Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez
Como otros muchos miles de millones de personas, yo me descargo cosas ilegalmente. Además soy un actor, escritor y director cuyo sueldo depende de los ingresos obtenidos por la venta de DVD, películas y libros. Esto me ocasiona muchas contradicciones en la cabeza, el corazón y los tribunales.
Desde el punto de vista de la industria, los medios de transmisión físicos tienen una ventaja fabulosa. Son en sí mismos un mecanismo de protección contra la copia. Olvidándonos ahora de los sistemas de Gestión de Derechos Digitales (DRM, Digital Rights Managment) que los discos llevan incorporados, al consumidor medio le resulta muy poco práctico hacer copias de los medios físicos. Pero esos medios físicos están desapareciendo. Simplemente, ya no son necesarios. ¿Se acuerda cuando tiró a la basura la colección de vídeos en VHS? Eso es lo que creo que voy a hacer ahora con la de DVD. Y vosotros, los Blu-ray, tampoco penséis que vais a salvaros.
Ahora que la anchura de banda y los sistemas de almacenamiento aumentan su capacidad de forma exponencial, se abaratan y los consumidores van dominando cada vez más la tecnología, cada día es un poco más fácil conseguir copias gratuitas de libros, películas y álbumes de música. Esa es la razón por la que los usuarios de Internet están entusiasmados. Incluido yo. Esa es la razón por la que la gente de la industria del espectáculo está aterrorizada. Incluido yo.
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Vivo en Londres, y muchos de mis programas de televisión favoritos son estadounidenses. De manera que si quiero ver el último episodio de South Park o Friday Night Lights recurro a Pirate Bay o a ez.tv y pesco secuencias en formato torrent cuando ya lo han emitido. Una vez me descargué incluso Shaun of the Dead para utilizarlo en una producción mía porque era más fácil que fusilar el DVD.
Tal vez el formato torrent sea demasiado engorroso para un espectador medio: hay que instalar una transmisión, el reproductor audiovisual VLC, y quizá volver a codificarlo para verlo en el televisor; pero se me da bastante bien la tecnología (vale, soy un fiera con ella) y llevo haciéndolo bastantes años. Sin embargo, si un programa se puede adquirir en iTunes, como puedo hacer con South Park ahora que tengo una cuenta de iTunes en Estados Unidos (otro engorro tecnológico que tuve que superar…), le doy al ratón y lo compro. Es sencillo, rápido y ofrece más calidad… por no hablar de que es legal. También es barato. Graham Linehan (el creador de The IT Crowd ) calificó esa situación hablando conmigo de «mejor que gratis». Matt Stone y Trey Parker, de South Park , siempre han tolerado que los distribuidores de descargas en formato torrent alojen versiones piratas de su programa en lo que me imagino que entienden que es un mecanismo de promoción continuo. También se han dado cuenta de que no pueden hacer nada para evitarlo.
El argumento de la promoción tiene sentido. South Park , por ejemplo, obtiene beneficios por la distribución, la publicidad, el merchandising y las ventas de DVD (aunque el mercado de esto último está menguando), así que quizá les favorezca cierta visibilidad adicional.
El argumento de la visibilidad tiene sentido sin duda para mi programa de la BBC, que lleva muy poco tiempo en emisión. Ahora mismo estoy modernizando mi página web y el equipo de diseñadores me ha preguntado si me gustaría localizar y acabar con los enlaces que llevan imágenes en formato torrent y RapidShare a The Peter Serafinowicz Show , cuyos DVD se han lanzado hace poco en el Reino Unido. Les he dicho que no porque el programa todavía es relativamente desconocido y me gustaría que lo viera el mayor número de gente posible. De hecho, yo mismo he utilizado imágenes en formato torrent cuando no tenía una copia a mano.
Gran parte de los programas ya están en YouTube. Si a la gente le gusta, querrán comprar el DVD, tenerlo, pues contiene montones de material extra; pero el DVD ni siquiera se vende en EE. UU. El contenido disponible gratuitamente me sirve de tarjeta de presentación a mí y a los demás actores y guionistas, lo que esperemos que nos permita producir más cosas graciosas para los aficionados al humor con criterio de todo el mundo.
Si se sabe dónde buscar, se puede acceder instantánea y gratuitamente a todos los contenidos del DVD: extras, menús… todo en calidad máxima. ¡¿Fantástico?! Solo que yo no gano dinero, ni tampoco nadie de los que participan en el programa. The Peter Serafinowicz Show apareció por primera vez en YouTube cuando mi hermano James y yo grabábamos cosas sin ganar un sólo dólar, utilizando un equipo rudimentario y trabajando para que tuviera el mejor aspecto que éramos capaces de darle. Pero no todo el humor se puede hacer así. Un programa ingenioso como 30 Rock no existiría sin un presupuesto muy abultado con el que pagar a guionistas, actores, operadores de cámara, personal de producción, etc. Si en el futuro todo es gratis, ¿quién va a pagar a toda esa gente?
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El significado de «propiedad» está empezando a cambiar. Si compras una película en iTunes «tienes» derecho a verla en determinados aparatos bajo determinadas restricciones. Cuando «tienes» un DVD tienes derecho a verlo cada vez que se te antoje y donde quieras. No obstante… tienes que ver diez minutos de anuncios, avances de películas y avisos contra la piratería. Prefiero descargármelo, gracias.
Pero muchas veces no se puede hacer legalmente. Hace poco quise enseñarle a mi hijo un clásico de Disney, El libro de la selva , y pretendía adquirirlo en iTunes. Por desgracia, en la actualidad está prisionera de la moratoria de Disney que ellos mismos denominan The Disney Vault . Así que me temo que simplemente me bajé una copia pirata sin pixelar que tardó unos cuantos segundos en descargarse. ¿Cuál era la justificación moral para hacerlo? En una ocasión ya la compré en VHS. ¡La moratoria la has puesto tú, Disney!
Hace poco compré un iPad estando en Estados Unidos (pronto aparecerá mi reseña del viaje en Gizmodo) y he estado utilizando su excelente aplicación para libros electrónicos. La iluminación trasera de la pantalla no es perfecta para leer, pero se acerca bastante. Compré unos cuantos libros, pero había uno concretamente (que me recomendó el humorista Tim Minchin ) que estaba súper interesado en leer: el último de Ian McEwan, Solar . No estaba disponible en la tienda de iBooks, así que lo intenté en Amazon a través de Kindle, su aparato (de inferior calidad). Intenté registrarme para comprarlo, pero el sistema me decía que no estaba disponible en mi país (tengo una cuenta en el Reino Unido). Desquiciado, me descargué una copia pirata y al cabo de pocos minutos ya estaba leyéndola. ¿Cuál era la justificación moral para hacerlo? Ahora voy a hacer publicidad del libro. «Solar es una lectura sol-tástica». ( En serio, es fabulosa. )
Tengo una copia material de la extraordinaria recopilación de artículos de Anthony Lane en The New Yorker , titulada «Nobody’s Perfect» [«Nadie es perfecto»]. Representa una lectura pesada (aproximadamente, un kilo y medio) y quería conseguir una copia para el iPad. Localicé una versión electrónica del libro en el portal de Barnes & Noble suponiendo que, como los iBook también utilizan ese formato, podía pasárlo al iPad. Solo que el iPad no puede leer libros electrónicos codificados con Adobe , al menos por ahora. Con ayuda de algunos amables seguidores míos en Twitter dediqué en vano unas diez horas a instalar en dos ordenadores distintos el entorno Xcode y ocultar las secuencias de comandos de Python (no los graciosos), en lo que parece ser el único método que se puede utilizar para desencriptar ilegalmente libros electrónicos de Adobe. ¿Cuál era la justificación moral para hacerlo? Pagué el libro dos veces.
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Frank Zappa dijo en una ocasión que el comunismo nunca triunfaría porque a la gente le gusta poseer cosas. Yo sentía algo parecido con los CD cuando empezó a aparecer la música en formato mp3. Ahora, afortunadamente, mi música está alojada en mi biblioteca de iTunes, dispersa por varios ordenadores e iPods.
La finalidad de la música es que se escuche. Ya no es preciso que esté almacenada en unos discos metidos en unas cajas apiladas sobre unas baldas quejumbrosas. Cuando entro en una tienda de Virgin o de HMV (un suceso raro en estos días, una costumbre ancestral) sólo veo una sala inmensa llena de plástico innecesario. Ahora, con Spotify y los servicios de transferencia continua o streaming , que permiten ver archivos o escuchar música sin descargarla, estoy empezando incluso a anhelar el espacio que ocupa en mi disco duro.
Hace poco dirigí el videoclip musical «I Feel Better», de Hot Chip . Según el contrato, el vídeo tenía que estar alojado en el canal oficial que tiene EMI en YouTube, que impedía verlo a los usuarios de fuera del Reino Unido y limitaba su público aproximadamente en un 80 por ciento. Decepcionado, lo subí a mi canal de YouTube, que no tiene limitaciones por regiones del mundo, y en el momento en que estaba escribiendo estas líneas revelaba tímidamente que había recibido un millón de visitas. Entonces, EMI inutilizó la inserción que yo hice, con lo que volvió a limitar su público. Si te dedicas a promocionar a un grupo de música, ¿por qué vas a querer que la gente no pueda ver el video promocional?
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No entiendo esta industria, pero veo que hace falta cambiar el viejo modelo. Quizá suponga implantar micro-pagos directos. Tal vez haya que pagar a Apple o a quien sea una tarifa plana mensual para obtener autorización para todos sus contenidos. Y lo que es más importante: creo que el contacto más directo y cada vez más cercano que tienen ahora los admiradores con sus artistas favoritos, ya se trate de grupos musicales independientes o de presentadores de programas de Hollywood, adquirirá un papel preponderante. Pero hay una cosa de la que no hay duda: los artistas siempre querrán crear arte, y quienes quieren ganar dinero siempre encontrarán un modo de ganar dinero.
Mientras tanto, yo me demandaré por piratear mi programa. Y estoy bastante asustado, porque tengo un abogado alucinante.
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Peter Serafinowicz, aclamado guionista/productor/director/músico/humorista/locutor publicitario, se une a nosotros algunas semanas para hablar de los asuntos de tecnología que le deleitan, le frustran y le motivan a diario. Hace poco ha lanzado en el Reino Unido (y también en YouTube ) el DVD de The Peter Serafinowicz Show , y pronto lanzará en EE. UU. el DVD de Look Around You . El próximo otoño protagonizará con Will Arnett una comedia de situación de la Fox creada por Mitchell Hurwitz, creador de Arrested Development . Si todavía no sigues a Peter en Twitter , deberías avergonzarte.
Se puede contactar con el autor de este texto en [email protected]
Fuente: http://gizmodo.com/5539417/why-i-steal-movies-even-ones-im-in