Ayer en Madrid, se produjo una manifestación contra la mal llamada «piratería» musical. Artistas como Loquillo, Manolo García, Rosario Flores, Alejandro Sanz y demás, entregaron un Manifiesto ante el Ministerio de Industria en el que expusieron sus ideas.Pues bien, las mías son éstas:Ante todo, me considero un melómano empedernido. Me siento muy orgulloso de poseer […]
Ayer en Madrid, se produjo una manifestación contra la mal llamada «piratería» musical. Artistas como Loquillo, Manolo García, Rosario Flores, Alejandro Sanz y demás, entregaron un Manifiesto ante el Ministerio de Industria en el que expusieron sus ideas.
Pues bien, las mías son éstas:
Ante todo, me considero un melómano empedernido. Me siento muy orgulloso de poseer una fonoteca de cerca de 1000 títulos. La música es uno de los motores de mi vida, y soy de los que piensa que, sin ella, la vida carece de sentido. Esto es lo que creo y así lo siento.
Ahora bien, como amante de esta manifestación artísitica, mi deber es de difundirla y compartirla con mis amigos y seres queridos, ya sea a través de audiciones, préstamos o regalos, sea en el formato que sea.
Siempre utilizo el mismo procedimiento, al menos, en estos últimos años:
A la hora de saber de un nuevo disco, primero, la pruebo, esto es, la descargo de forma gratuita gracias a tantas personas que, sin ánimo de lucro, deciden compartirla a través de la red. Segundo: si me apasiona en gran medida lo que acabo de escuchar, corro a la tienda a comprarlo. Si no, ahí queda registrada. Puede que acabe en un disco duro, en un CD o en la papelera de reciclaje.
A lo largo de mi vida he prestado y regalado mucha música. Así que, ¿cuál es la diferencia entre hacerlo de forma física o a través de un enlace de descarga directa, Torrent, Emule o demás soportes?. Ninguna.
¿Cuánta música hemos grabado de la radio durante tantos años, esperando a darle a la tecla «REC» de nuestro grabador de cinta o CD? ¿cuántas veces hemos ido «a escote» para comprarnos un disco, que iba de mano en mano y que, con aquella doble pletina, hacíamos nuestra grabación casera para disponer de ella cuanto quisiéramos?.
Esto, en cuanto a mí.
En cuanto a los artistas:
Me gustaría saber, realmente, cuánto cobran por derechos de autor, por la SGAE, por los bolos que hacen en verano y por las giras que se extienden hasta por Sudamérica?.
También me gustaría saber cuánto cobra un currito de la industria de la música, esto es, becarios, administrativos, operarios de limpieza y mantenimiento (subcontratados, claro).
El hecho de que éstos trabajadores se manifiesten en contra de aquellos que se lucran con la obra de otros, es decir, cobrando por grabaciones piratas, me parece muy loable y digno de admirar. Lo que no me parece tan justo, es que sean utilizados como «escudos humanos» por estos artistas que viven en mansiones, viajan en jets privados y viven una vida de excesos, para que luego tengamos que oir de uno de ellos, residente en el barrio de la Moraleja, como lo es Rosario Flores, el grito de «nos estamos muriendo de hambre».
Esto me parece de una patetismo y una sinvergonzonería difícil de superar.
Desde aquí, quiero abrir mentes y despertar conciencias, porque a muchos de nosotros nos cuesta Dios y horrores ganarnos el pan, levantarnos a las 5, 6 o 7 de la mañana, estar entre 10 y 12 horas dejándonos los cuernos en el trabajo y, si nos queda tiempo, poder dedicarnos a nuestras grandes pasiones, como lo es la música, en mi caso, para que luego venga cualquiera, levantando el dedo acusador y llamándonos «piratas», porque este mes no van a poder vestir de Armani.
Ese cuento es muy viejo, y muchos de nosotros, ya no nos lo creemos.
Y lo más lamentable de todo, por si no fuera suficiente lo anteriormente expuesto, es que muchos de estos artistas, en su día, nos dijeron en sus letras que había que plantar cara al opresor, había que cambiar las cosas, había que luchar contra el sistema que nos aplaca y humilla, ahora recurren a Papá Estado para que les saque las castañas de fuego.
Por eso, y por mucho más, me muestro y mostraré a favor de la descarga gratuita sin ánimo de lucro.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.