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Reseña de «Geografía contra el neoliberalismo», de Richard Peet

Fuentes: Rebelión

«Geografía contra el neoliberalismo», de Richard Peet, traducción de Núria Benach. Icaria, Barcelona, 2012

Hay que agradecer a Núria Benach que ponga al alcance de los legos (es decir, a los que no somos geógrafos) el conocimiento de la persona y de la obra de Richard Peet. Digo en primer lugar la persona porque vale la pena conocer a estos científicos sociales comprometidos con un proyecto emancipador. Que no confunden el rigor con una falsa neutralidad ni con un discurso tecnicista. Que hacen de la claridad una virtud, no solo frente al academicismo opaco sino también frente a la retórica seductora. Que entienden que la ciencia es un instrumento de cambio y que, como tal, debe situarse en una perspectiva de mejora social. Que no confunden, en fin, la ciencia con el cientificismo, que viene a ser la dictadura de los supuestos expertos.

Pero es sobre todo su obra la que merece ser conocida, no sólo por los geógrafos, sino también por los ciudadanos que buscamos una formación política porque sabemos que es únicamente desde esta base que es posible una democracia. Peet nos lo pone fácil. Lo que no quiere decir que sus textos sean fáciles sino que nos facilita al máximo su lectura. A Peet, por ejemplo, le interesa mucho Foucault. Pero le interesa de la manera como él se presentaba, como una caja de herramientas. Ahora bien, no le perdona (y con razón) sus excesos retóricos, que dificultan la utilización de estas herramientas, porque cuesta entender para que sirven. Pero Richard Peet es, sobre todo, un marxista sin complejos. No un dogmático ni un escolástico, sino alguien que se situá en la tradición teórica y práctica iniciada por Marx. Podemos discutir si los -ismos son adecuados , pero en todo caso parece que a Peet no le condiciona negativamente. Sabe abrirse a otras corrientes, aunque no diluye nunca su criterio firme. Y me resulta interesante que, desde un marxismo anglosajón analítico, reivindique a Althusser, que fue desgraciadamente tan mal utilizado, tanto por sus discípulos acríticos como por sus críticos superficiales. Pero destaco sobre todo la influencia de Cornelius Castoriadis y de la noción de imaginario, de la que Peet saca mucho partido, como puede comprobarse en uno de los artículos del libro.

El libro es tan diverso como completo. Hay una excelente introducción de Núria Bencah, hay una buena entrevista a Peet, hay una antología de textos y finalmente unos buenos y breves artículos. Destacaré algunas de las aportaciones teóricas de estos trabajos. Por una parte tenemos la noción de modernismo crítico. Con este concepto el geógrafo quiere contraponerse tanto a las teorías desarrollistas del crecimiento como a las postmodernas que cuestionan la herencia ilustrada. Peet asume lo que considera el avance de la modernidad que formula la ilustración : la racionalidad, la ciencia y la tecnología como elementos emancipadores. Llega a afirmar que el marxismo es un positivismo radical. No quiero entrara aquí en una discusión terminológica pero me parece que el positivismo representa precisamente la derivación cientifista cientificista de la ilustración. Lo que se ha llamado el autoritarismo científico y que han denunciado otros científicos sociales como Immanuel Wallernstein. Es la ruptura del as dos culturas, la científica y la humanista, origen de muchas de las cosas que Peet critica. Quiero destacar aquí un artículo, que aparece en el libro, que es al mismo tiempo breve pero revelador: «El neoliberalismo del conocimiento».

Pero quizás el mejor texto que aparece en el libro es «Locura y civilización: capitalismo financiero global y discurso anti-pobreza». Es dificil decir en tan pocas palabras tanto y tan bien dicho. Nos da una precisa definición del capitalismo financiero global como resultado de cambios estructurales comprensibles. Este artículo, aparte de un diagnóstico muy certero de esta fase actual del sistema y d ela intervención del estado en él, entra también en el terreno de las propuestras. Aquií me parece interesante la reivindicación del salario mínimo global y de un banco de desarrollo global.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.