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El director de la Biblioteca Nacional de Irak decide cerrar su diario en Internet sobre la situación en Bagdad tras sufrir ataques y amenazas

«No quiero más problemas»

Fuentes: El País

Cerrado por derribo. El director de la biblioteca de Bagdad, Saad Eskander, ha decidido dejar de contar en su diario en Internet los sucesos diarios. Está cansado de los ataques que recibe el centro y de que le acusen de darse protagonismo a él mismo. «La situación se ha ido de las manos y no […]

Cerrado por derribo. El director de la biblioteca de Bagdad, Saad Eskander, ha decidido dejar de contar en su diario en Internet los sucesos diarios. Está cansado de los ataques que recibe el centro y de que le acusen de darse protagonismo a él mismo. «La situación se ha ido de las manos y no quiero tener más problemas», cuenta en conversación telefónica desde Bagdad.

El último comentario, publicado el pasado miércoles, denuncia la impunidad con la que las tropas iraquíes y estadounidenses entran y salen de la Biblioteca Nacional de Irak, algo que tienen prohibido por ley. El Ejército iraquí no parece muy amigo de la biblioteca ni de su director. «Hace dos semanas me dispararon sin motivo alguno. Atacan la biblioteca cuando les viene en gana. El Ejército iraquí es un descontrol lleno de antiguos criminales», relata resignado.

Eskander, de 44 años, es un kurdo-chií educado en Londres que no cree en las religiones y que prefiere definirse como «secular». El director de la biblioteca se ha planteado varias veces dejar su Bagdad natal y regresar al Reino Unido junto a su hermano y hermana. «La minoría secular de este país tenemos que seguir luchando por la defensa de la cultura», afirma Eskander.

Desde diciembre de 2006, Eskander comenzó a escribir, desde su despacho o desde un cibercafé, el sufrimiento cotidiano de los iraquíes con el ejemplo de las personas que le rodeaban. Eskander mandaba los textos por correo electrónico para su cuaderno de bitácora a la Biblioteca Británica, que colabora en la reconstrucción de la de Bagdad. Desde el 12 de marzo se podía consultar su versión traducida en ELPAIS.com.

La periodicidad de las actualizaciones se veía limitada por los cortes en el suministro eléctrico, una queja constante en el diario. En la entrada del 5 de febrero contaba cómo, tras entrevistarse con el director general del departamento de distribución, no logró ampliar el plazo de tres horas al día de suministro.

El ambiente de trabajo en la biblioteca, como en el resto de Bagdad, es terrible. La violencia sectaria ha acabado con la vida de nueve trabajadores. Muchos de los 450 empleados del centro han resultado heridos en alguno de los atentados que casi a diario asuelan la capital iraquí. Pese a que el centro cuenta con unos 40 guardias de seguridad, la biblioteca recibe constantes ataques por parte de los extremistas chiíes y suníes. En abril murieron dos miembros del personal y otros dos se marcharon del país tras recibir amenazas de muerte.

Sobre el futuro de Irak, Eskander es «100% pesimista». Considera que los meses que quedan de año serán cruciales para ver si se logra la unidad nacional o finalmente la guerra civil se vuelve imparable. «Si Estados Unidos se retira, el fuego se extenderá por todo el país», predice Eskander sobre la posible retirada de las tropas estadounidenses.

El pasado 10 de febrero definía cómo sería el hombre perfecto en Bagdad: «El que fuera capaz de desconectar de todos sus sentidos. Estar ciego y sordo es una bendición».