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Para todos y cada uno de estos conflictos se invocan miles de pretextos, desde la defensa del capitalismo y la lucha contra el terrorismo o la droga hasta el “choque de civilizaciones”. Pero el verdadero móvil de tantas hecatombes es neutralizar potencias competidoras y monopolizar los recursos naturales y la energía

Metódicamente las naciones más desarrolladas tecnológica o militarmente se apoderan del territorio y los recursos de las menos avanzadas. Las herramientas del pillaje son las deudas y el atropello armado. Ambas casi inseparables.
Desde el inicio de los tiempos algunos grupos sociales tratan de imponerse a otros para apoderarse de su territorio, patrimonio y fuerza de trabajo aplicando una dialéctica contradictoria: todo lo codiciable para los vencedores, servidumbre para los vencidos.
