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La filtración de negociaciones con sectores de la resistencia es un claro indicio de la debilidad estadounidense

¿Quién legitima a quién en la derrota de EEUU en Iraq?

Fuentes: Rebelión/IraqSolidaridad

El pasado 22 de junio, en la cumbre de Bruselas sobre Iraq, copatrocinada con EEUU, la Unión Europea (UE) avalaba el proceso de institucionalización de la ocupación en Iraq puesto en marcha por EEUU en el otoño de 2003, legitimando así un ya evidente fracaso. En aquel entonces, el denominado «Acuerdo de noviembre», en realidad […]

El pasado 22 de junio, en la cumbre de Bruselas sobre Iraq, copatrocinada con EEUU, la Unión Europea (UE) avalaba el proceso de institucionalización de la ocupación en Iraq puesto en marcha por EEUU en el otoño de 2003, legitimando así un ya evidente fracaso.

En aquel entonces, el denominado «Acuerdo de noviembre», en realidad un calendario impuesto por Paul Bremer, máximo responsable de la Autoridad Provisional de la Coalición, al Consejo Gubernativo iraquí (la primera instancia iraquí designada en junio por los ocupantes), estableció un proceso formal pero fraudulento de restitución de la soberanía a nuevas instituciones iraquíes a lo largo de 2004 y 2005. Ya en tan temprana fase de la ocupación, la Administración Bush había ya verificado que, debido a la consolidación inesperada y rápida de la actividad insurgente, el primer modelo imaginado de dominación hegemónica del país por parte de Washington debía ser sustituido por otro que facilitara, en primer lugar, un repliegue de los ocupantes tras nuevas instituciones y fuerzas de seguridad iraquíes creadas a tal fin, y, en segundo lugar, gracias a lo anterior, un renovado compromiso de la denominada «comunidad internacional» en la estabilización de Iraq por medio de su asistencia financiera y militar, bien bilateralmente, bien por medio de instancias multilaterales, como Naciones Unidas o la OTAN.

El calendario de esta iraquización de la crisis de la ocupación preveía la redacción de una nueva Constitución provisional, la denominada Ley Administrativa Transitoria (LAT), aprobada bajo fuerte presión estadounidense en febrero de 2004; la cesión formal de la soberanía a una nueva instancia iraquí, el gobierno de Iyad Alawi, en junio de ese mismo años; la celebración de elecciones generales en enero de 2005; la redacción de una nueva Constitución en agosto de este año, que deberá ser aprobada en referéndum antes del 15 de octubre; y, finalmente, nuevas elecciones legislativas a finales de 2005, de las que habrá de surgir un gobierno antes del 31 de diciembre que negocie con las fuerzas extranjeras -ahora ya denominadas «Fuerza Multinacional»- su continuidad en el país.

Posteriormente, tras la aprobación de la LAT, el Consejo de Seguridad (CS) de Naciones Unidas (NNUU), por medio de la resolución 1546 de 8 de junio de 2004 [1] «Hace suyo [cursiva en el original] el calendario propuesto para la transición política de Iraq hacia un Gobierno democrático […]», reiterando en el texto aprobado entonces la secuencia de fases fijadas en el «Acuerdo de noviembre» y la LAT. En suma, la comunidad internacional asumía la precaria estrategia estadounidense en Iraq de «nadar y salvar la ropa».

Conferencia de Bruselas

La conferencia de Bruselas ha reafirmado este calendario y ratificado esencialmente la lógica estadounidense respecto a Iraq. El objetivo esencial de la Administración Bush (fue el propio presidente estadounidense el que propuso la celebración de la cumbre durante su visita de febrero a Europa) queda satisfecho en el primer párrafo del documento final de los reunidos [2], quienes «[…] resuelven apoyar el elegido democráticamente Gobierno Transitorio Iraquí (GTI) de acuerdo con la Resolución 1546 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y dan la bienvenida a la visión y estrategia expresadas por el GTI».

Así mismo, el comunicado avala la legitimidad de la presencia de las fuerzas de ocupación en Iraq como «Fuerza Multinacional», así como su continuidad hasta la formación de un nuevo gobierno en Iraq en diciembre de 2005, tal y como es recogido en los párrafos 4 y 12 de la mencionada resolución del CS. El comunicado condena «[…] todos los actos de terrorismo», que equipara con las acciones de la resistencia, al incluir en aquélla única categoría los ataques contra «[…] aquéllos que están ayudando a establecer la estabilidad en Iraq», referencia evidente a las fuerzas de ocupación.

«La Conferencia reconoce la esencial interdependencia de las dimensiones política, de seguridad y económica del proceso de transición […], subrayando la necesidad de una aproximación global al apoyo a Iraq», concluye el comunicado, abriendo la puerta a compromisos en materia económica (recuperación del compromiso de donaciones y condonación parcial de la deuda externa, estimada en 120.000 millones de dólares) y de seguridad no especificados (formación de cuerpos de seguridad o de la judicatura, como es el caso del Estados español [3]).

Sin embargo, la UE se equivoca radicalmente al avalar el proyecto de la Administración Bush en Iraq, precisamente cuando se confirman abiertamente por los gobiernos británico, estadounidense e iraquí de transición los insistentes rumores previos sobre la apertura de canales de comunicación entre ocupantes y determinados sectores de la resistencia iraquí [4] -hecho ya avanzado por interlocutores solventes en Iraq a la delegación de la CEOSI de visita en el país en abril. Un año después de su puesta en marcha, la estrategia de parapetarse tras las nuevas instituciones iraquíes se ha demostrado ciertamente falaz, y ello tanto en el terreno militar, como en el político, como a continuación repasaremos. La filtración de un diálogo con la resistencia por parte de EEUU y Reino Unido, sean cuales fueren sus dimensiones y objetivos, es un claro indicio de la debilidad de su permanencia en Iraq.

Una presencia militar, sin alivio

En primer lugar, la implicación militar estadounidense sobre el terreno no encuentra alivio, como se esperaba, en los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes, particularmente en la Guardia Nacional (el nuevo ejército iraquí), cuyos únicos batallones operativos y fiables en las zonas de combate (antes en Faluya, ahora en al-Qaim) no son más que destacamentos de las milicias de la Organización al-Badr del Congreso Supremo de la Revolución Islámica en Iraq y peshmergas de las formaciones kurdo-iraquíes tradicionalmente asociadas a EEUU [5]. EEUU mantiene en Iraq 139.000 efectivos, es decir, más tropas que las que invadieron el país dos años atrás, mientras que la contribución de una veintena más de países, incluido Reino Unido, apenas suman otros 20.000 soldados, mientras los principales contribuyentes de tropas (es el caso de Polonia, por ejemplo) siguen advirtiendo de la salida de sus contingentes en torno al cambio de año.

Es más, si la literalidad de la LAT y de la resolución 1546 del CS señala que «[…] el mandato de la fuerza multinacional […] expirará al concluir el proceso político» (resolución 1546, párrafo 12), tanto la Administración estadounidense -en a penas 24 horas, primero el secretario de Defensa Rumsfeld y después el propio presidente Bush acompañado por el primer ministro iraquí Yaafari en Washington [6]- como las nuevas autoridades iraquíes se niegan a considerar esa fecha como definitiva y niegan como poco realista o razonable establecer un calendario de reducción o repliegue del contingente de ocupación. Establecer este calendario cerrado para la retirada de las tropas de ocupación «[…] podría ser un juego en manos de los terroristas», afirmaba Yaafari a The Washington Post [7], mientras ya se insinúa que la LAT permitiría un retraso de la salida de las tropas -o su reducción- hasta mediados de 2006, «[…] si bien lo expertos temen que ello podría alentar la desilusión pública y la insurgencia» [8].

Como es bien sabido dentro y fuera de Iraq, la supervivencia de las nuevas instancias iraquíes depende de la continuidad de las tropas estadounidenses y de terceros países, y éstas no pueden prever ser sustituidas ni tan siquiera a medio plazo por fuerzas iraquíes. Así lo admitía igualmente el pasado 21 de junio desde Bagdad el teniente general estadounidense John R. Vines, comandante en jefe de las tropas de ocupación en Iraq [9]. La fecha del 1 de enero de 2006 es inimaginable a todas luces. Expertos y congresistas estadounidenses estiman que al menos en dos años, EEUU no podrá reducir significativamente sus tropas en Iraq [10].

Lo cierto es que junio se configura ya como el mes más sangriento de 2005 para EEUU, con una media diaria de entre 2 y 3 militares de esta nacionalidad muertos en combate. Si la prensa internacional, al son de las autoridades de ocupación y las instancias iraquíes a éstos asociados, enfatizan las víctimas civiles que causan los atentados indiscriminados de dudosa paternidad, lo cierto es que la resistencia legítima centra clara y eficazmente en las tropas de ocupación su actividad armada. Según The New York Times del día 23 de junio, este pico en las bajas en combate estadounidenses se debe al perfeccionamiento por parte de la resistencia de las denominadas «improvised explosives devices» («artefactos explosivos de fabricación manual»), que son situados en las carreteras y arcenes, y explosionados al paso de los convoyes. En mayo el Pentágono contabilizó alrededor de 700 ataques de esta modalidad, la más propia de la resistencia [11].

Fragilidad política interna

En segundo lugar, en el aspecto político la Administración Bush, ya sin preocuparse en disimular su irritación, procura que los nuevos gobernantes iraquíes surgidos de las elecciones de enero de este año cumplan por lo pronto con el plazo de tener una nueva Constitución redactada en agosto. Misión tan difícil al parecer como la de construir los nuevos cuerpos de seguridad: se le quiera dar la legitimidad que se desee a las elecciones de enero de 2005, lo cierto es que su resultado -por lo demás previsible- ha establecido una manifiesta polarización sectaria y territorial entre las formaciones confesionales chiíes asociadas a Irán (habrá que esperar el impacto en Iraq de los resultados electorales iraníes del pasado sábado y la victoria de Ahmadineyad) y la lista kurda, que a su vez se resiente de la histórica rivalidad entre Talabani, ahora presidente de Iraq, y Barzani, presidente de la región autónoma kurda.

Por otra parte, la legitimidad externa que EEUU y la UE puedan otorgar a las nuevas instancias iraquíes está más que cuestionada por la población. Del limitado respecto a los derechos humanos de las autoridades iraquíes, del anterior y del actual gobierno transitorio, dan buena cuenta los informes de las organizaciones de defensa de los derechos humanos del interior, una realidad a la que no podía dejar de hacer alusión el propio Kofi Annan en su último informe sobre Iraq ante el CS [12]. Por ejemplo, el número de desaparecidos es tal alto como incierto: entre 5.000 y 15.000.

Por lo demás, las condiciones de vida de los iraquíes, el espejo en el que debería reflejarse el proceso en curso de normalización institucional, se deterioran de día en día, como un reciente informe del PNUD y del propio gobierno iraquí no podía tampoco dejar de admitir [13], mientras las fuerzas estadounidenses y las iraquíes expanden su política de «tierra quemada», con la destrucción premeditada de las instalaciones públicas, particularmente las sanitarias [14].

«Estrategia de salida»

Por todo ello, resulta incomprensible que los países integrados en la Unión Europea, tan abiertamente divididos en su día sobre la invasión de Iraq, hayan dado por bueno en Bruselas un proceso que en el interior de EEUU carece de toda credibilidad y que está situando a la Administración Bush contra las cuerdas, tanto en las Cámaras -y por parte de representantes demócratas y republicanos- como en la calle, donde, según una encuesta de Gallup de la pasada semana, seis de cada diez ciudadanos estadounidenses apoyan la retirada parcial o total de sus fuerzas destinadas a Iraq, el porcentaje más alto desde el inicio de la ocupación [15].

Mientras en EEUU se habla abiertamente de una «estrategia de salida» de Iraq, en Bruselas los países europeos suscriben un documento final que asume punto por punto el espejismo en el que parecía moverse hasta el momento la Administración Bush, la Fantasilandia de la que hablaba hace ya bastantes meses el analista estadounidense y profesor de la universidad de Georgetown Anthony Cordesman [16]. La Unión Europea se une así, tardía e innecesariamente, al periclitado proyecto estadounidense en Iraq, cuando en Washington ya llevan meses contemplando abrir una negociación directa con la resistencia.

* Carlos Varea es coordinador de la Campaña Estatal contra la Ocupación y por la Soberanía de Iraq (CEOSI, (www.nodo50.org/iraq)

Notas:

  1. S/RES/1546 (2004), disponible en castellano en www.un.org.

  1. Véase en su versión en inglés en: http://europa.eu.int/comm/external_relations/iraq/conf/statement.pdf.

  1. El gobierno español ha elevado recientemente el rango de la representación del Estado español en Bagdad de Oficina de Negocios a Embajada, una vez reconocido como legítimo el gobierno surgido de las elecciones de enero.

  1. La primera declaración en tal sentido fue efectuada a Reuters por el ministro iraquí de Interior, quien reconocía contactos con sectores «nacionalistas» de la resistencia anti-estadounidense «[…] a fin de que vengan a la mesa [de negociación]» (recogido en al-Jazeera, 23 de junio de 2005). Posteriormente, la Administración Bush reconocía contactos propios con la insurgencia (The Washington Post, 27 de junio de 2005), y luego el gobierno británico.

  1. Un artículo de The Washington Post del pasado 10 de junio señalaba que, si bien el número de policías y militares iraquíes ya entrenados y armados alcanzaría los 169.000 efectivos, según datos del Pentágono, de los 107 batallones operaciones militares de la Guardia Nacional y especiales de la Policía solo tres serían capaces de operar independientemente de las fuerzas estadounidenses.

  1. The Washington Post, 24 y 25 de junio de 2005.

  1. The Washington Post, 24 de junio de 2005.

  1. Idem.

  1. Véase en IraqSolidaridad: http://www.nodo50.org/iraq/2004-2005/docs/hasan_23-06-05.html

  1. The Washington Post, 21 de junio de 2005.

  1. Véase en IraqSolidaridad: http://www.nodo50.org/iraq/2004-2005/docs/ceosi-iraq_resist_5-05-05.html.

  1. Informe del Secretario General presentado de conformidad con lo dispuesto en el párrafo 30 de la resolución 1546 (2004), 7 de junio de 2005, documento 2/2005/373, particularmente las páginas 15 y 16 (http://www.nodo50.org/iraq/2004-2005/docs/informe-annan.pdf).

  1. Véase en IraqSolidaridad: http://www.nodo50.org/iraq/2004-2005/informes/nnuu_26-05-05.html.

  1. Véase en IraqSolidaridad http://www.nodo50.org/iraq/2004-2005/agenda/ias_9-06-05.html y las restantes crónicas de Imán A. Hamás y Sabah Ali.

  1. The Washington Post, 16 de junio de 2005.

  1. Véase en IraqSolidaridad: http://www.nodo50.org/iraq/2004-2005/analisis/balance-dic_11-01-05.html.