Traducción para Rebelión de Loles Oliván
No hay manera de saber cómo EE.UU. codifica los nombres de sus guerras en el exterior. Y no tenemos ninguna información acerca de si ha habido alguna investigación tras el fracaso de una campaña militar para saber si los nombres que le corresponden se ajustan a la realidad de la situación sobre el terreno.
La invasión de Iraq se llevó ejecutó bajo el nombre de «Operación Liberación Iraquí», aunque el discurso de EE.UU. en NN.UU. y en el Consejo de Seguridad se llevó a cabo bajo la rúbrica de las «armas de destrucción masiva».
Incluso hoy en día los países que participaron en la coalición estadounidense dicen que su participación fue para buscar las supuestas armas y para desmantelarlas y no para derrocar al gobierno iraquí, por temor a que se les considere responsables en virtud del derecho internacional.
Por supuesto, este tema se ha vuelto viejo y está trillado, y no tiene valor en el discurso actual a la luz de las calamidades que han caído sobre las cabezas de los hijos de nuestro país.
Y probablemente, para quedar más inmersos aún en el lodo de las nomenclaturas que no tienen nada que ver con la realidad de la situación en Iraq, el Pentágono llamará a la guerra en Iraq a partir de septiembre de este año «Operación Nuevo Amanecer».
Nadie sabe exactamente de que «amanecer» están hablando porque empaquetan y salen de un país a cuyo pueblo han implosionado [sic] y humillado durante siete años.
Los estadounidenses no nos han dicho si la «Operación Nuevo Amanecer» necesitará otra guerra o si la nomenclatura es simplemente un añadido léxico a la guerra anterior. Los nombres de las operaciones no revelan su verdadera naturaleza.
Este «nuevo amanecer» no lo han visto los iraquíes y probablemente no lo verán. En lugar del «amanecer» del que hablan, los iraquíes han soportado como testigos ríos de sangre, privación, hambre, desplazamientos, el aumento del número de cárceles y de leyes y reglamentos nuevos que permiten a cualquier fuerza, con o sin uniforme, asaltar las casas por la noche.
Un nuevo amanecer para un país que está en eclipse. Un nuevo amanecer para un país en el que el número de profesionales -médicos, ingenieros, profesores universitarios, etc- ha disminuido a la mitad de lo que era antes de la invasión en lugar de aumentar.
El punto de referencia para un empleo en el gobierno es ahora, como lo era en el antiguo régimen del Partido Baas o peor aún, la inquebrantable lealtad a una facción determinada.
Un «nuevo amanecer»… ¿se están riendo de nosotros?, ¿no están añadiendo sal a nuestras heridas y a nuestra muerte lenta?
Un «nuevo amanecer» donde una densa nube de oscuridad ha descendido sobre mi patria cubriendo sus montañas y sus valles.