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Minas entre las hojas

Programas de estudio iraquíes

Fuentes: Al-Arab

La educación en Iraq, en todos sus niveles, se ha transformado en un campo más de tensiones políticas, sectarias y étnicas tras la ocupación estadounidense. Así, el Ministerio de Educación se ha convertido en un ministerio clave para algunos partidos en las negociaciones -pasadas y futuras- para la formación de gobierno, llegando a ser un […]

La educación en Iraq, en todos sus niveles, se ha transformado en un campo más de tensiones políticas, sectarias y étnicas tras la ocupación estadounidense. Así, el Ministerio de Educación se ha convertido en un ministerio clave para algunos partidos en las negociaciones -pasadas y futuras- para la formación de gobierno, llegando a ser un monopolio del partido islámico Dawa, del actual jefe de gobierno, Nuri al Maliki.

Hubiéramos deseado que los responsables de la administración iraquí hubiesen decidido alejar la educación y la enseñanza de su campo de batalla. Sin embargo, cuando no había transcurrido mucho tiempo desde la caída del anterior régimen y de la entrada en la escena política iraquí de una legión de nuevos partidos procedentes de todas partes, nos dimos cuenta del abismo existente entre nuestros deseos -que nacen de nuestro desvelo por la patria- y las ambiciones y agendas de los partidos procedentes del este de Iraq, cargadas con el rencor acumulado a lo largo de los siglos, desde los tiempos de los compañeros del Profeta -que Dios los bendiga-. La primera de las exigencias de estos partidos fue el cambio de los programas de estudio.

La cuestión de los programas de estudio ha estado en la palestra en los últimos tiempos, sobre todo tras la implementación por parte el Ministerio de Educación iraquí de casi el 70% de estas modificaciones. Ha quedado claro que la mayoría de los cambios se centran en los currículos de historia islámica y en los libros de educación islámica: se han añadido numerosos nombres y personalidades así como acontecimientos a estos libros. La mayoría de estos nuevos datos responden a la versión de los libros chiíes. Sabido es que la mayor parte de estos libros son, de manera clara y escandalosa, hostiles con muchos de los grandes compañeros del Profeta entre los que se encuentra nuestra madre, Aisha -que Dios la bendiga-.

Uno de los líderes de estos partidos que llegaron a Iraq del este, declara, defendiendo este mecanismo de cambio: «No es lógico que un chií estudie la historia de Abu Bakr, de Omar, de Muawiya y de Harún al Rashid, ni que hable de los logros que obtuvieron». Esta explicación, publicada en un periódico londinense, no precisa de ninguna interpretación sobre la mentalidad que rige la educación en Iraq y que está detrás del proceso de cambios de los mencionados programas.

No es lógico ni natural que el proceso de cambio de los programas los lleve a cabo una sola confesión sin la participación de la otra y sin tener en cuenta la representatividad de las confesiones.

Y aún menos lógico es que se lleve a cabo la reforma de los programas educativos bajo la inspiración e insinuación directa de los referentes chiíes de Nayaf, como si éstas se hubiesen otorgado a sí mismas, desde los callejones antiguos de Nayaf, la administración del sector educativo.

Por supuesto, no pediremos de los políticos de Bagdad ni de su gobierno actual que revisen estos programas distorsionados: no han estado ni estarán dispuestos a hacerlo. Prueba de ello es que estos políticos siguen tratando la cuestión iraquí como si ésta fuera propiedad de sus partidos y de sus milicias, sin ninguna responsabilidad, sensibilidad o aprehensión por el futuro de este país. Además, algunos de estos partidos que trabajan por la que se conoce como «chiización» de Iraq, intentan denodadamente perpetuar el germen de la división en la sociedad iraquí; a favor, en primer lugar, de Irán, que no desea ver un Iraq estable que pudiera -de una u otra forma- afectar a sus intereses. Y en segundo lugar, para que estos partidos tengan razón de ser, puesto que son partidos sectarios cuya implantación está ligada al desarrollo del sectarismo.

Por desgracia, Iraq vive hoy una situación de dependencia ciega en todos los niveles de su soberanía: entre un ocupante estadounidense explícito que impone lo que quiere y entre un ocupante iraní implícito se han perdido muchos de los pilares de Iraq, entre los que está su sistema educativo, que lo convirtió en uno de los países con menor cifra de analfabetismo del mundo y le sirvió para crear una estructura científica que se ganó el respeto y la admiración de Occidente y de todo el mundo.

Los nuevos políticos de Iraq han fracasado en todo. Sin embargo, no se pueden negar, en justicia, sus éxitos: han logrado destrozar la pirámide de la educación en Iraq, han hecho que Irak sea uno de los países con más analfabetos del mundo, con un índice de analfabetismo que alcanza el 20% del censo. Los políticos de la Zona Verde han conseguido que en Iraq haya unos 800.000 alumnos que no acuden a las escuelas (según las estadísticas de la UNICEF del 2008). También son un logro suyo los programas educativos de los que lo menos que se puede decir es que son una bomba de relojería que en cualquier momento puede convertirse en un barril de pólvora entre suníes y chiíes en Iraq.

Fuente: http://www.alarab.com.qa/details.php?docId=151425&issueNo=1018&secId=15

Esta traducción forma parte del Boletín de Prensa Arabe de Al Fanar Traductores: http://www.boletin.org/control/product/~category_id=ESP_ROOT/~product_id=QAR-0130-09-10