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A pesar de la crisis medioambiental el galardonado experto Azzam Alwash cree que Iraq puede reactivar su agricultura

¿Puede Iraq superar la sequía y volver a ser el granero de Oriente Próximo?

Fuentes: Middle East Eye

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.

El territorio situado en el sur de Iraq comprendido entre los poderosos ríos Tigris y Éufrates, una región conocida por sus ricos suelos aluviales y que durante miles de años fue una de las zonas agrícolas más fértiles de la Tierra, se está secando. Muchos agricultores abandonan la zona.

El verano pasado hubo disturbios en Basora y en otras lugares del sur de Iraq debido a la falta crónica de agua potable y los cada vez mayores problemas de alcantarillado.

Sin embargo, en medio de esta debacle medioambiental Azzam Alwash, conservacionista, ingeniero civil y una de las principales figuras del incipiente movimiento ecológico de Iraq, sigue siendo optimista. «La gente no cree lo suficiente en la capacidad de recuperación de la naturaleza», afirma Alwash. «Con las políticas adecuadas Iraq podría gestionar sus suministros de agua y ser el granero de Oriente Próximo, como en la antigüedad».

Alwash, de 60 años, nació en Nasiriyah, en el sudeste de Iraq. De pequeño recuerda haber remado en un pequeño bote por las marismas del sur de Iraq con su padre, un ingeniero de riego. «Era un trozo del paraíso, lleno de peces y pájaros, y de búfalos de agua pastando en la tierra entre los juncos».

La vuelta de la vida

A finales de la década de 1970 Alwash fue a California, hizo un doctorado en ingeniería y se labró una exitosa carrera como ingeniero civil. Se casó, tuvo dos hijas y vivió durante un tiempo el sueño americano. «Aprendí a ser optimista en Estados Unidos», afirma Alwash. «Se me inyectó una actitud de ‘se puede hacer’ y la he conservado a pesar de todos los reveses y problemas con los que me he encontrado a lo largo de los años».

A mediados de la década de 1990 Sadam Husein emprendió su brutal campaña contra los chiíes del sur, bombardeó, drenó y envenenó gran parte de las queridas marismas de Alwash.

Tras la caída de Sadam en 2003 Alwash volvió a Iraq después de haber vivido y trabajado más de 20 años en California. Fundó el grupo medioambiental Nature Iraq y utilizó sus conocimientos de ingeniería hidráulica de modo que se convirtió en uno de los principales impulsores de volver a inundar la región de las marismas. «Gran parte del trabajo lo hizo la propia población local (perteneciente a la antigua cultura sumeria) perforando los diques y devolviendo el agua a gran parte de las marismas», afirma Alwash. «Fue maravilloso ver que volvía la vida con toda su rica biodiversidad». En reconocimiento a su trabajo de conservación en 2013 Alwash recibió el prestigioso premio medioambiental Goldman. En 2016 la UNESCO declaró las marismas Patrimonio de la Humanidad y describió esta zona como «única, uno de los sistemas de deltas interiores más grandes del mundo en un entorno extremadamente caluroso y árido».

Amenazas que se avecinan

Pero las marismas vuelven a estar amenazadas, junto con cientos de miles de hectáreas de una tierra agrícola que antaño fue fértil en el sur de Iraq.

El cambio climático afecta a toda esta zona: el verano de 2018 fue uno de los más cálidos y secos que se recuerdan. El gobierno se vio obligado a prohibir aquellos cultivos que requieren mucha agua, como arroz y trigo, mientras que los suelos y cursos de agua se salinizaban cada vez más.

Durante las guerras de Iraq se destruyeron muchos sistemas de almacenamiento de agua y de canales. La falta de inversión en infraestructuras, la corrupción y una burocracia opresiva también aumentaron los problemas de la zona.

Un ambicioso programa de años de duración para construir presas en los tramos superiores de los ríos Éufrates y Tigris y sus afluentes en Turquía, Irán y el Kurdistán iraquí ha agravado la escasez de agua. En Iraq preocupa especialmente el impacto del enorme proyecto de la presa de Ilisu* sobre el Tigris en el sureste de Turquía y que acaba de entrar en funcionamiento. El verano pasado el caudal del río aguas abajo llegó a mínimos históricos. Por primera vez en la historia las personas que habitan en Bagdad pudieron caminar por el lecho del río Tigris a su paso por el centro de la ciudad.

«Antiguamente las aguas que bajaban del Éufrates y el Tigris producían una inundación anual en el sur de Iraq», afirma Alwash. «Estas inundaciones acarreaban limo para reponer la tierra y también lavaban la sal que se había acumulado debido a la evaporación. Este patrón anual en los flujos de agua era un milagro de la naturaleza que sustentó 8.000 años de agricultura. El agua de las crecidas también alimentaba las marismas, hacía crecer los juncos, desovar a los peces y anidar a las aves. El daño no lo han causado solo la construcción de presas y el cambio climático. Hace años se construyeron canales para permitir que los barcos navegaran por el Éufrates y la sal se introdujo desde el mar. El resultado de todo ello fue que se acabó con este ritmo anual de agua en la desembocadura del Éufrates y el Tigris».

¿La respuesta es petróleo a cambio de agua?

Así pues, ¿acaso el siempre optimista Alwash tiene una respuesta para lo que parece ser una auténtica crisis medioambiental? Alwash afirma que la única solución para los problemas de agua que tiene Iraq es un amplio acuerdo con los países vecinos, en particular con Turquía. «Es un hecho que los turcos controlan el Éufrates y el Tigris. No tiene solución, de modo que ¿por qué no aspirar a alguna forma de federación de agua transfronteriza?»

Alwash afirma que Iraq pierde cada año miles de millones de metros cúbicos de agua debido a la evaporación. Los embalses turcos, situados en valles profundos y a menudo sombríos, son mucho más adecuados para almacenar agua que los de Iraq. «Podríamos comerciar con Turquía, que ellos nos dieran agua y nosotros les proporcionaríamos petróleo y gas. Puede que se me considere un soñador, pero, ¿qué alternativa hay?¿Más conflictos por el agua? Las personas iraquíes están cansadas de luchar. Cada vez son más conscientes de problemas más generales. Nuestra población crece rápidamente. Tenemos que producir más comida. Como todas las personas sensatas en cualquier sitio, las personas iraquíes solo quieren seguir con sus vidas y estar en paz».

Alwash no solo cree que se podría reactivar la agricultura de Iraq, sino que también afirma que el país se podría convertir en un importante centro de energía solar. «En Iraq tenemos de media 340 días de sol al año, más del triple que los países de la Unión Europea. Imagine lo que podríamos hacer si utilizáramos toda esta energía. Podríamos suministrar energía solar a Turquía e incluso al este de Europa».

El único momento en el que la actitud generalmente positiva de Alwash parece ensombrecerse es cuando se habla de la presa de Mosul, la mayor de las que existen en Iraq, construida sobre el Tigris y que controla el suministro de agua de millones de personas, incluidas las residentes en Bagdad. Desde hace mucho tiempo existe la preocupación de que no sea segura esta presa, un megaproyecto aprobado por Sadam Husein y construido a principios de la década de 1980 sobre suelos blandos y porosos. Un informe de 2016 de la Comisión Europea simulaba su derrumbamiento, que produciría una ola de al menos 12 metros de altura que llegaría a Mosul en una hora y 40 minutos. Las aguas de las inundaciones afectarían a seis millones de personas y dos millones se verían amenazadas por olas de dos metros de altura y otras 270.000 en un radio al que llegarían olas de 10 metros que destruirían todo a su paso. En el pasado Alwash comparó esta presa con una bomba nuclear que tuviera un fusible impredecible.

Para tapar los agujeros y cavernas que se han abierto bajo la superficie de la presa hay que realizar un programa constante de relleno en Mosul. «Es un trabajo imposible de hacer, no se pueden llenar todos los espacios que se abren», afirma Alwash. «En estos momentos, debido a las lluvias y a la gran cantidad de agua que fluye por el Tigris, están llenas tres cuartas partes de la presa de Mosul. No debería estar tan llena, la situación es grave». Por lo visto, algunos problemas parecen irresolubles incluso para el siempre optimista Alwash.

* Véase «Antes de la inundación: la nueva presa de Turquía arrasa el pasado a pesar de su incierto futuro», http://rebelion.org/noticia.php?id=250744 (N. de la t.)

Kieran Cooke fue corresponsal extranjero de BBC y Financial Times, y actualmente sigue colaborando con BBC y varios periódicos y radios internacionales.

Fuente: https://www.middleeasteye.net/discover/do-not-pub-can-iraqs-marshes-survive-drought-recreate-breadbasket-middle-east

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.