Traducido del inglés por Sinfo Fernández
Siento que me limito a las palabras, tengo la horrible sensación de haberme quedado atascada… en las palabras. Pero, al mismo tiempo, me ahoga esa profunda necesidad de abordar, de narrar, como si fuera una piedra, una roca alojada en mi plexo, un cuento quizá… que no va a proporcionar justicia…
Hago lo que puedo. No soy una observadora pasiva, un espectador imparcial involucrado en algún estudio científico… incluso aunque intente utilizar la «razón» como una especie de almohadilla de seguridad que absorba el dolor del otro… y el mío.
Me considero una buena oyente. También soy curiosa, no porque pretenda invadir el territorio de la otra persona, sino porque necesito un cuadro completo… esa necesidad de completar el cuadro es vital para mí. No estoy segura de cómo, ni de por qué, pero lo siento como algo necesario… quizá al completar ese cuadro en mi mente, la narrativa hable por sí sola, sin esfuerzo… como un río, como el Tigris, como el Eufrates… quizá también porque necesito hacer yo misma ese viaje, junto al narrador, siguiendo la ruta de sus recuerdos y, durante ese proceso, encontrarme con los míos para que todas las piezas puedan integrarse en un todo «racional». Un proceso de encontrar significado, de atar cabos sueltos, de descubrir secretos, esperanzas perdidas, deseos ahogados y una pena infinita… pero también un proceso para encontrar en medio de los trozos… la determinación, la resiliencia, la fe… como ese hilo invisible que lo mantiene todo unido, en el reino de… la Cordura… no hay mejor palabra… sí, Cordura, que, al mirar hacia atrás, se convierte en una filosofía de vida, en una aceptación de la vida tal como es.
Es solo ahí, en ese proceso de escuchar y narrar, donde una comprende el valor, la valentía, la fortaleza, la resistencia, la fuerza de un ciudadano iraquí corriente. No creo que la palabra corriente sea la apropiada, pero a falta de otra mejor, la mantendré.
Este muy imperfecto ser iraquí corriente, que tanto ha visto y experimentado, demasiado… antes de 2003, después de 2003 y hasta este mismo día… las épocas duras, las épocas muy duras, las pérdidas, el desplazamiento, la separación, el abandono, la negligencia, el exilio, las luchas diarias, a todos los niveles, más la violencia, una violencia indescriptible, un brutalidad indescriptible, que ha desgarrado todo su ser, dejándolo ahí grabado, como un poste de señalización permanente… pero ella aún consigue, pero él aún logra… funcionar, interactuar, crear, dar, recibir…
No estamos hablando aquí de un período de un par de años, estamos hablando de décadas… y ese/a iraquí corriente no es una virginal pizarra en blanco, ella también tiene su propia historia personal, antes de que aparecierais en su vida… él también tiene su propio «equipaje», como llamáis en vuestra jerga… maleta tras maleta, baúl tras baúl de acumulados traumas vitales, conmociones, pérdidas, duelos…
Vds. no nos valoran y nosotros damos por descontado… que ninguno de Vds. habría sobrevivido cuerdo, ninguno. Ninguno de Vds. habría podido funcionar… Quiero decir que solo tienen que mirarse, más de sesenta años después de la II Guerra Mundial y el tema sigue apareciendo aún en sus discusiones, sin embargo, se espera tanto de nosotros, encapsulados en esa sucia frase que tan a menudo repiten: ¡Manos a la obra! ¡Adelante con ello!
¡Adelante…! Si tan solo hubieran pasado por un pequeño porcentaje de las cosas por las que hemos pasado, no hubieran siquiera sobrevivido, mucho menos hubieran seguido adelante con sus vidas. Pero Vds. no son lo que importa aquí, Vds. son algo trivial, irrelevante. Lo que importa somos nosotros y nuestra historia… y Vds. solo aparecen en ella para confirmar lo que ya sabíamos. Que son el facilitador del demonio, por así decirlo… y al final de la historia, como el mismo demonio, no son más que una criatura degradada pudriéndose en el Infierno. Y su papel termina ahí, de forma harto miserable.
Su historia no me interesa, pero la nuestra sí y es en esos casos cuando la historia se desarrolla en sus más mínimos detalles, cuando veo ese hilo invisible que lo mantiene todo unido… un hilo invisible que nunca reconocerán, que nunca entenderán… porque no existe en Vds. Un hilo invisible que ninguna dosis de violencia, de pérdida, de dolor puede arrancar, o cortar, que es una especie de cordón umbilical, está más allá de las tripas, de las vísceras, más allá de la mente, de la lógica, algo más allá de sus conocimientos, más allá de su alcance… a pesar de todas las invasiones, bombas, ametralladoras, aviones teledirigidos, aviones de combate, soldados, contratistas, mercenarios, misioneros, predicadores, empresarios, mercaderes, comerciantes, políticos, parlamentos, consejos, comités, ONG, desarrollo, progreso, modernidad, tecnología, televisión por satélite, ordenadores o teléfonos móviles…
Algo más allá del lenguaje, más allá de las palabras, que hace que el iraquí, que la iraquí corriente, tanto en las épocas antiguas como hoy en día, puedan seguir adelante, algo que solo un/a iraquí puede narrar: un algo invisible que nos provee de resiliencia, de capacidad para recuperarnos, y en esa resiliencia encontramos la fuerza de nuestra resistencia.
Fuente:
http://arabwomanblues.