Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Carta abierta dirigida a Su Santidad, el Papa Benedicto XVI; a Su Gracia, el Arzobispo de Canterbury; a Su Gracia, el Arzobispo de Westminster; al Primer Ministro, el Excmo. Sr. David Cameron; al Viceprimer Ministro, Excmo. Sr. Nick Clegg; al Ministro de Relaciones Exteriores, Excmo. Sr. William Hague.
([email protected]; [email protected]; [email protected]; [email protected]
Su Santidad, Sus Gracias, Excmos. Sres.:
Les pido disculpas por esta carta múltiple, pero no podemos permitirnos perder tiempo. Se ha derramado tanta sangre desde la ilegal invasión de Iraq que se hace difícil respirar tan sólo de pensarlo, con estimaciones de cifras de víctimas que llegan hasta a 1,4 millones de muertos desde 2003; casi cinco (4,7) millones de almas desplazadas, dentro y fuera del país, según el ACNUR; un millón de viudas y cinco millones de huérfanos, según las agencias de las Naciones Unidas.
En estos momentos, después del repugnante linchamiento del Presidente legítimo del país y de sus colaboradores más cercanos, en un país cuya «soberanía e integridad territorial» garantizaron las Naciones Unidas, se acaba de anunciar que su adjunto, Tariq Aziz, cristiano caldeo, está a punto de ser ejecutado. Para acabar de colmar aún más la sangre derramada por la invasión, de niveles bíblicos, y a la luz de las espantosas revelaciones acerca de las realidades de la «liberación» que estos días WikiLeaks acaba de ponernos delante.
Por supuesto, WikiLeaks ha revelado también todo el terrorismo sobrevenido sobre el pueblo de Iraq por parte de las fuerzas de ese gobierno de «Vichy», impuesto y tutelado por las tropas estadounidenses y británicas.
La acusación presentada contra el ex Viceprimer Ministro y Ministro de Asuntos Exteriores de Iraq alega discriminación religiosa. ¡Qué ironía! Medio millón de cristianos iraquíes han tenido que huir ante la persecución sufrida desde que se produjo la invasión, asesinándose a innumerables de ellos. Siempre habían convivido pacíficamente con la población mayoritaria musulmana desde que, al parecer en el año 33 d.C., Santo Tomás fundó el cristianismo en Mesopotamia.
La acusación está relacionada con un intento de asesinato contra Aziz y Sadam Husein en Dujail, Iraq, en 1982, por parte de un grupo de afiliados del partido Dawa, partido que cuenta con apoyo iraní. Ese mismo partido Dawa del que Nuri Al-Maliki forma parte. (No he escrito «Primer Ministro», porque ya no lo es y porque Iraq sigue yendo a la deriva). La represión llevada a cabo en Dujail fue sin duda lamentable pero fue una decisión tomada por el Presidente. Sin embargo, puesta en contexto, palidece frente a la masacre perpetrada en 2004 por las fuerzas estadounidenses contra la población de Faluya en venganza por el asesinato de cuatro mercenarios y por la resistencia ante los soldados de EEUU que habían asesinado hombres, mujeres y niños sin justificación ni explicación alguna desde la invasión.
El derramamiento de sangre en Iraq está manchando las manos de todos los ciudadanos de EEUU y del Reino Unido. Vivimos con ello dondequiera que vamos, con la vergüenza y desgracia de las acciones de nuestros gobiernos. Además, no hubo inmunidad presidencial para el gobierno ilegalmente derrocado de Iraq, una norma jurídica habitual, porque las fuerzas dominantes podían haber detenido sus asesinatos. Como fuerza dominante que sigue perpetuando la ocupación, EEUU es ahora responsable de cada violación de los derechos humanos.
El Sr. Aziz formó parte de un gobierno que, lejos de imponer discriminación religiosa alguna, proporcionó medios anualmente y con sentido de la equidad a todas las religiones para el mantenimiento de sus lugares de culto e instalaciones relacionadas con ellos. Los castigos de Dujail no se impusieron en base a la religión sino a los delitos cometidos. No se puede discutir que fueron duros, pero vuelvo a repetir que palidecen, en comparación, con todos los hechos perpetrados en Iraq, y con los que cada día se siguen cometiendo, por las potencias ocupantes desde el mismo día de la invasión.
Tariq Aziz se entregó de buena fe a las autoridades estadounidenses. Esa buena fe ha resultado violada. Es un anciano y tenía ya una salud precaria desde mucho antes de la invasión. Seguramente que sus días están contados. Les suplico que consideren al menos esta oportunidad de salvar sólo una vida. El Sr. Aziz es un devoto nacionalista, como lo era todo su gobierno, podían haber huido, pero eligieron permanecer en Iraq porque ante todo se sentían profundamente iraquíes, no como el actual gobierno, con sus lealtades y pasaportes extranjeros.
Tariq Aziz se dirigió al Vaticano antes de la invasión para ver al Jefe de la Iglesia en la que él, durante toda su vida, había puesto su fe para pedirle que interviniera para detener la destrucción de su pueblo y de la tierra de Ur de los caldeos, tierra que aparece al menos mencionada en tres ocasiones en el Libro del Génesis: 11:28; 11:31; 15:7. Su ruego cayó en oídos sordos.
Su Santidad, Sus Gracias, Primer Ministro, Ministro de Relaciones Exteriores, por favor, no le abandonen de nuevo. De todas formas, Estados Unidos y Gran Bretaña nunca podrán en modo alguno lavar la sangre de sus manos. Pero «salvar a un ser humano es como salvar a toda la humanidad», esa es una creencia común a todos los credos.
Por favor, actúen ya. El tiempo se agota. Si a pesar de toda su influencia y contactos no hacen nada y se perpetra otro crimen, su cuerpo yacerá a sus pies durante toda su vida. Además, esa inacción, cuyo resultado será otro linchamiento, lanzará ese horror sobre cualquier ciudadano con conciencia desde el momento en que somos, según se dice, una democracia. Les suplico que actúen.
Hoy se nos ha advertido de un peligro real de ataque terrorista, ya hemos perpetrado innumerables actos de terrorismo, por favor, no dejemos que nos conviertan en parte de otro que, con voluntad y decisión, es absolutamente evitable.
Les saluda atentamente,
Felicity Arbuthnot
Fuente: http://www.uruknet.info/?p=m71175&hd=&size=1&l=e