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En Basora, los pistoleros a sueldo cobran 100 dólares por cada mujer “que matan por honor”

Padres y maridos alquilan impune y abiertamente asesinos por las calles de la ciudad

Fuentes: The Guardian

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

 Las autoridades de la sureña ciudad iraquí de Basora han admitido que no tienen capacidad para impedir los «asesinatos por honor» que se suceden en la ciudad y que el pasado año se incrementaron en un 70%.

No ha habido ninguna mejoría en el número de acusaciones presentadas por esos asesinatos. En lo que va de año, 81 mujeres de la ciudad han sido asesinadas por haber supuestamente llevado el deshonor a sus familias. Sólo fueron acusadas cinco personas.

Durante 2007, el comité de seguridad de Basora registró 47 «asesinatos por honor» y sólo tres acusaciones. Un abogado de la ciudad describió cómo la policía estaba protegiendo activamente a los asesinos y dijo que un asesino a sueldo podía asesinar a una mujer en Basora por tan sólo 100 dólares.

Las cifras aumentan a pesar de la indignación internacional que siguió a la cobertura realizada por The Observer de la muerte de una muchacha de 17 años, Rand Abdel-Kader, asesinada por su padre el pasado mes de abril en un «asesinato por honor», después de haberse enamorado de un soldado británico en Basora. Los 4.000 soldados británicos estacionados en la ciudad después de la invasión que derrocó a Saddam Hussein en 2003, se retiraron al aeropuerto el pasado mes de septiembre.

Rand Abdel-Qader murió asesinada cuando su familia descubrió que tenía una relación con un soldado británico de infantería de 22 años llamado Paul. Fue ahogada por su padre y después descuartizada con un cuchillo. Abdel-Qader Ali fue consiguientemente arrestado y liberado después sin acusación alguna.

La madre de Rand, Leila Hussein, que se divorció de su marido tras el asesinato de su hija, se escondió pero fue localizada semanas más tarde y asesinada por un pistolero desconocido. Su marido dijo a The Observer que la policía le había felicitado por matar a su hija.

Según los abogados, siete meses después de los asesinatos, el problema de esas matanzas en Basora ha empeorado. Ali Azize Raja’a, un fiscal iraquí que, desde 2004, ha representado a las víctimas de 32 «asesinatos por honor» dijo que, a pesar de tener suficientes pruebas acumuladas para probar quién era el responsable de cada asesinato, no había logrado ganar ni un solo caso.

Declaró que el aspecto más grave era la decisión de la policía de liberar a los sospechosos. Siete de cada diez de esos responsables de asesinatos se habían marchado de la ciudad, y no se había hecho prácticamente nada para tratar de localizarles.

Se sabe que el padre de Rand ha dejado también Basora. Fue retenido por la policía por el asesinato de su hija tan sólo durante dos horas. Se cree que un comerciante local, que describió como «valiente» la acción del padre de Rand, le entregó una suma considerable a él y a sus hijos, que repudiaron a su madre cuando ella les reprochó el asesinato de Rand. Raja’a dijo que cuando Leila se acercó a él a causa de Rand, su familia sufrió amenazas por parte de los familiares de la muchacha.

Otro abogado iraquí, que pidió mantener el anonimato, dijo que algunos padres habían empezado a alquilar a asesinos profesionales para que ellos fueran quienes cometieran los «asesinatos por honor», encubriéndose como «asesinatos sectarios». Dijo: «La vida de esas mujeres no vale más de 100 dólares. Puedes encontrar a un asesino en cualquier café de Basora discutiendo el precio de una vida como si estuviera comprando un trozo de carne».

Mariam Ayub Sattar, una activista de Basora, manifestó que cualquier mujer a la que cogieran hablando con un hombre en público que no fuera su marido o un familiar era considerada una prostituta y castigada. Hace quince días, tres mujeres fueron abrasadas con ácido cuando caminaban por un mercado en Basora después de haberse parado a charlar con un amigo, dijo Sattar.

Nueve de las doce organizaciones de voluntariado que ayudaban a las mujeres de Basora han cerrado desde la invasión comandada por EEUU.

La Asociación por los Derechos de la Mujer de Basora se vio obligada a cerrar después de recibir amenazas de muerte tras el asesinato de la madre de Rand el pasado mes de mayo. Dos mujeres de una organización de voluntariado que habían estado ayudándola a esconderse de su marido resultaron también heridas.

Alia’a Obeidi, la presidenta de la organización, dijo que una de sus colegas había sido asesinada cuando conducía hasta el trabajo y su familia, temiendo por su seguridad, se había trasladado a la región kurda en el norte de Iraq.

El Ministro iraquí para los Derechos Humanos dijo que estaba trabajando en nuevos proyectos para poner fin a la discriminación de género en el país [*]. «Tratamos de enseñar la igualdad de género en las escuelas, pero el éxito sólo será posible si luego los padres no les enseñan lo contrario en los hogares», dijo Hamid Walled, un alto funcionario del Ministerio por los Derechos Humanos.

N. de la T.:

[*] La horrenda situación de desigualdad de género que se vive actualmente en Iraq es otra de tantas consecuencias de la «liberación y democracia» con que EEUU y sus aliados han obsequiado al país y a sus mujeres. Apenas se registraban anteriormente casos como los reseñados en el artículo, que eran además perseguidos y castigados. La situación social y profesional de la mujer iraquí era una de las más avanzadas del Oriente Medio, sin comparación posible con ningún país de la zona.

Enlace con texto original:

http://www.guardian.co.uk/world/2008/nov/30/iraq-honor-killings-women