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El asesinato político de Sadam

Otro crimen de Bush

Fuentes: Rebelión

La muerte de Sadam Husein fue otra frustración para Estados Unidos y el gobierno de Bush. Habrían deseado que el líder iraquí subiese al cadalso temeroso, cobarde, resquebrajado, lloroso, arrepentido. En lugar de ello fue un hombre íntegro el que se mostró allí: enérgico, imperturbable, ecuánime, categórico en sus criterios, con una altiva dignidad que […]

La muerte de Sadam Husein fue otra frustración para Estados Unidos y el gobierno de Bush. Habrían deseado que el líder iraquí subiese al cadalso temeroso, cobarde, resquebrajado, lloroso, arrepentido. En lugar de ello fue un hombre íntegro el que se mostró allí: enérgico, imperturbable, ecuánime, categórico en sus criterios, con una altiva dignidad que habla mucho del temple de su carácter. Sus verdugos, en cambio, se movían en torno a él como grotescos gorilas, irrespetuosos, agresivos, frenéticos con su misión letal.

Sadam cometió crímenes contra su pueblo, fue un factor de desunión entre los árabes, fue excesivamente belicista y agresivo frente a sus vecinos, fue cómplice de Estados Unidos en su etapa inicial. Su derrocamiento, debido a sus numerosos errores, fue una sanción adecuada, pero no debió Bush llevar su venganza al extremo de cometer un crimen más.

Bush ha tratado de desligarse de este asesinato y trata de hacer creer al mundo que se trató de un juicio y ejecución enteramente iraquíes. Posiblemente los pasamontañas que cubrían a los ejecutores sirvieron para ocultar a fornidos marines yanquis encargados del asesinato. Nadie ha creído tal desvinculación. Los periódicos de todo el mundo destacan este homicidio como una fabricación norteamericana. También tratan de hacer ver que a la ejecución siguió un júbilo generalizado. Solamente pudieron mostrar a unas pocas docenas de funcionarios cómplices de los ocupantes, en Bagdad, y a un grupito de yancófilos en Michigan. Sin embargo, no han revelado las inmensas peregrinaciones que ya comienzan a marchar hacia Tikrit, para rendir su homenaje ante la tumba de Sadam.

La principal objeción es que el juicio no respetó las normas usuales de las prácticas de justicia ni los procedimientos habituales de la jurisprudencia. Hubo serias irregularidades durante el proceso. También resulta discutible que bajo una ocupación militar represiva pueda un país alentar un sistema judicial y hallar autoridades responsables como para juzgar con objetividad. Human Rights Watch denunció en un informe las deficiencias observadas en el juicio contra Husein y calificó de «poco sólido» el veredicto que lo condenaba a muerte.

En un comunicado difundido en Ginebra, la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Louise Arbour, reiteró sus dudas sobre la probidad legal que rodeó el proceso. Los gobiernos de Brasil y de Chile condenaron la pena de muerte impuesta a Husein. A su vez, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, rechazó la ejecución. El líder libio, Muamar Kadafi, criticó el crimen cometido: «Sadam Husein es un prisionero de guerra y fue derribado por las fuerzas de ocupación, no por el pueblo iraquí. Su juicio, por tanto, es ilegal y una mascarada», declaró ante diplomáticos árabes y occidentales.

En el reciente libro «Cien horas con Fidel» del periodista Ignacio Ramonet, se menciona que el presidente cubano expresó en una carta a Sadam, al referirse a la invasión de Kuwait, su preocupación por las graves consecuencias que tal acción tendría: «Considero muy probable que Estados Unidos… aprovechen la ocasión para intervenir militarmente en el conflicto y golpear fuertemente a Iraq.» Y más adelante decía: «…la guerra se desatará inexorablemente si Iraq no está dispuesta a lograr una solución sobre la base de retirarse de Kuwait. Esa guerra puede ser sumamente destructora para la región…» Y así fue, efectivamente tal como el líder cubano previó.

Sadam fue una criatura de Estados Unidos. Reagan le envió a Rumsfeld para alentar la agresión a Irán, que entonces les preocupaba por la actitud independiente de Jomeini. Ahí está la famosa foto de Rumsfeld estrechando efusivamente la mano a Sadam. Con el apoyo a Sadam pretendían balancear el peso de Irán en la región, que era manifiestamente adverso a Reagan. Cuando comenzó la guerra Iraq-Irán Estados Unidos respaldó abiertamente a Sadam enviándole armamento y componentes químicos para artefactos de sofocación.

Ahora nos falta ver el juicio contra Bush por sus crímenes. Durante el régimen de los halcones petroleros se han violado, con la promulgación de la llamada «Acta Patriótica», los derechos constitucionales y las libertades civiles ampliando las posibilidades de registros ilegales, supervisión telefónica, juicios militares por delitos civiles, investigaciones de expedientes bancarios, médicos, psiquiátricos y estudiantiles, grabaciones telefónicas, pesquisas por internet y encarcelamiento por sospecha; medidas empleadas por el totalitarismo nazi fascista: graves violaciones de los derechos humanos.

Además, se legalizaron los encarcelamientos clandestinos, se concedió amnistía por crímenes de guerra, se impidió al Poder Judicial intervenir en las decisiones represivas del Ejecutivo y los acusados no tuvieron acceso a las pruebas de su inculpación. El rechazo a las convenciones de Ginebra fue una manifestación más de la barbarie que ha reinado en Washington. Ha sido abolido el derecho de habeas corpus, una de las conquistas de la humanidad que data de la Carta Magna inglesa, aprobada en el siglo XIII. Durante su período como gobernador de Texas Bush ordenó ciento sesenta ejecuciones.

La dinastía de los Bush tiene su origen en un oportunista, colaborador del nazismo, Prescott Bush, mercader de municiones, quien colaboró con el industrial alemán Fritz Thyssen en el rearme alemán conducido por Hitler en la década del treinta. Prescott se vinculó a algunas de las familias más reaccionarias de Estados Unidos como los hermanos Dulles y los financieros Harriman. Su hijo, George Herbert, se inició en los negocios petroleros en 1953 y fue cofrade de negocios de Muhammad Bin Laden, padre de Osama Bin Laden, cerebro del golpe contra las Torres Gemelas.

Las pesquisas de la Oficina General de Contabilidad han revelado que del presupuesto del Pentágono se defraudan cien billones, sí, billones de dólares anuales por firmas como Halliburton y Kellog, Brown & Root pertenecientes a Cheney y la camarilla de la Casa Blanca. El año 2006 terminó con la cifra de tres mil soldados estadounidenses muertos en Iraq, más que los fallecidos en las Torres Gemelas.

Entonces, ¿cuándo se va a constituir el nuevo tribunal de Nuremberg que juzgue a Bush? ¿Dónde se va a emplazar el cadalso que lo ejecute por sus numerosos crímenes y depredaciones?