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Silvio Rodríguez en Murcia - España

Que la vida cuesta un tesoro

Fuentes: TROVACUB

Continuando con su Gira Mediterránea por el Estado Español, el trovador cubano Silvio Rodríguez se presentó con sobresaliente éxito la pasada noche del 31 de Octubre en el Auditorio Víctor Villegas-Sala Narciso Yepes de Murcia, que registró un lleno absoluto y donde las últimas localidades de las 1800 de su capacidad se vendieron minutos antes […]

Continuando con su Gira Mediterránea por el Estado Español, el trovador cubano Silvio Rodríguez se presentó con sobresaliente éxito la pasada noche del 31 de Octubre en el Auditorio Víctor Villegas-Sala Narciso Yepes de Murcia, que registró un lleno absoluto y donde las últimas localidades de las 1800 de su capacidad se vendieron minutos antes de comenzar el concierto.

A Silvio le acompaña en esta gira un quinteto de músicos de probado y sublime virtuosismo, el Trio Trovarroco, formado por Rachid López en la guitarra, Maikel Elizarde en el tres y César Bacaró en el bajo; más la presencia de Oliver Valdés en la bateria y percusión y la extraordinaria Niurka González en la flauta y clarinete.

Estos conciertos organizados por la empresa H.K. Habana Cultura S.L., empresa que pretende desarrollar actividades encaminadas a fomentar la amistad entre los pueblos de Cuba y Europa, vienen enmarcados en lo que Silvio denominó una gira de Grandes Éxitos algo a lo que siempre se negó porque consideraba que el hacerlo suponía la muerte de un artista; cuando joven, comentó en Valencia, veía a los viejos trovadores cantar una y otra vez las mismas canciones de la misma forma y se juró que nunca haría eso, pero hace un tiempo en conversación con unos amigos les prometió que al cumplir 60 años y sólo mientras tuviera esa edad, o sea hasta cumplir 61, es decir, hasta el 29 de Noviembre de 2007, lo haría por su público.

Por otra parte, esta gira viene marcada por el anuncio del trovador de que será su penúltima o antepenúltima gira, por el homenaje a Noel Nicola cofundador del Movimiento de la Nueva Trova, por la conmemoración del 40 aniversario del asesinato del Ché en Bolivia y por la denuncia de la situación de los 5 cubanos presos en las cárceles estadounidenses por defender a su país de los ataques terroristas propiciados desde territorio norteamericano.

Tener la experiencia de vivir un concierto de Silvio con estas premisas, no sólo supone escuchar y disfrutar de un conjunto de canciones que representan lo mejor de la cancionística de autor en castellano, sino además viajar por los sueños, esperanzas y utopías de varias generaciones de jóvenes y no tan jóvenes a través de una de las mejores poéticas musicadas al amparo de la triunfante Revolución Cubana. . Así, un público respetuoso y entregado recibió al trovador con calurosos aplausos, cuando acompañado por su compañera Niurka, apareció en un sobrio escenario después de que Trovarroco abriera el concierto pasadas las nueve y media de la noche.

A los sones de lo que en Cuba llaman un plante y con arreglos basados en la música de los cimarrones (negros esclavos, rebeldes, huidos a la manigua), Silvio entonó «El Necio», un canto de reafirmación en la Revolución y en las ideas que la inspiran, un canto de fe, amor y fidelidad al camino andado y a lo que queda por andar.»Allá Dios que será divino:/yo me muero como viví». Presenta un desprecio absoluto a los cantos de sirena del éxito comercial, a las proclamas seductoras de la traición y a la política de bloqueo, dominación y acoso del imperialismo norteamericano.»la necedad de asumir al enemigo,/ la necedad de vivir sin tener precio». Recordó que volvía a Murcia «después de unos añitos» y algunos recordamos aquellas fantásticas presentaciones junto a Pablo Milanés y su Grupo allá en 1981 y 1982 en el Pabellón Cubierto Municipal de Deportes, estrenando Unicornio, Supón y otras hermosas canciones.

El viaje continuó como una «Expedición» de ángeles caídos, locos, albañiles, nigromantes.a los que en un momento dado se les pierde un niño, un don, como si «cada segundo fuera el cobro / de lo que resultamos ser» y fuera necesario rescatarlo como un deber inexcusable para sobrevivir. Una canción del año 2000 cuando en Cuba se hacían actos diarios reclamando la devolución del pequeño Elían González a su familia.

Siguió «Quién Fuera»: «Estoy buscando melodía / para tener cómo llamarte» , para llevarte a esta caminata donde nos va la vida y el amor, donde es más que necesario cuidar del corazón y de las estrellas ya «que hay idiomas.por descubrir.en el tedio del tiempo. Y hay que buscarlos», («Judith»), para defendernos del silencio, del dolor y de la muerte, «Angel para un final». Así un día despertamos temprano con el ansia de limpiarnos la rabia de un mundo cada vez más feo y volvemos cansados y sucios de tiempo ansiando el alma nueva del amor («Días y Flores») para conjugar la cobardía de los amantes («Oleo de mujer con sombrero») y abrazar la raíz de lo necesario, de lo creíble e imprescindible, esas verdades mínimas en las que se inspira o debería inspirarse cualquier vida, cualquier sueño». («La Maza»).

Silvio comentó que Judith era «una canción que hizo hace muchos años,(1969), y que se hizo popular hace poco en Cuba» con la edición de su último disco «Érase que se era» en 2006. En Días y Flores explicó: «yo soy de un pueblo que está al sur de La Habana, un pueblo de campo. Esta canción está hecha con la música más característica de los campos de Cuba que es el llamado punto cubano, está hecha a partir de esa forma musical y tiene sus variantes también y le llaman también punto guajiro porque en Cuba a los que somos del campo nos llaman guajiros».

A pesar de que su voz ya no pasa por sus mejores momentos, que el paso de los años le dejó su huella, a pesar de que cantó una octava o dos por debajo de lo que solía, a pesar de que termine algunos versos con la tonalidad baja, a pesar de que se nos hizo mayor, ¡cuánto duende habita aún en su imaginación y en su garganta! A lo que faltó le puso actitud, le añadió matices, le puso swing, renovados desarrollos interpretativos con el fin de mostrar un trabajo digno, bello y bien ejecutado e indudablemente lo lograron con creces.

Desde el principio, algunos sectores del público, quisieron acompañar con el susurro de sus voces al trovador cubano pero la mayoría de los presentes prefirieron el silencio para disfrutar de los nuevos arreglos y no les quedó mejor opción que callarse y esperar a que fuera el propio Silvio el que invitara a cantar en determinados momentos e incluso, marcó el compás de las desacompasadas palmas del respetable para que siguiera correctamente la melodía y el ritmo en canciones como «La Maza».

Una cuestión que siempre me inquietó y siempre me he preguntado, es ¿por qué se aplaude o se grita cuando en los primeros compases reconocemos la canción que se va a interpretar?, ¿acaso es una sorpresa que interprete tal o cual tema archiconocido por todos? Me desconcierta este actuar tan gregario del público. Habíamos llegado al ecuador del programa previsto, aunque como es obvio, no terminaría ahí la noche. Silvio se tomó un respiro mientras Trovarroco nos volvía a deleitar con precisa maestría y «el Pelao» como cariñosamente le llamamos en la Tropa Cósmica, volvió a relatarnos la pérdida de su «Unicornio azul», esa pérdida que pueden ser cosas tan diversas como seres imaginables aunque siempre tendrá su origen en lo que se sueña, en lo que se ama, en lo que se siente o en lo que se desea. Y esa noche el recuerdo del unicornio perdido fue para el trovador desaparecido Noel Nicola: «. estuvimos presentando en Cuba y en Madrid, un disco llamado «37 canciones de Noel Nicola», uno de los compañeros fundadores del Movimiento de la Nueva Trova que hace dos años nos dejó físicamente pero nos dejó muchas, muchísimas canciones maravillosas como ésta .». Silvio afrontó la interpretación de «Es más, te perdono» de forma brillante y emocionante apoyado solamente por su guitarra.

Siguió con dos canciones complementarias sobre las búsquedas y las angustias en el proceso de creación de la identidad humana a través del paso del tiempo y del amor, a través del deber o del sueño que se desea cumplir e interpretó «El dulce abismo» y «Canto arena». Antes de interpretar la popularmente conocida como «Amada», Silvio leyó un fragmento del actor norteamericano Danny Glover sobre el injusto sufrimiento, encarcelamiento y condena de los cinco cubanos apresados en los Estados Unidos cuando trabajaban para prevenir ataques terroristas en Cuba: «el pasado 12 de Septiembre, en la Universidad de Howard (Estados Unidos) se presentó un documental llamado «El Proceso. La historia no contada de los cinco». Allí se leyó un mensaje enviado por el actor Danny Glover del que voy a leer un fragmento:

‘Howard ha sido una histórica tribuna contra la injusticia y es el arma legal de los afroamericanos. No puedo pensar en mejor lugar para presentar el filme sobre el caso de los cinco. Estos cinco cubanos actuaron en defensa propia de su nación y de sus familias, ellos tuvieron que actuar porque el gobierno de los Estados Unidos, en violación de las propias leyes y en contravención a su propio llamado a prevenir y detener acciones terroristas no actuó. El gobierno de los Estados Unidos falló en prevenir los ataques terroristas mortales que por muchas décadas han sido lanzados contra la nación soberana de Cuba desde territorio de los Estados Unidos. Estos cinco ciudadanos cubanos han sido injustamente encarcelados y sentenciados a inusuales condenas por ejercer su obligación moral de defenderse, un derecho reconocido por todas las naciones’.

Tras presentar a los músicos que le acompañaban rindió homenaje debido a Ché Guevara. Para recordar al guerrillero heroico Silvio rescató una vieja canción publicada años después en el disco colectivo «Canciones al Ché. Vol. 2» en 1992. Así la presentó: «Esta canción es un estreno, es una canción que compuse hace años pero que recientemente la he cantado por primera vez y está dedicada al Comandante Ernesto Guevara y como este año se conmemora el 40 aniversario de su caida en combate, se me ocurrió resucitar esta canción que se llama «América, te hablo de Ernesto».

Tras los homenajes a Noel, el Ché y los cinco, arribamos al último tramo del viaje y lo iniciamos con «Escaramujo», una canción dedicada a los derechos del niño, en este caso, el derecho a saber, porque «si saber no es un derecho / seguro será un izquierdo». En su interpretación Silvio hace un lindo rapeado emulando el decir y el preguntar de los niños. Siguió con un tema escrito en La Habana en 1976 al regresar de la guerra de Angola. «A veces la paz mata más que la guerra» comentaba el trovador, como si el soldado de «La Gaviota» se encontrara al final de la guerra con la inesperada muerte del amor y lo dejara «huérfano, desnudo, herido, sangrando».

Y para llevarnos al éxtasis final tres temas de lujo, oro macizo del que no puede comprarse si no es con amor: «Canción del elegido» para recordarnos ahora y siempre que «lo más terrible se aprende enseguida / y lo hermoso nos cuesta la vida». «Mariposas», una canción compuesta en 1971 y que Silvio muchos años atrás presentara de este modo: «Para la cultura náhualt que crecía en el valle de México cuando llegaron los conquistadores -después no creció casi nada-, las mariposas simbolizaban el alma de los guerreros que, habiendo caído en combate, regresaban a la tierra en esa forma colorida y hermosa para embellecer la vida de los hombres. En este caso, el símbolo está tomado en el sentido de la añoranza, del recuerdo». Aquí se vivió el momento más sublime de la noche con una interpretación majestuosa, bella, brillante que enebró el final con los acordes de una canción inédita titulada «Cayó una estrella» en la flauta de Niurka Gónzalez. Y para el previsto final «La era está pariendo un corazón», canción compuesta en 1967 y que en la voz de la enorme Omara Portuondo dió a conocer a Silvio en toda la isla de Cuba. Una canción más necesaria que nunca en esta nueva Edad Media de dominación militar y la globalización de la era digital porque «hay que quemar el cielo / si es preciso, por vivir. / Por cualquier hombre del mundo, / por cualquier casa».

Final del recorrido, pero nadie quería irse y se aplaudió, se aplaudió y se gritó hasta la extenuación, casi diez minutos de sonoros vivas y aplausos y Silvio salió hasta cinco veces para regalarnos esas gemas que se quedaron fuera del programa oficial y desgranó: «Te doy una canción» «como doy un libro, una palabra, una guerrilla : como doy el amor», la monumental «Pequeña serenata diurna», la multitudinariamente solicitada y coreada «Ojalá», el bello intimismo de «Letra de piel» y más aplausos continuos y constantes en lo que ya parecía el final definitivo. Ví a Silvio cansado, quizás preocupado por el estado de su voz y cuando ya habían abandonado muchas personas el patio de butacas apareció para cantarnos «El Colibrí», una canción anónima cubana que le cantaba su abuela para dormirle y que como explicó fue la canción que le motivó para hacer canciones. «Así hallen en la vida seres / que la vida cuesta un tesoro» tremendo final para una noche de ensueño.

Tras 23 canciones interpretadas de las que sólo cuatro las hizo a solas con su guitarra, Silvio abandonó definitivamente el escenario poco más de 2 horas después de haberse iniciado el concierto. A la salida me encontré la sorpresa de encontrarme un puesto de venta con camisetas y gorras con motivo de la gira que la empresa Habana Kultura había instalado en el Hall del auditorio. El helor de la noche pimentonera se hacía sitio recién comenzado este primero de Noviembre y así con la necesidad de seguir creciendo como humanos cada cual volvió a sus quehaceres. Frente a nosotros tuvimos a un extraordinario trovador, poeta y músico pero ante todo hemos compartido una noche hermosa con un hombre que nos ofrece su trabajo en la convicción de ser fiel a sí mismo, a su pueblo y a ese sueño ancho y hondo que no es otro que el deseo de un mundo más justo, igualitario, solidario y libre. Salud Silvio.

Noticia original http://portal.trovacub.com/modules.php?name=News&file=article&sid=1237