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Murió Pablo Sorozábal Serrano, comunista, músico y escritor

Fuentes: Rebelión

Conocí a Pablo Sorozábal Serrano en la década de los ochenta. En aquella época, consolidada ya la transición democrática, varios centenares de miles de izquierdistas se desplazaban mucho o poco por el espectro político en busca de su lugar natural. Muchos lo hicieron mintiendo, otros muchos traicionando, muchos más aún mintiendo y traicionando, y algunos, […]

Conocí a Pablo Sorozábal Serrano en la década de los ochenta. En aquella época, consolidada ya la transición democrática, varios centenares de miles de izquierdistas se desplazaban mucho o poco por el espectro político en busca de su lugar natural. Muchos lo hicieron mintiendo, otros muchos traicionando, muchos más aún mintiendo y traicionando, y algunos, muy pocos, razonando. Pablo Sorozábal se quedó clavado donde siempre había estado. No fue el único, pero me parece que fue el más tozudo. No hizo ninguna concesión. Esto es algo muy raro en un intelectual, un músico y un escritor. Harto de todo, asqueado de ver a todos cambiar de chaqueta a su alrededor, en 1989, con la caída del muro de Berlín, un día se puso de mal humor y escribió su inolvidable «Elogio sentimental del tanque ruso», lamentándose de que ya no vería nunca a la artillería soviética entrando triunfal por La Castellana para liberar Madrid del franquismo y sus herederos, y lo mandó todo a la mierda: dejó de publicar y dejó de participar en foros públicos.

No dejó por eso de escribir y componer y tampoco perdió nada de su increíble sentido del humor. Tras un infarto en el que casi perdió la vida, regaló a sus hijos un gran corazón rojo de peluche con una nota que ponía:

«En caso de que me sobrevenga otra crisis cardiaca aguda, por favor, póngame lo antes posible este corazón (en la cocina hay un cuchillo jamonero que puede servir para una emergencia, y no olviden que el corazón está al lado izquierdo, esto es importante, pero al izquierdo «mío», no de quien mira) Gracias y perdón por las molestias. Pablo Sorozábal Serrano».

En las arenas movedizas de la traición y la mentira, Pablo Sorozábal Serrano ha sido y seguirá siendo una roca tan sólida y tan firme como la honradez y la verdad.