El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha querido pasar a la historia como el responsable de poner fin a la guerra de Irak. «Tras casi nueve años, la guerra de Irak acaba este mes y deja un país árabe democrático y con un fuerte crecimiento económico. La historia juzgará la decisión de invadir Irak», […]
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha querido pasar a la historia como el responsable de poner fin a la guerra de Irak. «Tras casi nueve años, la guerra de Irak acaba este mes y deja un país árabe democrático y con un fuerte crecimiento económico. La historia juzgará la decisión de invadir Irak», afirmó en la rueda de prensa que ofreció junto al primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, a quien recibió en la Casa Blanca.
Ambos mandatarios mostraron su cara más amable, reiterando la necesidad de abrir «un nuevo capítulo» en las relaciones bilaterales que pasaría por establecer «una amplia asociación estratégica».
Más tarde, en el Cementerio Nacional de Arlington homenajearon a los casi 4.500 soldados estadounidenses muertos desde el inicio de la invasión, que ha costado la vida a 100.000 civiles y 20.000 soldados iraquíes.
En estos momentos, Washington mantiene en Irak 6.000 soldados y empleados del Departamento de Defensa repartidos en cuatro bases militares, frente a los 170.000 soldados y 505 bases que tuvo en 2007 y 2008.
La Casa Blanca deja un país todavía en construcción, con instituciones frágiles y una insurgencia activa. La economía sigue dependiendo enteramente de las exportaciones de petróleo -que el próximo año deberán alcanzar los 2,6 millones de barriles diarios-, mientras que el desastroso estado de los servicios básicos, como el suministro de agua y electricidad, exaspera a la población.
A ello se suma la falta de empleo. El paro se sitúa en torno al 15% y, según la ONU, «la reducción de la pobreza en Irak pasa por una diversificación a medio y largo plazo». Junto a la escasez de trabajo, predomina la corrupción. Irak figura entre los países más corruptos del mundo. El jefe de la comisión de lucha contra este problema renunció ante la escasa cooperación de los responsables políticos. En una región en plena mutación, las relaciones de Irak con sus vecinos han mejorado. Las relaciones comerciales y turísticas con Irán, de mayoría chií como Irak, son estables, pero Washington acusa a Teherán de influir sobre Bagdad y de financiar milicias armadas, extremo que Irán ha desmentido. El 22 de noviembre, el asesor de Seguridad Nacional de Obama, Tom Donilon, dio por fracasado el intento de injerencia de Irán en Irak. Aseguró que, tras la retirada, Washington mantendrá «una fuerte cooperación en materia de seguridad, que garantizará que Irak siga siendo un jugador fuerte e independiente». La Casa Blanca anunció ayer su intención de vender 18 aviones F-16 más a Irak.
La OTAN pone fin a su misión de entrenamiento
La OTAN anunció ayer que pondrá fin a su misión de entrenamiento de las fuerzas iraquíes el próximo día 31, cuando la alianza finalice el actual mandato. «Un acuerdo para extender este exitoso programa se ha revelado imposible a pesar de las negociaciones llevadas a cabo durante semanas», explicó en un comunicado Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la OTAN. Según diversas fuentes, los contactos entre la alianza y las autoridades de Bagdad para continuar con la operación de entrenamiento se bloquearon por la negativa iraquí a conceder inmunidad legal a las tropas.
A pesar de ello, la OTAN reiteró su «total» compromiso a continuar cooperando con Irak. «Estamos determinados a construir sobre los éxitos y el espíritu de nuestra misión de entrenamiento para seguir reforzando nuestra asociación y nuestra relación política con Irak», resaltó Rasmussen, para quien la paz y la estabilidad en el país son «beneficiosas para el conjunto de la comunidad internacional»
«Nuestros formadores pueden estar muy orgullosos de lo que han logrado durante los últimos sieste años, contribuyendo a la capacidad de seguridad de Irak y ayudando a desarrollar unas fuerzas más sostenibles y multiétnicas», manifestó Rasmussen.