La adopción de una mascota por una militar triunfa en los medios estadounidenses. La anécdota ha suscitado un vivo interés por los derechos de los animales iraquíes.
La militar estadounidense y la perra iraquí adoptada posan juntas. (Foto: AP) |
BEIRUT .- ¡Extra, extra! La mascota iraquí adoptada por una soldado estadounidense está viva! ¡Extra! ¡La perrita se dispone a viajar a casa! ¡Extra, extra! ¡Ratchet llega a EEUU tras dos días de viaje!
La cobertura de una de las noticias menos trascendentales para los 25 millones de civiles atrapados en el infierno iraquí copa los titulares de decenas de medios norteamericanos desde hace más de una semana.
Se trata de la historia de una perra hallada por dos soldados estadounidenses el pasado mayo en un vertedero iraquí. La sargento Gwen Beberg, natural de Minneapolis, se encariñó con el animal y lo adoptó durante lo que le restaba de misión, aunque dada la normativa que impide a los militares convivir con animales el perro fue incluido en la ‘operación Baghdad Pups’ (mascotas iraquíes), una campaña promovida por la Sociedad Internacional para la Prevención de la Crueldad contra los Animales para rescatar animales recogidos por soldados en Irak y tratar de reunirlos con sus padrinos.
Hace un mes, cuando la sargento Beberg se disponía a abandonar el país árabe, trató de enviar a la mascota a EEUU con la ayuda de la citada organización, pero según la agencia AP oficiales norteamericanos confiscaron al animal antes de que pudiera llegar al Aeropuerto Internacional de Bagdad, basándose en la norma que prohíbe a los soldados adoptar animales o llevárselos consigo.
La noticia suscitó una oleada de indignación en EEUU, tanto que más de 30.000 personas firmaron una petición ‘online’ para exigir al Ejército que permitiera a la afligida Beberg llevarse a su perra. En tres días, la información copaba titulares de decenas de medios tan prestigiosos como ‘USA Today’, MSNBC, CBS, ABC, CNN, ‘Daily Herald’, ‘Boston Globe’, ‘Houston Chronicle’ o ‘Miami Herald’, que pasaron a cubrir cada episodio de la ‘aventura’ de Ratchet con la minuciosidad de una visita de Estado o un debate electoral.
Un somero repaso por la sección ‘Irak’ de Yahoo! News, que recoge todas las noticias aparecidas sobre el conflicto en la prensa internacional, arroja decena de resultados sobre el caso. «Persiste la esperanza para la mascota iraquí». «Un perro iraquí centra la atención la política del Pentágono sobre las mascotas». «Un soldado lucha por un perro iraquí». «El perro iraquí sigue vivo».
Los titulares se sucedían a una velocidad vertiginosa. La presión mediática logró que las autoridades militares decidieran que el perro era libre de marchar, pero anunciaron que no se harían cargo del transporte. Este lunes, después de tres vuelos y dos días de viaje, el animal llegó finalmente a EEUU para consuelo de su nueva dueña, de la citada asociación y de una buena parte de la sociedad norteamericana, aliviada por la buena acción de su conciudadana en el Irak militarmente ocupado y dividido por la violencia sectaria promovida tras la invasión.
Ni un titular
Lo más triste es que millones de iraquíes no sólo envidian la suerte del perro, sino que sus suertes no merecen ni un solo titular en esos medios. En las agencias, periódicos o televisiones apenas se menciona que en las últimas 24 horas 15 personas han perdido la vida en varias explosiones y tiroteos sucedidos en Babel y Bagdad, entre ellos un niño de corta edad, ni tampoco que 44 iraquíes han resultado heridos, entre ellos una mujer embarazada.
Es difícil encontrar un reportaje sobre la vida cotidiana de una generación perdida de niños iraquíes o de las dificultades de decenas de miles de viudas para subsistir.
Tampoco se han hecho demasiado eco de que Irak, con más 4,7 millones de refugiados y desplazados internos, sigue siendo el país con más peticiones de asilo del mundo. Las cifras de civiles muertos son un enigma, aunque muchas organizaciones las elevan al millón de víctimas, y pese a la relativa mejora de las condiciones de seguridad la situación dista mucho de ser halagüeña, como demuestra el hecho de que según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados unas 1.500 familias cristianas, en total más de 9.000 personas, hayan huido de Mosul tras recibir amenazas de muerte.
Esta noticia, recogida por la mayoría de medios internacionales, no ha merecido el despliegue mediático concedido a la perrita Ratchet, lo que debería llevar a reflexionar sobre la responsabilidad de los medios en conflictos como Irak o Afganistán, donde las víctimas de los bombardeos u operaciones de EEUU o sus aliados suelen ser catalogadas de «presuntos terroristas» incluso cuando se trata de mujeres y niños mientras que anécdotas como la de esta mascota son elevadas al máximo interés.
También da que pensar sobre las prioridades de las sociedades que consumen la información, puesta en evidencia con ejemplos pasados y no menos escandalosos como el llamamiento de la organización israelí Ahava (Salvando animales en Israel y Oriente Próximo) en la que se llamaba a salvar a 138 animales domésticos residentes en el norte de Israel durante la guerra contra Hizbulá del verano de 2006. Los bombardeos israelíes costaron la vida a 1.200 civiles libaneses, entre ellos 400 menores de 13 años, mientras que la respuesta de Hizbulá mató a 120 israelíes, la mayoría soldados.
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2008/10/21/internacional/1224610114.html