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El lobby petrolero ha emitido una serie de falacias económicas para pedir a los votantes que voten NO en la pregunta sobre el Yasuní. Y ha sembrado el miedo con bulos que hablan de la caída de la dolarización, de que la caja fiscal quebraría o que habrá pérdidas millonarias por demandas internacionales. Nada de eso es verdad. Y para comprobarlo basta ver las cifras reales.

Hoy, en su día internacional, hablemos de un tema indispensable para la vida de los seres humanos y los no humanos. Hablemos del agua.

“Toda la historia del petróleo está repleta de criminalidad, corrupción, del crudo ejercicio del poder y lo peor del capitalismo de frontera” (Michael J. Watts)


“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad” (Albert Einstein)

En medio del tan complejo momento que atraviesa el capitalismo, es cada vez más importante dilucidar la cuestión de la hegemonía, o al menos intentarlo. Sus crisis multifacéticas y sistémicas, con claras señales de debacle civilizatoria, conforman un escenario complejo de analizar. Sin embargo, es indispensable escudriñar los procesos de transnacionalización y globalización del capital. Reconozcamos también el deterioro de los estados-nación, al menos como los conocíamos o como nos los imaginábamos. Merecen por igual nuestra atención las guerras y los enfrentamientos en marcha, que no pueden simplemente ser asumidos como conflictos entre estados. Las grandes empresas transnacionales han configurado otras relaciones de poder y son actores cada vez más potentes en el ámbito de la geopolítica global.