Traducido para Rebelión por L.B.
El ejército estadounidense ha utilizado gas venenoso y otras armas no convencionales contra la población civil en Faluya, según informaciones de testigos.
«En Faluya han empleado gases venenosos», declaró a IPS Abu Hammad, comerciante de Faluya de 35 años. «Utilizaron de todo: tanques artillería, infantería, gas venenoso. Han bombardeado Faluya hasta dejarla arrasada».
Hammad procede del distrito Julan de Faluya, en donde tuvieron lugar algunos de los combates más encarnizados. Otros habitantes de esa zona confirman la utilización de armas ilegales.
«Usaban unas bombas extrañas que producen humo como una nube en forma de champiñón», informó a IPS Abu Sabah, otro refugiado del distrito Julan de Faluya. «Luego caían del aire pequeñas piezas que tenían largas estelas de humo».
El testigo declaró que trozos de esas bombas estallaban originando grandes hogueras que seguían quemando aunque se mojaran las heridas con agua. Tales efectos son los que producen las bombas de fósforo y el napalm. «La gente sufría terriblemente a causa de ellas», declaró.
Macabros relatos de asesinatos de civiles están saliendo a la luz tras superar el cordón que los estadounidenses siguen manteniendo en torno a Faluya.
«Médicos en Fauya me están informando de que los estadounidenses expulsaron a los pacientes del hospital», dijo Mehdi Abdulla, un conductor de ambulancia de 33 años de edad que trabaja en un hospital de Faluya. «Algunos doctores me dijeron que en el momento en que se encontraban realizando una operación grave los soldados se llevaron a los doctores y dejaron que el paciente se muriera en el quirófano».
Kassem Mohammed Ahmed, que escapó de Faluya hace poco más de una semana, informó a IPS de que presenció numerosas atrocidades perpetradas por los soldados estadounidenses en la ciudad.
«Vi cómo aplastaban con tanques a los heridos tendidos en las calles», dijo. «Eso ocurrió muchas veces».
Abdul Razaq Ismail, que escapó de Faluya hace dos semanas, dijo que los soldados estadounidenses utilizaron tanques para arrastrar cadáveres hasta el campo de fútbol para ser enterrados. «Vi cadáveres en el suelo y nadie podía enterrarlos a causa de los francotiradores estadounidenses», dijo. «Los estadounidenses arrojaron algunos de los cadáveres al Éufrates cerca de Faluya».
Abu Hammad dijo que vio a gente tratando de cruzar a nado el Éufrates para escapar del asedio. «Los estadounidenses los mataban disparándoles con sus rifles desde la orilla», dijo. «Aunque algunos llevaban una bandera blanca o ropas blancas sobre sus cabezas para indicar que no eran combatientes, los mataron a todos».
Hammad dijo que vio a ancianas que agitaban banderas blancas caer muertas bajo los disparos de los soldados estadounidenses. «Mataban incluso a los heridos. Los estadounidenses indicaron a la gente que se reunieran en cierta mezquita si deseaban abandonar Faluya, pero incluso a la gente que se dirigió al lugar indicado portando bandera blanca los mataron».
Otro vecino de Faluya, Khalil, de 40 años, informó a IPS que vio asesinar a civiles que llevaban banderas blancas. «Mataron a mujeres y a ancianos en las calles», dijo. «Después mataron a todos los que trataban de recuperar los cadáveres… Faluya está sufriendo demasiado, ya está prácticamente arrasada».
Ahora los refugiados están viviendo otro tipo de miseria, dijo. «Es un desastre vivir en este campamento», dijo Khalil. «Vivimos como perros y los niños no tienen ropa suficiente».
El portavoz de la Media Luna Roja en Bagdad Abdel Hamid Salim declaró a IPS que ninguna de sus unidades de auxilio ha sido autorizada a entrar en Faluya y que el ejército estadounidense ha dicho que tardará como mínimo dos semanas en autorizar a los refugiados regresar a la ciudad.
«Todavía se están produciendo fuertes combates en Faluya», dijo Salim. «Y los estadounidenses no nos permiten entrar para que no podamos ayudar a la gente».
En numerosos campamentos alrededor de Faluya y en Bagdad los refugiados viven sin suficientes alimentos, ropa ni cobijo. Las organizaciones de ayuda calculan que existen al menos 15.000 familias de refugiados repartidas en los campamentos temporales alrededor de Faluya.
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