Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Cuando las tropas estadounidenses invadieron Iraq en 2003, los chiíes y los kurdos iraquíes unieron fuerzas con ellos y apoyaron el derrocamiento del régimen suní de l ex presidente iraquí Sadam Husein.
Esta alianza tomó posteriormente el poder en Iraq y trabajó para reorganizar el país como un estado federal, con el objetivo de impedir que cualquier futuro gobierno en Bagdad se convirtiera en un nuevo centro de poder.
Nueve años después, los antiguos aliados están enzarzados en una amarga disputa alrededor de la centralización del poder y la distribución de los recursos nacionales.
Como las relaciones entre los kurdos y chiíes del país han experimentado un notable deterioro, algunos dirigentes kurdos han empezado a demanda r la creación de un estado kurdo independiente, produciéndose la crisis a la par que un nuevo incremento de la violencia sectaria que ha dejado a todo Iraq inmerso en su peor debacle política desde que en 2003 sobrevino la invasi ón dirigida por EEUU.
Las tensiones se hicieron evidentes en 2010, después de que se nombrara al primer ministro chií Nuri Al-Maliki para un segundo mandato de cuatro años y empezara a dar muestra s de querer ampliar su base de poder. Puede que Al-Maliki confiara en que las posibles represalias por par te de kurdos y suníes, los otros dos grupos principales en Iraq, fueran limitadas.
El enfrentamiento explotó en diciembre, cuando el vicepresidente iraquí Tariq Al-Hashemi huyó de Bagdad refugiándose en la región autónoma kurda para evitar la persecución del gobierno central bajo control chií que le acusaban de terrorismo y de estar al frente de escuadrones de la muerte.
Aunque el gobierno de Bagdad quiere que los kurdos le entreguen a Al-Hashemi ( uno de los principales políticos musulmanes suníes de Iraq) para poder procesarle , el gobierno regional kurdo ha asegurado que no va a hacer tal cosa.
La disputa se intensificó la pasada se mana después de que el líder de la región, Masoud Barzai, insistiera en qu e la «ética kurda» prohí be la extradición de Al-Hashemi.
Barzani dijo también que Bagdad le había pedido a la administración kurda que permitiera que Al-Hashemi saliera de Iraq para así no tener que juzgarle, algo que equivale a acusar de hipocresía al gobierno de Al-Maliki.
«Nuestra respuesta fue que no somos unos contrabandistas y que no vamos a hacerlo», dijo Barzani el pasado jueves en una reunión de su Partido Democrático Kurdo en Erbil, la capital provincial kurda.
Barzani arremetió también contra el gobierno de Bagdad por otras disputas de hace tiempo, como las relativas al petróleo y a la porción de poder en el gobierno central. Renovó las críticas al estilo autoritario del gobierno de Al-Maliki y a sus supuestos intentos para marginar tanto a kurdos como suníes.
«Algunos en Bagdad se creen que son los únicos gobernantes de Iraq y quieren trabajar unilateralmente», dijo. » Pero solo s on unos perdedores que no le han aportado nada bueno al país , a diferencia de lo que hemos hecho nosotros por nuest ro pueblo en el Kurdistán, y pretenden que nosotros seamos como ellos», dijo Barzani, haciéndose eco de la s críticas de muchos iraquíes contra el gobierno de Al-Maliki porque ni ha contribuido a mejorar la seguridad ni a restaurar los servicios básicos en Iraq siete años después de asumir el poder.
Barzani defendió también los contratos que su administración ha firmado con compañía s petroleras extranjeras, que Bagdad afirma que son ilegales. Dijo que los contratos eran completamente constitucionales y acusó al gobierno de Bagdad de calcula r mal la porción kurda en los recursos de la nación.
Sus comentarios se produjeron después de los informes aparecidos acerca de que el gigante petrolero de EEUU , ExxonMobil , había congelado su contr ato de exploración en seis áreas, firmado con el gobierno del Kurdistán , tras las amenazas de Bagdad de que bloquearía a Exxon en las subastas de futuros proyectos petrolíferos y reconsideraría su papel en otros.
Junto a varios otros gigantes del petróleo, Exxon está participando en proyectos que tratan de convertir a Iraq en la mayor fuente mundial de hallazgos de nuevo petróleo en los próximos años, pero la decisión de la compañía estadounidense de firmar un acuerdo con los kurdos el pasado noviembre ha indignado al gobierno de Al-Maliki.
Bagdad dice que los kurdos han violado las leyes iraquíes al negociar directamente con las compañías extranjeras y que considera que la mayoría de los contratos alcanzados en la región son ilegales, sosteniendo que cualquier acuerdo debe recibir primero luz verde de Bagdad.
En respuesta, Barzani dijo que los contratos eran «competencia suya y no vamos a cambiar eso».
Los comentarios de Barzani enfur ecieron al gobierno en Bagdad, incremen tando la temperatura política hasta el punto de ebullición. La Alianza Nacional Iraquí chií acusó tam bién al gobierno kurdo de haber violado la ley al dar refugio a un fugitivo, en referencia a Al-Hashemi.
«Aunque la Alianza tiene mucho interés en mantener sus relaciones estratégicas con la Alianza Kurda y otras fuerzas kurdas, hace mos hincapié en la necesidad de acatar la constitución, la ley y los procedimientos del poder judicial», dijo la Alianza en un comunicado.
Las tensiones parecían estar fuera de control cuando miembros de los dos bloques interc ambiaron palabras gruesas tras las declaraciones de Yasin Mayid, miembro del partido gob ernante de Al-Maliki, ridiculizando la mención de Barzani a cerca de la «ética kurda».
«Me pregunto si esa ética kurda les permite dar refugio a un hombre que ha matado a gente inocente», dijo Mayid en una conferencia de prensa.
Mayid acusó también a Barzani de haber entregado a cientos de opositores a Sadam a las fuerzas de inteligencia del anterior dictador después de que los Guardias Republicanos Iraquíes tomaran por asalto la capital turca de Erbil en 1996.
En otro incidente más de la escalada, varios parlamentarios chiíes exigieron al gobierno de Bagdad que suspendiera la cuota del 17% del gobierno kurdo en el presupuesto estatal de Iraq y que dejara de pagar los salarios de los peshmerga , la fuerza paramilitar kurda.
Las autoridades y parlamentarios kurdos reaccionaron enérgicamente a esas exigencias , mientras Omid Sabah Ozman, el portavoz del gobierno kurdo, tildaba los comentarios de Mayid de «inmorales y faltos de ética».
Farhad Al-Atrushi, parlamentario kurdo, acusó al gobierno dirigido por chiíes de intentar reimponer el viejo sistema de la era Sadam. Y «que iban a pagar caro sus políticas hacia los kurdos», dijo.
Las crecientes tensiones están acabando por convertirse en una disputa acerca del futuro de los kurdos en un Iraq unificado. Desde la invasión estadounidense de 2003, los kurdos de Iraq han disfrutado de una autonomía política que incluye un gobierno y un parlamento regional y un ejército bajo control kurdo.
Algunos políticos kurdos están ahora amenazando con separarse totalmente de Iraq. El adjunto de Barzani, Kosrat Rasoul, d eclaró que las circunstancias internas, regionales e internacionales les eran favorables para proceder a declarar el establecimiento de un estado kurdo.
«Si la declaración de tal estado estuv iera en mis manos, lo haría hoy mejor que mañana», según citaba el lunes el periódico Asharq Al-Awsat , que se elabora en Londres. «No es lógico que los kurdos no tengan un estado».
El mismo Barzani ha enarbolado en varias ocasiones la amenaza de la secesión kurda de Iraq.
Las últimas tensiones se han producido también en medio de una serie de informaciones que trasmiten que el gobierno kurdo tiene planes para celebrar pronto un referéndum de autodeterminación en las tres provincias kurdas, así como en otras ciudades de población kurda en las áreas objeto de disputa.
La guerra de palabras entre Bagdad y el gobierno regional kurdo se produce también en un momento de profunda crisis entre Al-Maliki y el bloque su n ní Iraqiya en Bagdad, provocado por la orden de búsqueda y captura de Al-Hashemi y la destitución del viceprimer ministro Saleh Al-Mutleq por Al-Maliki.
Todas esas actuaciones han hecho que en algunas de provincias de Iraq, de mayoría su nní , como Anbar, Salaheddin, Diyala y Nínive, se renueven los llamamiento s para convertirse en regiones federales y conseguir un a mayor autonomía de Bagdad.
Mientras tanto, el martes de la pasada semana, diversas explosiones golpearon ciudades y pueblos por todo Iraq . Fueron las últimas de la avalancha de violencia que ha as olado a barriadas, funcionarios del gobierno y puestos de policía chiíes.
Los ataques, incluido uno que se produjo cerca del edificio del ministerio de asuntos exteriores en Bagdad, se han producido justo antes de la inminente reunión de la cumbre árabe que se celebrará en la capital iraquí, organizada para exhibir la capacidad del gobierno para restaurar la seguridad en el país tras la retirada de las tropas estadounidenses en diciembre.
Con las tensiones políticas entre chiíes y suníes más el incremento de la violencia sectaria, la di sputa entre kurdos y chiíes es cada vez más preocupante y amenazante para la frágil paz de Iraq.
Salah Nasrawi es un escritor y periodista iraquí.
Fuente:
http://weekly.ahram.org.eg/