El comienzo de 2009 ofrece poca esperanza para los residentes de al-Tanf, un campo de refugiados en la frontera iraquí con Siria, que aloja a alrededor de 700 palestinos que huyeron de la persecución en Iraq [1]. Ningún país les ha hecho ninguna promesa concreta para acoger a ninguno de los refugiados para su reasentamiento […]
El comienzo de 2009 ofrece poca esperanza para los residentes de al-Tanf, un campo de refugiados en la frontera iraquí con Siria, que aloja a alrededor de 700 palestinos que huyeron de la persecución en Iraq [1]. Ningún país les ha hecho ninguna promesa concreta para acoger a ninguno de los refugiados para su reasentamiento en 2009, dejándolos que luchen contra el frío clima del desierto con más desesperanza que nunca. Los refugiados afirman que a pesar de las visitas de delegaciones extranjeras los realojos han sido muy escasos desde que el campo se abrió en mayo de 2006.
Jamal, de 53 años, manifiesta que los refugiados están perdiendo la esperanza. Originarios de Haifa, se trasladaron a Bagdad después de que Israel tomase la ciudad. Afirma que él y su familia huyeron a Siria en febrero de 2007 después de que fueran amenazados por las milicias. «Sólo queremos que nos realojen», afirma. «No me importa dónde. Sólo quiero vivir los días que me queden en paz».
El reasentamiento es la necesidad más perentoria de los refugiados de al-Tanf. Aglutinados en tiendas de campaña levantadas en tierra de nadie, entre dos puestos fronterizos, los refugiados no pueden entrar en Siria legalmente y temen volver a Iraq donde se enfrentan a la persecución por grupos kurdos y shiíes que los acusan de estar próximos a la resistencia predominantemente sunní o de privilegios recibidos durante el régimen de Sadam Husein.
«Es difícil saber por qué el reasentamiento es tan lento», afirma Kristian Boysen, delegado de proyectos de la UNRWA [la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos], la mayor organización que trabaja con refugiados palestinos: «Cada país tiene una cuota de inmigración y deciden quién es adecuado para el país. Hay muchas crisis en el mundo como las de Sudán y Congo; eso pudiera ser parte de la explicación».
Bajo terribles condiciones
El límite del campo está extremadamente cerca de la carretera que utilizan los vehículos pesados para el transporte de mercancías entre Siria e Iraq; dos niños han muerto en la carretera en los dos últimos años. Según Sybella Wilkes, portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), las condiciones medioambientales en al-Tanf son completamente incompatibles con la vida de las personas: «En verano fuertes vientos y un calor increíble hacen que el fuego sea una constante amenaza. En otoño e invierno, incluso la lluvia suave puede destruir el campamento. Los pozos negros se desbordan y el paso de los camiones, que empujan el agua al campamento, hace que las tiendas se inunden. Después, aparecen las ratas, las serpientes y los escorpiones».
No sólo los refugiados de al-Tanf necesitan realojamiento. Hay alrededor de 1.000 palestinos iraquíes en el campamento de al-Walid, en el lado iraquí de la frontera. Otros 300 más en el campamento de al-Hol, además de en el norte, en el lado sirio de la frontera.
En 2008 se llevaron a cabo 306 realojamientos del campo de al-Tanf: 116 en Chile, 174 en Suecia y 16 en Suiza. Además, Islandia, Noruega y Suecia acogieron a algunos refugiados de los campos de al-Waleed y de al-Hol. Pero por cada familia que se va llega otra, ya sea huyendo de Iraq o por no haber sido capaces de ganar dinero suficiente para mantenerse por sí mismos en Siria.
UNRWA, ACNUR y otras agencias de Naciones Unidas lo aportan todo, desde la comida y el agua hasta la escolarización, la asistencia sanitaria y las tiendas de campaña. Pero ni las agencias ni los refugiados ven esto como una solución permanente. «No nos deis una tienda mejor, sacadnos de este infierno», dice un refugiado.
Mantener la esperanza
Selwa, madre de cinco hijos, está especialmente preocupada por los niños y los ancianos de al-Tanf: «Los ancianos están demasiado débiles para sobrevivir a otro duro invierno», afirma. «Los niños tienen problemas de salud mental. ¿Sabe usted cómo se siente uno al no ser capaz de satisfacer las necesidades básicas de los niños?». Dice que no comprende por qué la comunidad internacional no toma en cuenta su situación desesperada: «Ya hemos sufrido lo suficiente. A nosotros, los palestinos, nos han expulsado de todos los lugares a los que hemos ido. La gente no se da cuenta de que somos personas preparadas y podemos adaptarnos a cualquier lugar si nos dan la oportunidad».
Sudán se ofreció a alojar a 2.000 refugiados, pero representantes del campo rechazaron el ofrecimiento. Tanto ACNUR como la UNRWA afirman que muchos de los refugiados en al-Tanf padecen trastornos físicos y psicológicos debido a sus experiencias en Iraq y en el propio campo. Es muy improbable que sus necesidades puedan ser satisfechas en Sudán.
Europa es la esperanza para la mayoría de los refugiados, que señalan que para vaciar los campamentos cada país [europeo] sólo necesitaría acoger a 10 familias. Cada visita de una delegación extranjera aumenta la esperanza de los refugiados en el realojamiento. Pero sin promesas de ningún país, todo se queda en eso, en esperanza.
Notas de IraqSolidaridad:
1. Sobre la situación de los refugiados palestinos léanse los materiales incluidos en: http://www.nodo50.org/iraq/2007/docs/econ_13-02-07.html .
Traducido del inglés para IraqSolidaridad por Paloma Valverde
http://www.iraqsolidaridad.org/2009/docs/03_02_09_Palestinos_siria.html