia sería la supresión de los elementos más radicales de su movimiento. En abril de 2004, miles de combatientes del Ejército del Mahdi se levantaron en armas contra la ocupación, lo que obligó al ejército estadounidense a entablar sangrientos combates para recuperar el control de Kerbala, Nayaf y otras ciudades del sur de Iraq. Aunque as-Sáder aceptó una tregua y suspendió el levantamiento, el ejército estadounidense sigue muy preocupado por la existencia de una importante milicia contra la ocupación que mantiene un discurso fundamentalista shií. Es casi seguro que facciones del Ejército del Mahdi están llevando a cabo operaciones de guerrilla contra los soldados estadounidenses y británicos. En el caso de un enfrentamiento de EEUU con el régimen religioso shií de Irán, muchos más tomarían las armas.
Según la agencia Associated Press, los seguidores de as-Sáder ya están realizando una purga de militantes, que incluye facilitar información al ejército estadounidense sobre los denominados elementos canallas existentes en el Ejército del Mahdi. La agencia de noticias informaba:
«[…] Quienes están dispuestos a colaborar con los estadounidenses forman parte de un grupo más numeroso que se autodenomina ‘el noble Ejército del Madhi’ y que acusa al resto de los miembros del Ejército del Mahdi de haber ido demasiado lejos con el asesinato de civiles inocentes sunníes, y con la malversación de fondos de las milicias. Los delatores señalan asimismo a combatientes de los que afirman que han sido entrenados y armados por los iraníes, pero sin aportar ninguna prueba adicional o algún detalle.»
Tras el discurso de as-Sáder, se produjeron asesinatos y arrestos de supuestos miembros canallas de su milicia. El viernes, soldados británicos y tropas del gobierno iraquí abatieron a tiros a Abu Qadir, comandante del Ejército del Mahdi en Basora, acusado de dirigir ataques contra adversarios políticos shiíes de la ciudad [8]. Según el periódico árabe al-Hayat, as-Sáder le había «retirado su protección». A pesar de ello y como represalia, combatientes locales bombardearon posiciones británicas durante más de tres horas. [Los británcios] solicitaron que interviniera la fuerza áerea y la situación sigue tensa.
Medina as-Sáder
El sábado [2 de junio] por la mañana, tropas estadounidenses llevaron a cabo con éxito una incursión en el centro de Medina as-Sáder. Utilizando, evidentemente, información proveniente del interior [del propio Ejército del Mahdi], detuvieron a un mando de las milicias supuestamente implicado en el contrabando de explosivos desde Irán a Iraq. La incursión produjo indignación en Medina as-Sáder. El grupo asaltante pidió la intervención de la fuerza aérea contra un convoy de nueve vehículos que, según afirmaron, bloqueaban su salida y estaba preparaban una embosacada. La gente del barrio informó que los coches hacían cola en una gasolinera mientras esperaban a que abriera y que al menos asesinaron a cinco personas inocentes.
La capacidad de as-Sáder para colaborar abiertamente con la Casa Blanca y con el ejército estadounidenes se ve, no obstante, limitada por la base social en la que se apoya su movimiento. Su retórica anti-ocupación del viernes 25 de meyo tenía la intención de mantener su influencia sobre amplios sectores de shiíes iraquíes que se oponen implacablemente a la ocupación estadounidense y al desastre social que ha originado. Si los dirigentes seguidores de as-Sáder asumen un papel más destacado en el apoyo al prolongado dominio de EEUU sobre Iraq, el movimiento podría rápidamente el perder apoyo y su capacidad para contener el resentimiento y la hostilidad populares.
Notas de IraqSolidaridad:
1. En junio, a petición del gobierno iraquí el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas renovaba el «mandato» internacional de presencia de las fuerzas de ocupación en Iraq.
2. Sin embargo, el apoyo de los diputados de as-Sáder es esencial para el mantenimiento del gobierno de al-Maliki. As-Sáder ha sufrido la reciente defección del ex ministro de Sanidad, Ali al-Shammari, quién ha obtenido asilo político en EEUU y que estaría proporcionando a los estadounidenses valiosa información sobre las distintas corrientes de la organización de as-Sáder (az-Zamán, 28 de mayo de 2007).
3. En junio, las milicias de as-Sáder están siendo denunciadas por proceder al desalojo de vecinos sunníes de los barrios de al-Wehda y al-Baiaa en el suroeste de la capital en colaboración con fuerzas de seguridad iraquíes y ante la pasividad de las tropas estadounidenses (HAQ Agency, 10, 13 y 14 de junio de 2007).Véase el texto adjunto «El Ejército del Mahdi lanza una ofensiva final para controlar el sudoeste de Bagdad. Nueva escalada de violencia sectaria a cargo de los seguidores de as-Sáder».
4. Véase en IraqSolidaridad: Liz Sly: As-Sáder respalda el plan Bush para Bagdad. La corriente de as-Sáder negocia con los ocupantes su despliegue en barrios shiíes y Carlos Varea: Bush, al-Maliki y as-Sáder: dobles parejas. La corriente as-Sáder retorna a las instituciones colaboracionistas para desactivar el conflicto con EEUU y enlaces relacionados.
5. Ver nota 3.
6. Todo parece indicar que fuerzas especiales de EEUU están llevando a cabo operativos contra sectores radicales de as-Sáder en este barrio de Bagdad mientras pactan con representante del clérigo su paulatina entrada en Mádina as-Sáder, según fuentes militares de EEUU citada por The Washington Post, 21 de mayo de 2007.
7. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: La Administración Bush asume que su permanencia en Iraq depende de la actitud de Teherán. EEUU e Irán inician en Bagdad negociaciones sobre Iraq
8. Véase en IraqSolidaridad: Ghaith Abdul-Ahad: Las tropas británicas se inhiben ante el dominio de la ciudad por las milicias confesionales shiíes. «Bienvenidos a Teherán»: Irán asume el control de Basora
World Socialist WebSite (www.wsws.org) IraqSolidaridad (www.iraqsolidaridad.org) Traducido del inglés para IraqSolidaridad por Felisa Sastre