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Primer manifiesto mundial contra las pseudociencias médicas

Fuentes: Sin permiso

(Este manifiesto ha sido firmado por 2.750 personas de distintos campos científicos de 44 Estados).

Seamos claros: las pseudociencias matan. Y no solo eso, sino que son practicadas con impunidad gracias a leyes europeas que las protegen.

Matan a miles de personas, con nombres y apellidos. Como Francesco Bonifaz, de 7 años, a quien su médico le dio homeopatía en lugar de antibióticos. Murió en Italia [1]. Como Mario Rodríguez, de 21 años, que fue tratado con vitaminas para su cáncer. Murió en España [2]. Como Jacqueline Alderslade, de 55 años, cuyo homeópata le dijo que dejara su medicación para el asma. Murió en Irlanda [3]. Como Cameron Ayres, de 6 meses, cuyos padres no quisieron darle “medicina científica”. Murió en Inglaterra [4]. Como Victoria Waymouth, de 57 años, a ella le recetaron un medicamento homeopático para tratar sus problemas cardíacos. Murió en Francia [5]. Como Sofía Balyaykina, de 25 años, que tenía un cáncer curable con quimioterapia, pero le recomendaron un “tratamiento alternativo” de picaduras de mosquitos. Murió en Rusia [6]. Como Erling Møllehave, de 71 años, en su caso un acupuntor le atravesó su pecho con una aguja y dañó su pulmón. Murió en Dinamarca [7]. Como Michaela Jakubczyk-Eckert, de 40 años, cuyo terapéuta le recomendó la Nueva Medicina Germánica para tratar su cáncer de pecho. Murió en Alemania [8]. Como Sylvia Millecam, de 45 años, su sanadora de la Nueva Era le prometió curar su cáncer. Murió en los Países Bajos [9].

La directiva europea 2001/83/CE ha permitido —y aún permite— que cientos de miles de ciudadanos europeos sean engañados a diario [10]. Se les ha ofrecido a importantes lobbies la posibilidad de redefinir qué es un medicamento, y ahora venden azúcar a personas enfermas y les hacen creer que puede curarles o mejorar su salud. Esto ha ocasionado muertes, y lo seguirá haciendo, hasta que Europa admita una realidad indiscutible: el conocimiento científico no puede doblegarse ante los intereses económicos de unos cuantos, máxime si eso implica engañar a pacientes y vulnerar sus derechos.

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