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Reseña de la novela "Trenes rigurosamente vigilados"

Que la tragedia no produzca más sufrimiento.

Fuentes: Rebelión

Novela breve que se lee sin parar es esta titulada «Trenes rigurosamente vigilados», cuyo autor, Bohumil Hrabal, puso a un factor de estación ferroviaria y a su ayudante a vigilar el paso de un tren mercancías que transportaba tropas del ejército nazi y armamento, hasta el frente, como forma de impedir el avance de los […]

Novela breve que se lee sin parar es esta titulada «Trenes rigurosamente vigilados», cuyo autor, Bohumil Hrabal, puso a un factor de estación ferroviaria y a su ayudante a vigilar el paso de un tren mercancías que transportaba tropas del ejército nazi y armamento, hasta el frente, como forma de impedir el avance de los aliados. Nuestros dos amigos lo van a boicotear mientras los aliados destruyen la ciudad de Dresden, de la que escapan sus ciudadanos con lo puesto. La vida vale poco, pero hay que sonreír, eso también es una ayuda para derrotar al monstruo, nazi en primer lugar, y al monstruo que son aquellos, que se pongan el nombre que se pongan, hacen lo que los nazis. La ironía es un arma imbatible, es una manifestación de inteligencia, y en esta novela Bohumil Hrabal, autor trágico-burlesco, gana, vence, triunfa plenamente ante el lector.
A Bohumil Hrabal, estudiante de derecho, no le gustaba mucho la abogacía, lo que le gustaban eran los trenes, y así cuando los nazis le obligaron, al empezar la 2ª guerra mundial, a trabajar en una estación ferroviaria, se hizo ferroviario. Después tendría varios oficios y de todos parece que sacó buenas experiencias y escribió sobre ellas. De su paso por los ferrocarriles escribió, corrigió, guardó, y volvió sobre el escrito que daría lugar a la novela «Trenes rigurosamente vigilados» al cabo de 20 años. Pero Hrabal debía tener un humor capaz de atravesar la tragedia: mofarse de la guerra, de los nazis y sus obediencias y de quienes sirven a los intereses de estos con el rótulo del deber o de la obediencia debida. Situaciones grotescas, comportamientos absurdos, explicaciones irónicas forman parte del recorrido argumental expuesto por el protagonista, un ayudante del factor que ve pasar trenes cargados de soldados y armamento hacia el frente, trenes que también vuelven llenos de heridos y muertos; además, allí quedan, en las vías que no van a ninguna parte los que han resultado alcanzados por las bombas y los disparos. Hrabal parece decirnos que en la vida hay otras cosas, por ejemplo las que le han ocurrido a él mismo, o también ha visto que han hecho otros, o las historias que escucha, todas las pone en las vidas de quienes trabajan en la estación, jefe de estación, revisoras, el factor y su ayudante. El ayudante, nuestro protagonista, es un muchacho un tanto anodino, simple, crédulo, de pocas luces que cuenta llanamente, y entre sus preocupaciones están las que le han llevado a intentar suicidarse porque no entendía el mundo, no tenía esa doblez que deja a los demás actuar; entre sus preocupaciones también se encuentra esa otra que tampoco sabe explicar: ¿qué le ocurrió cuando se acostó con su novia (y no pudieron hacer nada porque, como dice él mismo «el médico me ha diagnosticado eyaculatio precos») pues se quedó «mustio como un lirio»?. A consecuencia de esto duda entre si es o no es un hombre. ¿Encontrará la respuesta que refuerce su autoestima?. A eso hay que sumar lo que observa en los demás; su mirada es desprejuiciada a consecuencia de su personalidad, y añade elementos poco a poco y completa un mapa del absurdo cotidiano, y del peligro que supone para el mundo la insensatez desbordada de quienes tienen el mando. Oponiéndose a eso encontrará la muerte y la mirará igual que ha mirado la vida, distanciado y haciendo lo posible porque dure poco la tragedia y el sufrimiento, porque la tragedia no produzca más tragedia, más sufrimiento. Envolviendo la guerra se colocan los pasajes humorísticos para mostrarnos la vida de una estación de tren como una estación de la vida; jefecillos y empleados ponen de su parte obediencia o lucha callada. Novela de exposición lineal en la que se ha pensado como una de las mejores novelas centroeuropeas. Milan Kundera dijo de ella: «increíble matrimonio entre el humor plebeyo y una imaginación barroca.» Desde luego que sí, pero además una burla de la vida absurda y de la violencia absurda, una novela corta que deja un rastro muy largo.
Título: Trenes rigurosamente vigilados.
Autor: Bohumil Hrabal.
El Aleph Editores.