En el periódico argentino página 12 bajo el título «Rehenes, valijas y basura»[1], su autor, entre varios de los temas abordados, hace referencia a la política exterior norteamericana y su relación con los países de Latinoamérica, donde refiere que la «doctrina Shannon se había impuesto en el Departamento de Estado (o Relaciones Exteriores) de Estados […]
En el periódico argentino página 12 bajo el título «Rehenes, valijas y basura»[1], su autor, entre varios de los temas abordados, hace referencia a la política exterior norteamericana y su relación con los países de Latinoamérica, donde refiere que la «doctrina Shannon se había impuesto en el Departamento de Estado (o Relaciones Exteriores) de Estados Unidos. A diferencia de su antecesor, el anticastrista Roger Noriega, que se la pasaba provocando peleas con Chávez como un capítulo más de una interminable guerra fría, Shannon hizo todo lo posible para bajarle el perfil a la disputa con el venezolano con la idea de que lo mejor que se le podía hacer a Chávez era bajarse del ring y dejarlo lanzando golpes al aire«.
El autor continúa diciendo «A Shannon no parecía molestarle demasiado lo que él consideraba apenas excesos de populismo de algunos gobiernos de la región, incluyendo la Argentina, siempre y cuando la colaboración fuese total en lo que realmente importaba en la Guerra contra el Terrorismo, o sea las áreas de inteligencia, aduanas y migraciones. Por encima de Shannon América Latina no aparecía- y sigue sin aparecer- en el radar del Departamento de Estado«.
Una parte esencial de las actividades de influencia llevadas a cabo por el Gobierno de Estados Unidos es la asociación forzada que realiza su Departamento de Estado entre el terrorismo y la «piratería», bajo el argumento de que las ganancias producidas por la venta de productos pirateados son fuente de financiación del terrorismo global. Un ejemplo de ello es la Triple Frontera Argentina- Brasil -Paraguay, desde donde saldrían fondos para financiar a «grupos terroristas árabes», de acuerdo a los pseudo-informes de las agencias de la US. De aquí, la insistencia en proponer el reforzamiento de los controles en frontera sobre la falsificación de marcas y los productos «piratas».
En el ámbito de MERCOSUR, este tema es tratado en las reuniones del Sub-Grupo 7 de Industria, orientado a armonizar las leyes de propiedad intelectual para sus países miembro bajo una doctrina pro- EEUU. Por si no alcanzara, Estados Unidos intenta influir en cada uno de los países para modificar la legislación sobre esta materia.
En varios países de la región, hasta los denominados periodistas progresistas carecen de información fidedigna relacionada con esta trama oculta de la propiedad intelectual y asimilan el discurso impuesto por los centros de poder que distribuyen varios cientos de millones de dólares en propaganda a favor de la propiedad intelectual.
Aunque no existen por ahora estudios serios sobre las verdaderas ganancias de las empresas multinacionales por concepto de propiedad intelectual, varios indicios infieren que adquiere características escandalosas.
Desde los colectivos sociales venimos advirtiendo sobre estas cuestiones y consideramos como urgente y necesario limitar estas ganancias.
[1] http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-96828-2007-12-30.html